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“Siento que cada uno es más bacán que antes”: Una cita con Dënver

“Siento que cada uno es más bacán que antes”: Una cita con Dënver

Hace algunos días Dënver anunció la reedición de Fuera de Campo a diez años de su salida. Para comenzar las celebraciones publicaron una deliciosa nueva versión de ‘Revista de Gimnasia’ y tuvimos la oportunidad de conversar con ellos sobre esta nueva aventura, pero también sobre producción musical, cómo ha cambiado “el oído” de la gente y la industria. Pero antes que todo, sobre crecer.


Nunca pensé que en 2023 iba a escribir en una misma frase Dënver y BBL ¿Qué tiene en común el histórico dúo indie de San Felipe y el Brazilian Butt Lift, técnica de cirugía estética que se ha puesto de moda en los últimos años? Me lo respondieron unos días después de la salida de una versión remasterizada de ‘Revista de gimnasia’, single de Fuera de Campo, disco que este año cumple una década. 

Nos sentamos, enciendo la grabadora y les digo: ¿qué onda este bajo? Se ríen. “Sí, como que ganó más poto”, dice Milton Mahan, eligiendo un término que se usa en los estudios, cuenta, para hablar de la contundencia de los bajos. “En este disco el bajo es muy importante, diría que el protagonista, su identidad”, dice Mariana Montenegro. “Siempre sentí que el bajo tenía que estar más power”. 

Cuando me hablan del poto aumentado de la canción les pregunto si saben qué es el BBL. No saben. Les cuento lo que aprendí en Tik Tok. 

“Hace diez años, cuando produjimos esto, empezamos con la música setentera y si bien ahí el bajo es muy importante, en ese tiempo no estaba tan resuelto el tema de los bajos, de hecho, los estudios no tenían sub-bajos, nada de eso. Entonces, en este disco creo que algo de eso le metimos, como una decisión estética que era bueno revisar porque quizás era un poco un ejercicio de estilo, sobre todo en esta canción que tiene una cosa media Abba y las canciones de Abba no son tan gorditas. Y fue una manera de darle una vuelta, un respiro y actualizarlo, porque quizás se perdía información importante, como esa línea de bajo que, efectivamente, fue pensada para poder cantarla ¿cachai?”, dice Milton.

Mariana, quien también tiene su proyecto solista, al igual que Milton, después de la separación de la banda en 2018 y además es DJ, dice que “en un DJ set uno igual decide qué quiere poner como canción a través del bajo, o al menos yo elijo canciones o versiones de esas canciones por el bajo. Ella también cree que en esta nueva versión de ‘Revista de gimnasia’, “hasta se notan más todos los otros arreglos”. 

Volvemos un poco más de diez años atrás. Mariana estaba saliendo de la universidad cuando preparaban Fuera de Campo. Como estudiante de música, fresquita, encontraba “alucinante” la oportunidad de crear “un disco orquestal. Era muy emocionante ir a la biblioteca, buscar libros de orquestación, ver que la trompeta se escribe traspuesta, el corno francés también, cosas así. Leyes sobre cómo componer arreglos. Para mí eso fue muy entretenido, poder desarrollar también la habilidad de escribir mejor las partituras. Y claro, después era muy emocionante también verlo en vivo, con los instrumentos reales sonando”, dice. “Además recuerdo las ganas de ser más pro, de no ser nada amateur. Entonces ahí trabajamos con un arreglista, Juan Pablo Abalo, de verdad que lo intentamos hacer mucho mejor. Entonces, si pienso en mí hace diez años recuerdo esa ilusión. Y ahora no tengo ninguna ilusión, ja, ja, ja, ja”. 

Mirando en retrospectiva, por su parte, Milton cree que “es un disco súper volado. Mucho más que lo que yo haría ahora, creo. Una vez leí una entrevista de García Márquez, que tampoco es que sea santo de mi devoción, pero me hacía sentido, en una respuesta decía que muchos de sus libros eran anécdotas o tallas que solo sus amigos entendían. Y este disco tiene mucho de eso. Yo no sé al final qué es lo que entiende o no la gente, pero creo que eso ha cambiado en mí, lo de no hacer hueás tanto para mirarse el ombligo ni para los amigos. Hay unas canciones que son relativamente más sociales o políticas que son más poéticas y que podrían ser más directas o muy de anécdotas locales de San Felipe… Ese tipo de cosas ahora las veo distintas, pero encuentro que para la foto de lo que era ese momento está bueno”. 

Mariana y Milton me cuentan que la primera idea fue reunirse para hacer algo con Fuera de Campo para su décimo aniversario. Ese algo se materializó en una remezcla que luego también vino a cristalizar esta nueva versión en formato Dolby Atmos, una tecnología de sonido que me hace pensar en la siguiente metáfora: si los completos en pan de completo están muy bien, imagínatelos en una marraqueta crujiente y calientita, bendecida por los ángeles de los panes. Eso es el Dolby Atmos. 

“Se iban a cumplir diez años y desde Intrépido, que había hecho la reedición en vinilo de Música, Gramática, Gimnasia cuando cumplió diez años, salió la idea de hacerlo con Fuera de Campo”, dice Milton. “Cuando sacamos ese en 2020, estábamos en pandemia y no hicimos algo diferente, solo lo reeditamos. Y después empezamos a ver, en los comentarios que la gente pedía algo más. Un arte distinto, el vinilo diferente, algo”, cuenta. 

Así que tomaron la decisión de realmente visitar el siguiente disco con los ojos y la experiencia del 2023. Se juntaron desde fines del año pasado y revisaron todo el material y dijeron “hasta aquí llegamos nosotros” y le entregaron todo al productor Chalo González. “Y ha sido bacán. Honestamente, hoy pienso que autoproducirse, automezclarse, masterizarse uno mismo, no es tan bueno. Ese pequeño paso final en donde Chalo te dice no, la voz te queda muy fuerte, sácale esta frecuencia, que finalmente son decisiones estéticas, es algo súper bacán y crece caleta el tema en el proceso”, dice Milton. 

Les pregunto si solo piensan en Dënver como un proyecto que vuelve para revisitar sus trabajos anteriores o piensan en sacar nueva música. “Yo siento que es como Supernova”, dice Mariana, riendo. “Como algo más del pasado, así lo veo yo en este momento, como un hecho particular a propósito de los diez años y capaz que para el Sangrecita…” dice riendo. 

“Yo creo que pasa algo que hemos ido descubriendo en el camino. Uno hace música y en realidad lo más entretenido para uno es hacer música nueva todo el tiempo y ahora que nosotros tenemos una cantidad de años en esto, nos hemos ido dando cuenta de que hay otra pega que yo no sabía que existía cuando era joven, que era la del catálogo, que es algo que la gente lo valora. Hay gente que te pide el disco y es algo que también implica un trabajo, entonces siento que más allá de que si nos vamos a reunir o no, vamos a hacer esto, porque parece ser que el catálogo igual nos va a acompañar más del tiempo que nosotros pensábamos. Es algo que va a vivir con nosotros, igual eso es bonito”, dice Milton. 

Foto: Javiera Tapia

Música, Gramática, Gimnasia fue reeditado en 2020, pero el contexto mundial opacó cualquier oportunidad para poder conversar sobre ese disco que no solo fue un punto de inflexión en la carrera del dúo, sino que también afectó a todo su contexto. Fue un trabajo que impulsó creativamente a otros en campos distintos, como el audiovisual, la escritura o, simplemente, a una audiencia fan y joven que llevaba tan solo unos años mirando el pop hecho en Chile. 

“Ese disco es algo que a mí me da mucha curiosidad, hicimos algo que nunca volvimos a hacer: allí fue todo menos pensado”, dice Milton. “Quizás esa espontaneidad le dio algo bacán. Ni siquiera teníamos un estudio, lo hacíamos en unas sesiones usando el estudio de Heyne cuando él lo desocupaba y con horas super limitadas. El Fuera de Campo, por otra parte, fue muy pensando y en el Sangrecita se intentó volver a lo otro, pero también tuvo mucho tiempo de estudio y producción. Esa espontaneidad que tiene el Música, Gramática… es súper loca. O sea, no tenemos una receta de cómo hacerlo, nos salió así. Creo que una de las cosas que fue importante para ese disco, creo que yo se lo he comentado a Mariana, es que el Heyne nos ayudó a hacer el tracklist. Esta canción sí, esta no. Y sumando y restando, viéndolo con el tiempo, la decisión de los temas que quedaron fuera y de los que quedaron dentro fue súper buena”. 

“Yo creo que en ese disco, además, algo bacán es que las canciones se pueden guitarrear y son más cortas. En cambio en Fuera de Campo no todos los temas sobreviven así. Creo que tiene que ver con eso igual, creo que las canciones se recuerdan más cuando sobreviven sin los arreglos”, dice Mariana. 

“Sí, es verdad. Creo que también hay algo en la elección de los nombres”, responde Milton. “Por ejemplo ‘Olas gigantes’ versus ‘El Árbol Magnético Ataca Por Sorpresa’. ‘Olas gigantes’ se trata de una hueá que queda muy explícita en el nombre y toda la jugada es más concreta. En cambio en el otro, tienes que meterte en una hueá que debes descifrar. En el Música, Gramática, Gimnasia se veía una inocencia que quedó mejor plasmada, no más, creo”.  

Pero ¿qué tanto influyó el contexto? Uno muy diferente al actual, aunque solo hablemos de trece años atrás. ¿Qué cambió? Muchas cosas. Por ejemplo, la forma en la que circula la música y también cómo se socializa. Actualmente, apenas existen los medios musicales versus una época en la que los blogs, en su diversidad, era la forma de enterarte de las novedades y de descargarlas. Entro en modo vieja-chota y escribo: Dënver aparece en años en los que no existía una estructura, nos habían abandonado los sellos y ¿qué pasa cuándo no hay nada que perder? Bueno, pasa de todo. 

Dos grandes diferencias entre una década atrás y el hoy son, por una parte, el hecho de que las redes sociales cambiaron el comportamiento de las audiencias que ahora se saltan los medios y encuentran las novedades en sus redes predilectas (metiendo a todos los medios en una crisis de la que aún no pueden salir y no sé si podrán alguna vez, la verdad) y, por otro lado, el hecho de que los sellos multinacionales salieron de la confusión respecto a su modelo de negocio de principios de la década del dos mil y encontraron una vía. O varias. Cambios en los contratos de artistas para tener mayores regalías de los conciertos y giras, compra de acciones en plataformas de streaming y también un uso de las redes sociales que ha cambiado, a su vez, la forma de promocionar la música. Un círculo vicioso para algunos, virtuoso para otros. 

Gracias por venir a mi Ted Talk. 

Volvemos al 2023 y Milton dice que si hoy intentaran hacer algo parecido a Música, Gramática, Gimnasia, “probablemente no funcionaría. Creo que incluso ha cambiado el oído de las personas de las generaciones más jóvenes y ahí hay una vuelta indescifrable”.

“Pienso algo”, dice Mariana. La miramos. “Pienso que si ese disco tuvo la suerte que tuvo cuando salió, es porque fue en un momento muy preciso. Y yo creo que ese momento coincide con el uso de las redes. Ahí cualquier persona podía mostrarse y no había tanta gente como ahora”. 

“En el estudio en el que trabajo hicieron unas campañas con artistas nuevos en Tik Tok. Saben que es una muy buena plataforma para que una canción se viralice y logre un impacto grande. Lo saben los sellos, los managers, lo sabe la misma gente de Tik Tok que busca canciones. Nosotros nunca pasamos por esa hueá en nuestra vida. No sé si se viralizaría… quizás un poco ‘Los adolescentes’…”, dice Milton. 

—Recién hablaste de cómo ha cambiado el oído. Explícamelo, ¡por favor! —le digo a Milton. 

“Qué difícil”, dice. “Ya, yo siento que no sé si sé leer tanto sobre todo al público quinceañero o al que es más urbano. Me cuesta. O sea, me encanta que me muestren música. Algunas cosas me gustan, las entiendo y puedo descifrar por qué son hits. Con el k-pop también me pasa. Pero en general creo que ahora tiene que entrarte mucho la imagen, creo que el oído es una cosa tendenciosa que también se deja influenciar por un concepto, como la imagen que hay detrás. Por ejemplo, Kanye West. Hace un poco más de diez años, cuando estaba recién partiendo hizo unos discos muy rupturistas pero nunca pude enganchar mucho con él, porque quizás tengo una oreja más tradicional, que es otra sensibilidad no más. Entiendo que marcó a mucha gente y marcó también una forma de producir, pero por ejemplo, a mí me falta el espíritu de Charly García, esa noción de coro. Y creo que ahí hay una brecha grande”. 

Milton nos cuenta que de camino a juntarse con nosotras para la entrevista, venía escuchando Let’s Start Here de Lil Yachty, editado en enero de este año. “Él mezcla el rap con el pop y tuvo una crítica bien dura porque le dijeron onda, no sé si te sale tan bueno esto, ja, ja, y yo lo encontré bacán. Me gusta cuando el hueón del rap quiere meterse en esto otro que no le sale y el hueón del pop quiere ir a otro lado también. Yo creo que por ahí hay una idea del oído que ha cambiado. Y no creo que ni el rock ni el indie estén muertos. Creo que todo se retroalimenta. He visto caleta a cabros del urbano que después igual quieren meter una guitarra”. 

—Es que capaz se aburren, po —dice Mariana. Paco Amoroso, Chico Blanco son algunos ejemplos de un tipo de urbano súper popero. El urbano ya no es tan fórmula. 

Mari, además, dice que no va a “ser hater de las cosas que hacen las generaciones nuevas, porque cuando nosotros salimos, yo sentía que los noventeros eran haters con nosotros”. 

Algo con lo que quien escribe está absolutamente de acuerdo. Memoria chilena. 

La cosa es que “volvió la industria y volvió en serio”, dice Milton. “A principios del dos mil hasta no sé qué año ¿2016? ¿2017? todo se hacía muy a pulso. Eran todos sellos chicos y no sé, nosotros estuvimos en Feria Music, que no es ni cagando parecido a lo que está pasando ahora, se nota mucho que el modelo cambió. Volvió a haber en Chile un interés monetario heavy. Ahora la cuestión igual se trata de plata, de reproducciones y los pendejos se van a vivir a Miami, a Puerto Rico y te dan todos los números para hacer eso. Y aún así, Chile sigue siendo una sucursal de Argentina o Colombia”.

Y me cuentan algo muy curioso, por decir lo menos. Algo que me im-pac-tó. Un día antes del estreno de esta nueva versión de ‘Revista de Gimnasia’ invitaron a varias personas al estudio a escucharla y también otra, que dicen que ya está casi lista, ‘Las fuerzas’. “Creo que es un tema que en el Dolby Atmos creció caleta y personas que estaban ahí me dijeron no conozco esta canción, qué onda, qué bacanes los arreglos. Ese día vi gente que jamás llegó a esa canción. Te cuento esto porque pienso en la distribución, a nosotros siempre nos costó caleta eso”, dice Milton. “Cuando sacamos esa canción nos costó mucho hacer una estrategia para promocionarla, quizás el video quedó muy raro, no sé, nosotros pensábamos que igual el tema tenía un potencial y no le fue ni la mitad de bien que a ‘Revista de Gimnasia’. Ese día me di cuenta de que quizás hicimos algo mal con esa canción, que quizás se perdió y quizás ahora puede tener una segunda vida”. 

—Ya. Y ahora en serio y directo ¿Van a tocar alguna vez? ¿Les dan ganas de tocar? ¿Es algo que han conversado? En realidad, ni siquiera quiero saber si es un plan, quiero saber ¿les dan ganas? —les bombardeo de preguntas. 

Me miran. Se miran. Se ríen. Me miran. 

—A veces me dan ganas —dice Mariana. 

—A veces sí, a veces no. Puta, es que queremos terminar esta hueá, porque es caleta de pega. También tenemos otro tipo de material que nunca hemos publicado, covers…—dice Milton. Lo de volver a encontrarnos en el estudio ha sido un espacio, al menos para mí, bien cómodo. Trabajar con la Mari, después de este tiempo de la pandemia y de separarse, de tomar un respiro.

—Siento que cada uno es más bacán que antes —dice Mariana. 

—Igual me pasa que, te voy a tirar unas flores Mari, pero no porque estés aquí, es verdad. Trabajo en varios proyectos y siento que con la Mari me comunico mucho más rápido a nivel musical. Con ella tenemos algo resuelto y además la Mari estudió música, es súper capa. Entonces, en procesos mucho más largos, más tediosos, en los que hay que hablar más, aquí realmente no hay ni que hablar. Creo que es natural que nos pase, hacemos música juntos desde los quince años —dice Milton. 

—Creo que se nota la experiencia. Nuestras respectivas experiencias. En la era de Dënver yo no cachaba tanto de producción musical ni nada de eso, entonces, yo me siento más preparada, siento que tengo más herramientas ahora —dice Mariana. 

—Y ¿cómo ha sido el proceso de soltar las canciones y entregárselas a Chalo González? —pregunto. 

“Creo que eso también es algo que he ganado con la experiencia que no tenía hace algunos años. Era más pendejo y más testarudo. Me costaba mucho abrirme a la visión de otras personas. El disco lo está trabajando Chalo, que es un hueón que tiene infinita pega, entonces, hay que esperar y esperar y he aprendido a ser mucho más paciente con eso, porque creo que el resultado final lo amerita y vale la pena. En otro momento quizás me comía la ansiedad y decía puta, prefiero hacerlo yo, porque lo hago más rápido, porque hay que tener muchas conversaciones, porque la otra persona de repente propone un punto de vista creativo que no me representa y ahora me dejo llevar y me gusta. Creo en algo más colaborativo que hace diez años, que era más encerrado en mis ideas”, dice Milton. 

Mariana también cree que entregar esa tarea o compartirla con alguien más es algo valioso. Que cuando uno conoce mucho algo dejas de verlo, pierdes la perspectiva. Y dice algo real y hermoso: “Es como cuando una se acostumbra a los olores. Dejas de sentirlos. Eso también pasa con la música”.