“Nortinas War” es el título de su primer LP y Protistas es como se hacen llamar ellos, un nombre que suena cada vez más fuerte entre el sinnúmero de bandas que pululan por nuestro pequeño universo musical nacional. Una banda formada por un cineasta, un artista, un filósofo y un periodista unidos por una pasión que los mueve y que, como dice su vocalista, les entrega muchas alegrías: la música. Álvaro nos cuenta cómo fue el proceso que los llevó a tocar juntos y formar esta agrupación que, con un EP y un larga duración a cuestas, promete mucho para el futuro.
Álvaro Solar (voz y guitarra) partió tocando junto a Francisco Marín (guitarra) en dos proyectos distintos antes de formar lo que ahora es Protistas. “El primero era como muy improvisación, muy ruidoso. No cantábamos, era instrumental. Y después tuvimos otra banda que también era muy wasted”, dice Álvaro riendo.
Luego de eso, Álvaro se cansa del esquema rockero clásico y es cuando decide comenzar a tocar solo. Es en ese momento que se le une Andrés Acevedo (batería), primero en guitarra y luego en batería.
“Nos conseguimos un timbal y Andrés empezó en la batería, fue de la nada. La gracia de él es eso, que no es un baterista docto y fue casi azaroso que llegara a ese instrumento. Su acercamiento a la batería es mucho más intuitivo y elemental. Como no toca con bombo, no se llenan todos los espacios y eso tiene mucho que ver con la esencia de Protistas. Nuestra instrumentación es…no poco convencional, pero de alguna forma podría ser mucho más acústico. Igual buscamos hacer un show energético, entretenido, no algo tan introspectivo. Lo que hacemos igual es celebrar”.
Es entonces el 2008 que parte oficialmente Protistas, con una alineación que originalmente contemplaba tres miembros. Pero la banda no estuvo lista hasta la llegada de Benjamín Varas (bajo), que completó la agrupación. “Tocamos harto tiempo sin bajo y sentíamos que estaba todo bien, pero cuando incluimos ese instrumento empezamos a sonar mucho mejor”.
Los Protistas escuchan más o menos lo mismo, lo que facilita las cosas a la hora de hacer música. Eso sí, aunque Álvaro reconoce que hay una gran influencia post-rockera en ellos, no siente correcto que los cataloguen como tal. “De repente nos dicen post-rockeros a nosotros, nos definen así y es como: ‘Noooo’”, ríe Álvaro. “No sé si lo seamos, pero inevitablemente hay cosas de ahí que nos gustan y otras que no tanto”.
“Personalmente, no me gusta eso de mirarse el ombligo del post-rock, como en un proceso medio catártico. Más pendejo ya lo hice mucho y es una lata. Me gusta mucho más la idea de transmitir algo más directo al público, algo más calculado”.
Nortinas War: Un disco soleado
El EP que sacaron en noviembre de 2009, titulado “Mi Pieza”, fue grabado con dos guitarras y batería, cuando Benjamín aún no se unía a las filas de los Protistas. Este trabajo fue la antesala perfecta al álbum que lanzaron hace sólo un par de meses y que posee una clave más melancólica que su primera publicación, “Nortinas War”.
“En vivo tenemos esos temas pero otros que son más prendidos. Igual eso me gusta, que de alguna forma no sea lo mismo escucharnos en vivo tener el disco”.
“Nortinas War” podría ser catalogado como un disco conceptual por distintas razones: su título, su arte, los nombres de los tracks que lo componen o los aires nortinos que se respiran en varias de las canciones. Sin embargo, el término conceptual puede llegar a sonar peyorativo o -para algunos- aburrido. Y lo que hace Protistas, definitivamente, no se puede calificar de esa manera. Lo correcto sería decir que este trabajo es un disco inspirado, algo que se dio de una manera no forzada y que tiene que ver con la relación de Álvaro con el norte de Chile.
“Todas las cosas se fueron ordenando solas. Mi hija vive en Iquique y, por lo menos en términos de letras, el disco se relaciona mucho con un viaje que tuve el año pasado a verla. Fue bonito porque antes yo no tenía mucha buena onda con el norte y, a partir de la visita, eso cambió”, cuenta.
“El disco gira mucho en torno a aprehensiones, cariños, pasiones, cosas relacionadas con seres queridos, hay mucho de eso. Hay varias letras que son cosas personales dedicadas, hay mucha interacción entre nosotros y con la gente que nos rodea. Yo siento que es un disco que tiene un factor humano. En un momento, por lo menos para mí, era súper importante entender para quién iban las canciones. Eso de repente hace que uno peque de hocicón y diga cosas que a veces no te pertenecen sólo a ti, pero es una forma buena para hacer algo”, explica.
Las canciones de “Nortinas War” no son convencionales. Eso tiene que ver con un proceso autodidacta que tiene la banda en general. “No hay algo cerebral, hay un concepto de collage, que la experiencia de escucharlo sea un trayecto inesperado”.
Esta idea de collage también la aplican a la hora de registrar sus canciones. No es que el proceso de grabación sea desordenado ni mucho menos, pero sí es abierto. “Nos gusta que a la hora de grabar, la música -dentro de lo posible- tenga la posibilidad de que pasen cosas sonoras entretenidas”.
“A mí me gustaría que Protistas formara una cosa donde algunas canciones están completas y otras no tanto. Que exista esa idea del trabajo no terminado y que haya ese tipo de canciones que a momentos puede sonar improvisada y otras no”.
Y estos músicos no paran. Ya tienen material nuevo que, incluso, alcanza para grabar otra producción. “Yo siento que las canciones que tenemos ahora son una especie de cruce entre el grunge y los años 60, quizás un poco más cercano al EP “Mi pieza”. Hay que partir de la base que nuestra música es melódica, hay colores y tonos que son expansivos. Igual es melancólico, pero con ese dejo soleado que es muy Protistas, aunque un poco más sicodélico. Tampoco es un cambio tan grande, no va a pasar que la gente diga: ‘¿Qué onda’”.
Si aún no tienes el gusto de ver a esta banda en vivo, no te pierdas la oportunidad este jueves 04 de noviembre en la SCD de Vespucio. Los Protistas se presentarán junto a Pasto a sólo $2000. La cita es a las 20:30, no te lo pierdas.