Si hay algo que Stuart Braithwaite puede hacer, es hablar. Mogwai es una banda con una historia digna de ser documentada, y tantas anécdotas que diez minutos de entrevista por teléfono no fueron suficientes para saciar toda la curiosidad que uno tiene por este grupo de escoceses.
La excusa de la entrevista fue que este 12 de mayo Mogwai tocará en el Festival Fauna Otoño. Esta vez, llegarán en una posición radicalmente distinta a la que tenían en su última visita a Chile, en 2014, cuando se presentaron en Fauna Primavera dentro de la gira de Rave Tapes. Ahora vienen con un miembro menos- John Cummings se fue de la banda en 2016- y tres discos nuevos bajo el brazo -dos soundtracks y un LP-.
Después de tres intentos de establecer la conexión telefónica, al fin se logra la comunicación. Al otro lado del teléfono está Stuart, con su voz buena onda, que esconde su acento escocés en el ruido de la conexión.
—Encantado de conocerte— responde cuando me presento.
—Esta sería la cuarta vez que vienen a Chile ¿Qué ha cambiado? ¿Qué podemos esperar?
Estamos muy emocionados por ir a un lugar donde hemos pasado tan bonitos momentos. Chile siempre se ha portado muy bien con nosotros. Respecto a la diferencia con la vez anterior, diría que la experiencia será mucho más potente, para nosotros y esperamos que para el público igual. Además, escribir un setlist reuniendo las canciones (nuevas y antiguas) dentro del mismo es muy divertido.
—¿Cómo fue grabar el nuevo disco Every Country’s Sun?
Comenzamos a escribir algunas cosas por 2016. Nos lo tomamos más con calma, a diferencia de Rave Tapes (2014) en el que estuvimos más claros. En este disco nos dimos el tiempo para probar nuevos segmentos, nuevas opciones para las canciones.
Lo que ha Stuart se le olvida mencionar, es que la grabación de este disco tiene un detalle especial: es la primera vez que graban con el productor Dave Fridmann en más de 15 años. Ya habían trabajado con él en Come On Die Young (1999) y Rock Action (2001). Además de agarrar sus maletas y grabar el disco en Nueva York, Estados Unidos, en vez de su natal Escocia, como lo venían haciendo.
—¿Grabarlo en Nueva York ayudó en ese proceso?
Por supuesto, después de mucho tiempo volvimos a grabar fuera de Escocia. El lugar era muy apartado, entonces no había mucho más que hacer que trabajar, nos ayudó a concentrarnos en ir más allá. Además, había mucho equipo de Mercury Rev y los Flaming Lips con los que pudimos jugar. Fue una experiencia maravillosa.
El proceso ha funcionado mejor de lo esperado. Después de Rave Tapes crearon la banda sonora para el documental de 2015 de la BBC: Atomic, Living in Dread and Promise sobre distintos tópicos de la era nuclear. Un año después lanzaron el álbum con versiones re arregladas del soundtrack, e hicieron una gira tocando las canciones del disco mientras el documental era exhibido.
Después se centraron en hacer la música de otro film: Before the Flood (2016), donde colaboraron con cuatro canciones para el soundtrack, las demás fueron compuestas por Trent Reznor, Atticus Ross y Gustavo Santaolalla.
Every Country’s Sun (2017) extrañamente llegó como un cierre para este ciclo. Con una combinación de sus canciones explosivas y guitarreadas, con las más sintéticas y precisas. Por otro lado, en temas -como ‘aka 47’- se puede distinguir claramente el sonido de Before the Flood, haciendo de este disco una amalgama de estilos que nunca deja de sonar como Mogwai.
—Entre Rave Tapes y Every Country’s Sun hay dos discos más que se suelen pasar por alto: Atomic (2016) y Before the Flood (2017), ambos bandas sonoras para diferentes proyectos documentales ¿Qué tanto de estos soundtracks se refleja en el nuevo álbum?
Es solamente un avance natural. Tratamos de expresar nuestras ideas lo mejor que podemos.
—Cuando estaban de gira presentando Atomic, tocando al mismo tiempo que pasaban el documental, terminaron tocando en Hiroshima. ¿Podrías contarnos un poco de ese momento?
Fue muy intenso, muy emocionante. El documental trata sobre los peligros de la energía nuclear, entonces era más significativo. Además, el lugar para exponer el documental era demasiado pequeño, así que terminamos tocando detrás de la pantalla sin vernos, lo que hacía todo más extraño.
*Fotos: Peter McNally