Foto por Felipe Mercado.
Lugar: Café Cocteau (Miraflores #622, Parque Forestal, Stgo. Centro)
Partamos hablando del single ‘Niños Rosados’. ¿Cuál es tu evaluación de las reproducciones y comentarios que ha recibido este tema?
(Me Llamo) Sebastián: Los comentarios han sido super buenos, pero por gente que ya me conoce. Las descargas de la página o reproducciones han sido, en promedio, más de lo que ha tenido cualquier canción que he subido. Se ha mantenido esa constante de 30 a 40 reproducciones diarias. En sólo dos días, el single tuvo más de 800 reproducciones.
Eso puede ser una indicación de que hay más gente escuchándote.
Eso es bacán. Esa tarde que estrenamos la canción hice un tweet con el link y lo retweetearon muchas personas. Sergio Lagos, entre ellas. Personas que encuentro bacanes, pero que no conozco en la vida real.
‘Niños Rosados’ es un tema vivencial, dentro de la línea que tienen tus discos anteriores. Sin embargo, ahora lo aborda desde los pasajes de la infancia ¿Ése es el concepto que lleva “El Hambre” (2013)?
Sí, hay mucho material que tiene que ver con traumas de guagua, míos, desde muy chico. Creo que los tres discos tienen que ver con eso, pero desde lugares distintos. “Salvador” (2010) habla desde la perspectiva de vivir solo. “Adiós Vesícula Mía” (2012) es de crítica social, también a partir de mis vivencias. Casi todas las canciones parten con historias mías o de amigos cercanos. “El Hambre” se agarra desde la niñez como tal, tiene que ver con conceptos que me dijeron mis padres sobre cómo tenía que ser la vida y cómo uno tiene que comportarse.
¿Por qué “El Hambre” llegó a ese punto vivencial?
Porque creo que ya estoy lo suficientemente contenido para entregar un material más personal. De todas las canciones que he escrito, éstas son las más íntimas que tengo. El proceso era enviarle muchas a Mowat, mi productor, y él elegía, pero no intervenía. Soy súper mañoso en eso: no dejo que se metan en mis composiciones.
Foto por Sofía Suazo.
Creo que siguen siendo las mismas. Regina Spektor, Björk, musicales de Broadway… Hay unos discos nuevos que Mowat me pasó, que quería que escuchara antes de embarcarme en este proyecto: Rufus (Wainwright), St. Vincent y Tori Amos. Me envío otros de artistas que conocía, pero no soy de fanatizarme con un álbum en especial. Eso estaba en mi oreja a la hora de arreglar, no de componer. A la hora de escribir partituras.
Dentro de todo este proceso, ¿cómo fue tu experiencia trabajando con Mowat?
En un principio, cuando comenzamos a conversar por Skype (porque él vive en Alemania), nos entendimos bien. Al escuchar su música me preguntaba cómo se iba a transportar a la mía, pero me generaba mucha confianza por su reputación y la claridad de opiniones sobre mis canciones. Fue muy certero. Después comenzamos a grabar acá y empezamos a pelear, porque tuvimos que hacer el registro en muy poco tiempo. Nos veíamos todos los días, tuvimos que tomar decisiones rápidas. Nos estresamos en el período de grabación. Pero los ánimos se calmaron cuando se fue a Alemania a mezclar.
¿Y qué piensas del resultado?
Es excelente. Todas las decisiones fueron justificadas, conversadas, siempre tratando de entender mi volada artística. Todo tuvo orden y eso se ve reflejado en el disco. Además, nunca me pasó a llevar. Creo que, al final, fue bien intenso pero con buenos resultados. Estoy conforme. Recomiendo a cualquier músico el trabajar con Mowat, es súper bueno y profesional.
Tu disco fue parte de los primeros proyectos de Contienda Nacional, el crowdfunding chileno creado por La Tienda Nacional. ¿Cómo evaluas ese paso?
El equipo humano detrás de La Tienda Nacional se ha portado excelente. Siempre estuvieron dispuestos en las cosas de producción o lo que necesitara. Por otro lado, está la Contienda como campaña. De los tres proyectos con que partió esto, fui el que menos junto plata. Eso te enseña sobre tu capacidad; concluyo que aún no estoy en el nivel de masividad y hay que trabajar. Pero fue una ayuda importante, es dinero que antes no estaba y una contribución hecha por gente anónima, que yo no conocía pero a la que le gustaron mis canciones. Fue una buena experiencia.
Contienda Nacional, como iniciativa, también va de la mano con cómo es hoy la persona que consume y compra música chilena. ¿Cuál es tu visión sobre eso?
Antes de entrar a la Contienda, no sabía bien cómo era el comprador de música. Pensaba que era sólo descarga. Ahora me doy cuenta de que es distinto: hay personas a las que les gusta tener el disco físico. “El Hambre” tiene mi letra, que escribí, fue escaneada y convertida en parte del arte. Es súper bueno que la gente entienda el valor del disco y lo compren.