Conversamos con Jani Dueñas y Cristóbal Carvajal sobre su debut como Sombra. Un espacio de salvación, amistad y música. Aprender a no ceder a las presiones de otras generaciones, disfrutar del ruido y la saliva; entender los accidentes geográficos y las características de la naturaleza para crear texturas que saben de influencias noventeras y consolidaciones de trayectorias artísticas pasadas.
“Ser capaces de llevar al formato en vivo las complejidades de lo que hicimos en la producción de un disco, el trabajo de las distintas sonoridades de las voces, los arreglos, entre otras cosas”. El pasado 4 de mayo Sombra debutó en vivo. En la fecha realizada en Matucana 100, compartida junto a Super Perfundo y Maifersoni, el trío compuesto por Cristóbal Carvajal, Jani Dueñas y Nicolás Alvarado, hizo despliegue de su hipnótico universo sonoro tras estrenar el primer cortaduración titulado UNO.
Fue llevar al escenario aquellas canciones que nacieron en un contexto completamente distinto al actual –en lo personal y colectivo–, con otras inseguridades y confianzas, en inviernos y veranos más lejanos de los que vivimos estos meses. Canciones que no se hicieron pensando en ser tocadas en vivo. Como las estaciones van pasando, la vida también. A veces creemos que hacemos las cosas al revés pero ¿alguien tiene certezas sobre qué va primero, si el gris invernal o la crueldad estival? Todo gira y todo vuelve a empezar.
Quizás muchas historias de la música partieron bajo otra lógica. Juventudes sudorosas encerradas en salas de ensayo, tomando cerveza en tocatas escolares de backline austero, animándose a plasmar en producción discográfica esas ideas inspiradas en covers, que nacieron meses después en tardes lluviosas. Tal como no sabemos si el verano o el invierno fue primero, pareciera que no hay lógicas absolutas sobre cómo recorrer la creatividad hasta dar con canciones, shows en vivo, agrupaciones.
“Esta es una inquietud que tenemos hace rato. Cuando nos reencontramos en nuestra vida adulta, post colegio y universidad, se nos cruzó la idea de hacer música”, comienza la cantante a recordar sobre los cimientos de Sombra. Cristóbal, parte de Holden, ya había regresado de Francia cuando esta idea incipiente se cruzó con la pandemia. Si antes del confinamiento se juntaron a evaluar formatos y opciones –como recurrir a otres artistas para hacer una especie de proyecto itinerante, donde Jani fuera el hilo conductor mediante la interpretación–, es la crisis covid la que alineó factores para que Sombra adquiriera esencia y vida propia. Identidad.
“Le dije que tenía mucho más sentido que trabajáramos con algo que naciera de ella aunque no estuvieran tan desarrolladas las herramientas del lenguaje musical”. Un espaldarazo que aparece en voz de su amigo del colegio, el vamos que muchas veces necesitamos escuchar para desentrañar ciertos fantasmas que nos configuran.
“Fue muy lento el proceso de animarme. Siempre tuve ganas, cantaba desde el colegio, mi sueño era tener una banda. A lo largo de la vida mis colegas me han repetido que haga música propia. Siempre me consideré una persona que cantaba bien pero sin experiencia en la academia musical, nunca me sentí autorizada a arriesgarme. Necesitaba que alguien me diera permiso, que me validara. Cristóbal me empoderó, contribuyó diciendo que no sólo era una cantante de canciones infantiles. Destacó mi voz, mi gusto musical, mi sensibilidad y letras”, cuenta la también actriz y comediante.
Dice que el miedo de tener que entrar pidiendo disculpas por atreverse fue algo que la acompañó muchos años de su carrera artística. Cristóbal y sus colegas de 31 Minutos, además de otros amigues de la música, percibían antes que Jani lo que ella no era capaz de ver. “Estos dos años han sido muy importantes para que yo me sienta más segura y confiada. Fuera de hueveo tengo experiencia. Llevo diez años en una banda, tengo experiencia en el escenario, grabación en estudio. Haciendo Sombra me di cuenta que no estaba tan ajena, que hay muchos espacios relacionados a la música en los que me puedo sentir cómoda. Logré soltar el deber ser, el no estar autorizada”.
En un impulso de confianza, Dueñas le comparte a Carvajal unas maquetas en las que estaba trabajando. La única persona a la que se las mostraría por el peso del pudor. El primer encuentro entre Cristóbal y ‘Una Montaña’ y ‘El Baile de los Muertos’. El primer paso de lo que se transformaría en Sombra.
–La Jani agarró confianza, se manejó con herramientas y códigos. Mientras todos aprendían a hacer pan en pandemia, ella capricorniana, se metió a clases de voz, de piano, aprendió Ableton Live”.
–”Hice un diplomado de Arte Sonoro. Me capacité”.
Por el amor a la música y a la amistad
Sabían que querían hacer esto juntos pero no sabían cómo. ¿El nuevo proyecto de Jani Dueñas?, ¿Jani Dueñas y sus amigos? “Teníamos que aprovechar la conexión creativa que tenemos y resultó. Compartimos gusto musical, intercambiamos canciones y grupos desde que estábamos en el colegio; al final fue una decisión honesta. No armada ni artificial. Vino de Jani real, de su interior. Nos fuimos en la volá de la autenticidad, la credibilidad, encontrar nuestra identidad a esta edad sin tratar de armar o forzar algo”, cuenta Cristóbal.
“Ambos tenemos casi 50 años. Ponernos a hacer música a esta altura de la vida era aterrizar que no vamos a entrar a competir en rankings, ni pelearla con Camila Moreno o Javiera Mena. No es nuestra intención ni ambición. Es algo que estamos haciendo por el amor por nosotros, entre nosotros, por la música y la amistad”, en palabras de Jani.
¿Cómo se transforma el amor en canción? Carvajal tomó su posición de productor-psicólogo para conducir las creatividades de la artista. Nada fácil cuando la artista es tu amiga de vida. “Me cuesta mucho tener objetividad con Sombra. Creo que ahí se demuestra que esto es un proyecto colaborativo del que soy parte. No soy solo ‘el productor’, no lo puedo ver de afuera. Fue un esfuerzo no ponerme obsesivo con el sonido. Me tocó ser intuitivo, me obligué a trabajar decisiones más rápidas y espontáneas. En este proyecto tengo la subjetividad que no se suele tener desde la producción. Somos 50/50, somos los dos, estamos juntos en esto”.
El amor y las ganas de lograr una buena pieza. Si Jani recién se atrevía a componer para el formato canción e interpretar en un canto más que en una anécdota, hubo una certeza que no transaron: “queremos hacer música que suene bien. Pro. De buena factura. Que la gente la escuche e, independiente de si te gusta el estilo o no de la música, no se sienta que se hizo con la punta del pico. No quiero que se piense que esto nace por lo que pasó en Viña, ni porque estaba sin pega o de ociosa. Esto no es un capricho que me pude pagar, que mandé a hacer un disco y que esto es una anécdota, como quien se pone tetas”.
¿Cómo llegaron al nombre de Sombra?
El también creador de bandas sonoras dio con la palabra, que rápidamente también adquirió tintes de búsqueda identitaria. “Cristóbal apareció con Sombra y me hizo sentido porque el personaje que hago en 31 Minutos, Patana, tiene una faceta de detective privada que se llama La Sombra”, cuenta Dueñas sobre esta palabra “rica, redonda y con significado”, como agrega el músico.
Un nombre que tiene una carga cinematográfica que se siente en los cinco tracks que conforman UNO. La música que hacen invita a cerrar los ojos y evocar inmensidades de la naturaleza; bosques húmedos, roquerío desértico. Es el frío nocturno, también la pesadez veraniega de una tarde de enero. “Buscamos ese algo cinematográfico en las canciones. Son piezas que se toman su tiempo y por eso duran más de tres minutos. Cuando nos dimos cuenta de eso soltamos el formato pop, la urgencia de entrar al coro. Son canciones que se van transformando a medida que avanzan”, expone el artista.
“Trabajamos harto, desde la producción, la estructura. Al comienzo eran ideas más simples que fuimos desarrollando con repeticiones, cortes, interludios puentes”, aseguran sobre un proceso que parte con Jani bajando el bpm de pistas drum&bass, armando trances, letras, estrofas y coros hasta que Cristóbal logra ambientar los mundos internos de la comediante. “Nuestras influencias se juntaron rápido. Nuestra historia musical habló. Finalmente somos personas de los noventas, con referencias a Massive Attack, Portishead, Tricky, el mismo drum&bass. Es lo que nos gusta y lo que nos marcó, y aunque no es mucho lo que suena hoy, es el sonido al que llegamos naturalmente en esta búsqueda de identidad”, completa Jani.
Así se encontraron en un territorio sonoro geográfico y estético donde ambos han habitado la vida. Una conexión personal que chorrea a las creaciones, dando como fruto un epé lleno de partes individuales que logran agruparse, parecer de la misma familia aunque no se tengan los mismos progenitores. Algo no tan distinto a lo que pasa con las amistades de muchas décadas; personas complejas llenas de diferencias que se sientan alrededor de la misma mesa a compartir gustos.
¿Cómo hubiera sonado Sombra si UNO pasaba a sus 19 años?
–”Hubiera sido difícil y caótico”
–”Sería más una banda de rock, menos electrónica”
–”En esa época estábamos en el grunge. La Jani escuchaba Pixies, yo Faith No More.
–”Hubiese sido un power trío. Hubiese sido distinto el camino: habríamos partido en la sala de ensayo en lugar del estudio, me imagino que con instrumentos más análogos o eléctricos que con máquinas. El hecho de hacerlo en pandemia nos llevó a este natural-forzado”.
Hay cosas que sí se mantendrían. Siempre estaría el carácter oscuro, una forma de cantar particular –que también fue otro viaje para Jani, pues se enfrentó al desafío de no sonar como Patana–. “Otro descubrimiento identitario a través de lo vocal: cómo quieres sonar, cómo quieres transmitir. Cristóbal me toma de la mano y me guía en el cómo sonar. Encontrar mi voz, la propia, la que venía con mis ideas y no con el estar al servicio de un personaje creado por otra persona”.
También hay ruido, caos del que nos gusta, respeto por lo desordenado que puede ser el arte más en bruto. “Quisimos respetar respiraciones, salivadas, recursos que se fueron perfeccionando como otro instrumento más. Tuvimos una decisión de producción cruda. Las canciones están llenas de pistas de voces –que le otorgaron seguridad a Jani al momento de cantar–. También ocupamos mucho la saturación, todo está saturado. Las voces, los beats, mucha distorsión que hace que todo sea medio opaco, denso, con grano, no hay nada muy limpio”. Y es así porque no querían que fuera limpio, como el barrial de julio o la transpiración de fin de año.
No pasó a los 19. Pasa cerca de los 50. Tiene ventajas, como conocer el oficio un poco mejor. “De alguna forma pertenecemos al mundo artístico. No es un hobbie. Si fuéramos de otros sectores quizás parecería pasatiempo pero no, estamos haciendo arte en otra edad, arte que se integra con otras artes. Es lo que queremos hacer hasta que nos muramos y hay un cierto relajo de poder hacerlo al ritmo de uno, sin tanta ansiedad, conectándolo con los procesos personales más profundos. Encontrarle sentido más que trabajar un capricho. Ha sido terapéutico formar Sombra en esta parte de nuestras vidas”, afirma el integrante de Holden, quien agrega que hace bastante no se embarcaba en algo tan personal, mucho menos con las perspectivas que da la edad: “menos ilusión, más certezas”.
“Hay relajo porque todo importa menos, eso es bacán en la vida en general. Soltar la ansiedad. Por otro lado una se enfrenta a un mundo nuevo: redes sociales, reels, TikTok, la grilla de publicaciones, el canva para Spotify, el video para Youtube, la historia con cajita de preguntas. Las cosas se comunican de forma distinta que en la comedia, o en la música de años atrás, como lo enfrenta Cristóbal. Vimos cómo lo hacía el resto y nos relajamos. Nadie nos exige hacer esto de ninguna forma. Es raro competir con jóvenes de 30 cuando no tenemos 30. No vivimos en ese mundo ni nos importan tanto esas cosas”, confiesa una de las integrantes de la banda de 31 Minutos.
Otra búsqueda de la identidad para Dueñas, como adolescente que va configurando quién es pero por segunda, tercera, cuarta vez en su biografía. “El viaje hacia la autenticidad, y a esta edad, ha sido pedregoso, difícil. En mi caso ocurre con un proceso personal agitado que me lleva a decidir qué estoy dispuesta a hacer y qué no. No tenemos que venderle la pomada a nadie. Que le guste a nuestros amigos, ojalá. Pero ojo que no es anécdota, insisto, no es que no queramos hacer música que no le guste a la gente, pero no nos vamos a forzar a pertenecer a algo a lo que no pertenecemos naturalmente”.
UNO
El epé debut elige su nombre por la obviedad que se imagina. Es el primero. La primera producción discográfica de ambos en conjunto, el primer capítulo de Sombra, la primera vez en vivo. Los cinco pasajes que conforman la entrega, todas en su forma y color, logran mezclarse como nebulosas que envuelven los sentidos.
Sumado al ruido, la saturación, las capas y las referencias noventeras mencionadas, Sombra logra una autenticidad muy sudamericana y de pronto no parece tan descabellado comparar al corto con la propia geografía chilena. Sin ser predecible en una estructura de norte-centro-sur, UNO se siente como una radiografía de superficies terrestres y gases espaciales difíciles de descifrar.
‘Una Montaña’ es el track encargado de presentar oficialmente a Sombra. Son 4 minutos y 12 segundos que no sólo son una de las primeras maquetas de Jani, también es una especie de declaración de las texturas y ambientes que logra el proyecto. Es viscoso, repetitivo, terrorífico. Es un subir empinado para deleitarse con el valle. Retumba por dentro como cuando nos liberamos de lo que nos da inseguridad. Es abrir los brazos y gritar porque tenemos una cadena menos o, al menos, eso sentimos. Eso que tú le llamas libertad / No es tan cierto, lo siento / Es la verdad.
“Para mí ‘Una Montaña’ es EL tema del disco, es mi canción favorita desde la letra, la onda, lo que transmite. Es autoral, vulnerable, emotivo, estoy desnudando algo mío que es muy heavy. Fue un proceso lindo donde Nicolás aportó un montón”. Tal vez Nicolás Alvarado no fue al colegio con Cristóbal y Jani pero el cruce que significa su experiencia electrónica y ambient pareciera ser el broche que corona Sombra.
“En el primer tratamiento de voces que hizo Nico apareció algo medio Billie Eilish, se siente la saliva, la respiración. Nos dimos cuenta que sacando la letra, lo vocal, nos quedaba un efecto que es voz pero en abstracto. Incluso sin la letra siento que transmite esa emotividad envolvente”, aterriza la actriz haciendo nexo con el último track de UNO: ‘Una Montaña – instrumental’, versión que es, a su vez, una representación perfecta de lo que quieren y disfrutan hacer desde la sonoridad.
Si ‘Una Montaña’ es esta libertad luego de arriesgarse, le sigue ‘Cosas Pendientes’, que no sólo parece pertinente a la historia de la banda por su título, si no por la muestra del espectro más bailable, químico y nocturno que posee el proyecto. ‘Cruel Verano’ continúa con el viaje de UNO para dejar constancia de otro tipo de densidades, menos frondosas y mohosas, más bien secas y agónicas. Hasta que llegamos a ‘El Baile de los Muertos’, el single que anunciaba este proyecto y que parece un track ideal para partir una jornada a pesar del letargo de la propia existencia. Moverse no está tan mal / Importa en realidad.
Ser Sombra
Los dos amigos que dieron vida a este proyecto, sumado al tercer artista que se involucra en el barco, tienen robustas carreras en varios instrumentos y disciplinas de creación e interpretación. ¿Qué es lo que palpan en Sombra que no está en otros proyectos? “Para mí tiene que ver con la creación colectiva”, dice Jani.
“La comedia es más personal. Sombra me ha entregado mucha humildad porque no podría haber hecho nada sin toda la gente involucrada. La cantidad de pega que significa hacer una canción y lo lento que es, es una lección. En Sombra junto un montón de inquietudes que no había podido abarcar. Después de Viña y la pandemia sentí un vacío, esto es un espacio que une todo: mi atracción por el sonido, lo performático, lo escénico”.
Para Cristóbal no es tan distinto. “Sombra está asociado a crisis generales y personales. En mi caso ha sido un constante conducir a la Jani a salvarse, encauzar su talento y energía creativa pero reencontrándome con algo muy personal después de muchos años. Ha sido desafiante ser más subjetivo, entender que soy parte de esto desde adentro”; algo que también pasó en la fecha en vivo con el regreso de esa cosquilla de presentarse frente a un público.
“Sombra es crear un universo, poder tocar en vivo. Empezamos un poco al revés pero creo que toma sentido cuando tocamos. Después de Holden toqué muy poco e hizo mucho sentido poder volver a sentir esa energía. Hicimos las cosas al revés. Partimos en el estudio produciendo y ahora, dos años después, recién tocamos. Fue lindo pasar de algo tan íntimo como es trabajar los dos encerrados en el estudio, a tocar en una sala donde el sonido se vuelve más crudo pero más real”, concluye Carvajal.
Más crudo como el invierno que recién nos visita, pero que sus versiones pasadas ya dejaron huella en Sombra. Crudo como el verano más cruel que regresará para volver a inspirar esa fatiga fundamental que nos lleva a tomar nuevos riesgos sin importar la edad. Al revés o al derecho, en invierno o verano, no sabemos muy bien qué es uno y que es dos. Es la libertad moldeable de sentir la sombra como protección y también la personificación de todo lo que hemos querido ocultar en la oscuridad. No está impuesta la edad ni la temporada en la que nos animamos a soltar etiquetas, tomar la mano de quienes queremos y transformarnos en un que colectivo nos puede salvar.
Si quieres seguir la pista de Sombra en vivo, el sábado 1 de julio Jani Dueñas y Nicolás Alvarado estarán haciendo una intervención musical en el Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal. Además, el próximo 27 de julio tendrán un nuevo concierto que anunciará sus detalles proximamente mediante sus redes sociales.