Hoy ya nos encontramos con la inauguración de la décimo tercera versión de In-Edit Nescafé, Festival de Cine y Documental Musical. Para conversar sobre esta nueva edición, la programación, los invitados y el valor del documental en Chile, fuimos a buscar a Marisol García, periodista e investigadora quien además es la Directora de Prensa del certamen.
-Algo que puedo ver desde hace varias temporadas es que la gente dice que va a In-Edit, así, en general, no a ver una película determinada. ¿Qué cambios ves tú en el comportamiento de la audiencia desde la primera versión hasta ahora?
Yo siento que hay una creciente fidelidad a la curatoría y confianza en el festival. Eso se nota por ejemplo, en que desde el año pasado, ponemos a la venta con menos precio, abonos en verde a principios de noviembre y se agotan. Creo que se ha creado una cierta comunidad que entiende que este es un festival, que no es sólo una muestra de películas de moda o de músicos famosos, sino que hay una selección que prioriza las historias en torno a la música y siento que eso se está entendiendo. Y eso es lo mejor que puede pasar en realidad, que te acompañen en lo que uno trabaja como concepto.
También encuentro importante superar eso de “voy a ver la vida de mi artista favorito”, porque también en el género del documental musical eso está un poco a la baja. El biopic o documental biográfico se ha ido relegando a televisión. Hay todavía historias bien armadas, sobre todo las de la BBC, que debido a la cantidad de buen archivo que tienen, pueden armar un documental, pero en general el documental musical que tiene más difusión y que es más interesante, es el documental acotado, no cronológicamente biográfico. También, desde Searching for Sugarman, aunque no fue el primero, yo creo que se instaló una suerte de nueva rama que legitima la decisión de hacer documentales sobre músicos completamente desconocidos, donde en realidad no importa la fama ni el éxito, sino a veces incluso la falta de fama y el fracaso se convierten en temas interesantes
-Como Anvil.
Sí, como Anvil y este año tenemos un documental que se llama I am Thor, sobre un metalero canadiense y al mismo tiempo fisicoculturista. Y que bueno, se debate entre eso, siendo muy persistente en la música, aunque no es en lo que mejor le va. ¿Te acuerdas de Los Rockers? Ganó un año y precisamente esa era su gracia, mostrar cómo a un grupo todo le sale mal, y considerando que el documental lo hizo el baterista de la banda. Creo que hay una veta interesante. Sonita también, por supuesto. Se ha convertido en una figura de vocería sobre el conflicto de las mujeres en medio oriente, pero después de hacer este documental que la hizo conocida. Yo misma elijo cada vez más los documentales que me tincan a partir de historias que no conozco.
Este año, In-Edit Nescafé también se suma a las celebraciones de los cuarenta años del punk. Y dentro de las actividades se encuentran exhibiciones paralelas en Espacio Diana y las presentaciones de cintas de Don Letts (además de un encuentro con él) y Fermín Muguruza, icono del rock radical vasco y líder de Kortatu y Negú Gorriak.
-En relación a Fermín Muguruza, me llama la atención de su figura como músico y del movimiento que representa, lo mucho que pegó en Chile el Rock Radical Vasco, pensando en que es algo políticamente ajeno y que llegó en una época en que la distancia y la comunicación eran diferentes a las condiciones actuales.
Igual es como una medida relativa. Eran grupos de melómanos. En este caso, creo que el Rock Radical Vasco impactó especialmente a músicos, a gente que hacía música. Muguruza no sonaba en las radios en Chile.
-Pero igual esas bandas llenaban conciertos en aforos grandes, en otra época.
Claro, porque se empezó a acoger en ciertos grupos de chilenos que recibían esto y lo difundían. Yo recuerdo por ejemplo al Lalo Meneses, que lo admira mucho. Ahora ¿por qué pasaba eso? Yo creo que había quizás por primera vez el modelo de banda política desde la cultura hispana. No recuerdo otra… yo era chica igual, en los ochenta, y puede se que haya aparecido ese primer modelo de banda política fiera también, con mucha vocería en las entrevistas. Con una actitud coherente de Muguruza en cuanto vocero de una causa, pero desde la cultura hispana que, supongo, puede parecer más cercana a la chilena. Recuerdo a Jorge González hablando de Muguruza como alguien influyente para él.
Dentro de la programación de este año, se libra una batalla entre seguidores de dos bandas emblemáticas de una época. Se presentará Oasis: Supersonic y también Blur: New World Towers. Aún sin verlos, ya podríamos saber de qué tratan. Pero en la parrilla hay muchas otras cintas con historias menos conocidas que podrían resultar sorprendentes.
-Fuera de los documentales de Blur y Oasis, ¿qué cintas recomendarías ver este año?
Me parece interesante lo que se hizo con Fonko, un documental producido en Suecia donde aparece Neneh Cherry. La música africana que uno conoce generalmente es la que llega a Europa y que hace un cruce desde Mali a Francia y desde ahí se difunde y llega a, no sé, Santiago a Mil. Pero me parece súper importante recordar que hay una música africana que no llega a Europa, de la que no tenemos idea en qué ritmos funciona pero que está muy viva y este es ese registro in situ de ciudades africanas en este momento. Me parece un documental interesante.
También me parece interesante que Laurie Anderson haga un documental dirigido por ella. Hace treinta años había hecho el último y que no sea exactamente un documental sobre ella, no está en ese rollo autobiográfico, sino que es una cosa media ensayística en torno a la muerte. Es un documental muy curioso, porque a ella se le muere una perra y desde ahí comienza a reflexionar sobre la muerte. Es como un registro ensayo donde ella termina hablando finalmente de Lou Reed, ella dice que ha visto tres fantasmas en su vida y el primero que vio fue su amigo Gordon Matta-Clark, que bueno, sabemos que es hijo de Roberto Matta y puede haber un vínculo.
Omega en España no habría que explicarlo, pero es un disco revolucionario para la música española y me parece súper interesante poder revisar en qué circunstancias se armó, quién es Enrique Morente, que en realidad es como el cantaor que cruza a los que nos gusta el pop y el rock. Es el mejor ejemplo de alguien que hay que conocer. Omega como obra, donde está metido Leonard Cohen, Federico García Lorca y Lagartija Nick. Y lo escandaloso que fue este disco, por lo atrevido, me parece interesante conocerlo.
-Los flamencos se enojaron, ja, ja.
Ja, ja, sí, esa cosa fundamentalista que le pasó a todos los revolucionarios. Astor Piazzolla, no sé. Que si haces tango que no es tango y se armó un escándalo.
Y, por supuesto, Sonita, es un documental muy emocionante, porque no solo por su persistencia en algo que parece completamente absurdo. Que una chica en un refugio en Irán quiera ser rapera y crea que va a ser famosa como tal en el mundo, y escuche Rihanna y saque ideas de eso. Pero, más, en realidad, porque uno no conoce al detalle lo cotidiano que es el abuso a las mujeres. Uno piensa que claro, hay discriminación y machismo, pero vender a tu hija para que se case con un viejo es algo relativamente normal en Afganistán, sucede mucho y ese es el conflicto que enfrenta esta chica, que la quieren vender. Y en un lugar en donde no sólo está prohibido que ella se dedique a la música, sino que también le tienen armado el futuro.
“Chile tiene una tradición de realización de documentales bien potente”
Desde su primera edición, In-Edit Nescafé ha guardado un lugar especial para los documentales musicales realizados en Chile. A través de los años, hemos visto desfilar excelentes propuestas y registros como Al Unísono, Ayúdeme Usted Compadre, Una Canción Para Todos (ficción), El Parra Menos Parra y El Derecho De Vivir En Paz, entre muchos otros. Este 2016, ese espacio continúa.
-¿Qué es lo que más te atrae de la selección de documentales chilenos en esta versión?
Una de las cosas que me gusta de la selección de documentales chilenos este año es que no es santiaguina. Hay dos documentales del Norte Grande, así en plan La Tirana y otra fiesta que se parece a ella. Hay otro sobre Chiloé y cómo la música chilota impacta al Manuel Conejeros, que viene de los Pinochet Boys y Fiat600, es un cruce inesperado. El de Alain Johannes, también es un nombre que en el mundo de los melómanos causa bastante mitología, porque es este chileno que trabajó con Red Hot Chili Peppers, con Chris Cornell, que aparecen en cámara hablando de él. Ahí también hay un descubrimiento de alguien que estaba medio escondido.
El Viaje será el documental que va a abrir el festival. Hasta ahora sólo se había exhibido en Alemania y hay cosas que uno desconoce, como que el protagonista es un chileno que vivió siempre allá por el exilio de sus padres y tiene una banda. Según todo el mundo que vive en Alemania, la banda es muy muy famosa, yo no lo sabía. Me ha contado gente que vive en Berlín que de verdad son muy famosos. Y este chileno viene al país de sus padres para entender un poco con qué música fue educado.
A mí lo que más me importa, es que se entienda que el festival desde la edición uno tuvo cupos para documentales chilenos. Nunca ha dejado de tenerlos. Si ya cuesta hacer documentales en Chile, hacer documentales de música es algo muy acotado. De repente hay documentales que si no están en el festival no tendrían dónde mostrarse.
-Claro. Muchas veces uno va a In-Edit, ve un documental, lo recomienda y luego no se encuentra en ninguna parte.
Creo que a veces hay falencias de las productoras con documentales que se sabe que son muy buenos e incluso han ganado el In-Edit y después se pierden. Sería importante que las propias productoras tuvieran quizás una web de streaming o DVDs que se pudieran repartir en determinados lugares.
O por ejemplo, llevarlos a otras regiones. Quizás hasta las mismas municipalidades estarían interesados en mostrar. Creo que hay poca consciencia de que un buen documental tiene mucha más circulación de lo que uno imagina, porque la verdad es que nos preguntan… o sea, el documental de Los Blue Splendor, hasta el día de hoy preguntan dónde se puede ver. Habría que ver una manera de darle más curso. En parte, igual ese es un desafío también para In-Edit. Imagínate que pudiéramos tener una plataforma de streaming pagado, no sé, un ejemplo. Podría ser. Pero también es un desafío para las productoras, de que tomen consciencia de que hay documentales que podrían circular desde la Tienda Nacional ponte tú, en DVD.
Por otra parte, me carga la expresión “de nicho”, esto no es “de nicho”. Son documentales que la gente está interesada en ver, Chile tiene una tradición de realización de documentales bien potente, o sea, ha sido un país en el documental político muy potente. Cómo no vamos a poder hacer buenos documentales. Yo sí creo que está esa escuela y, también, creo que es importante que los propios realizadores dejen de lado una idea que nos llegaba mucho al principio. Eso de que tú haces un documental porque eres fan de la banda. Tú quieres registrar lo fantástica que es la banda, mostrando tocatas, mostrando opiniones de gente que dice lo fantástica que es la banda también y empieza esta lógica como de los talking heads. Y bueno, yo creo que hay que entender que un documental es una narración con protagonistas y antagonistas, que el oficio de la música en Chile es difícil, y por lo mismo, puede ostentar un compromiso y una perseverancia que pueden ser muy conmovedoras y eso le pasa tanto a los pequeños músicos como a Los Jaivas. Creo que ahí hay una cosa pendiente de ir afinando. Qué es lo que es un documental de música.