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Ladie’s Di: El cantautor decadente

Ladie’s Di: El cantautor decadente

Por Francisca Vicencio

“Digamos que me ha ido bien por hinchapelotas”, comenta Rodrigo Pérez, integrante único de Ladie’s Di. Un proyecto que, si bien sólo tiene dos años y un par de meses, logró hacer no menos de 103 espectáculos alrededor de Europa. Su paso por Chile deja en la memoria nueve tocatas en lugares como el Cine Arte Alameda, Estudio Elefante y el Club Mist, donde hizo su despedida junto a la banda Ácido. Una guitarra rockera melancólica, que en su melodía difumina gemidos grungeros. Mística, nostalgia y soledad son características que van con la onda de este argentino. Con ya un disco, Art Has Reached Its Peak, hay buenas expectativas para el futuro.

Alto, un tanto desgarbado e irreverente. Su vida siempre estuvo conectada con la música. Desde parte de su infancia en los Estados Unidos hasta irse a vivir a Mendoza: “Estuve como desde los 6 hasta los 10 escuchando Joan Jett, Blondie, Kiss, Scorpions, cosas así. Se me pasó eso, empecé a escuchar radio, cosas más comerciales, donde ponían Pink Floyd o Queen, lo que estuviera de moda. Tuvimos la suerte de que a finales de los ’70 había mejor música de ese tipo que hoy. Cuando me fui a Argentina llevé algunos vinilos que tenía. Allá no llegaba nada, en esa época no había globalización. La edición de un disco de Kiss era un sobre y chao. Yo tenía los americanos que se abrían y tenían pósters. Un tipo que conocí estaba fascinado con esto. Se los presté, me pidió sacarle fotocopias, que en ese tiempo eran en blanco y negro. Tampoco había ampliación, entonces él tenía que sacar el disco en cuatro partes y pegarlas. Cuando vi el encanto que tenía, me volvió el interés”.

“Un día, gritaba por la calle una canción de Guns N’ Roses, un tipo me para, me dice que si quiero cantar en una banda. Le dije que sí, me hacía ilusión poder tener un cassette grabado con una canción cantada por mí. Una vez que la tuve, el interés fue tener una canción escrita por mí. Una vez que haces eso, quieres tocarla en vivo, y así paso a paso”. Uno de esos pasos fue vivir siete años en Chile. Sin embargo, en ese tiempo no se dedicó a hacer música. Rodrigo trabajó con la tienda Under, del Portal Lyon y con DG Medios. Grababa conciertos como el de los Red Hot Chilli Peppers en el ’99 y Deftones en el 2001 entre otros. “Ahí me fui a Europa, donde estuve tres o cuatro años sin hacer nada. Trabajaba con música, es lo que me gusta. Un amigo que estudiaba sonido me invitó a su casa a grabar algunas cosas. Grabé unas ideas que tenía. Yo se las mandaba a personas por mail. Alguien me dijo que hiciera un MySpace, no tenía idea qué era eso. Me lo hice y ahí empecé a emocionarme, gente que te escucha. Me empujaron al estudio. De ahí, hice concierto tras otro”.

Este argentino ha viajado por diversos lugares: desde Marruecos hasta Perú, Bolivia y Chile. Sus experiencias no sólo dejaron imágenes grabadas en su mente, sino también inspiraciones: “Una de las cosas que me di cuenta es que la palabra decadencia aparece en más de un tema de mis canciones. Así como Robert Smith tiene algo con la nieve o la navidad, que en varios de sus singles está, a mi me inspira la decadencia humana. Me gusta viajar a una ciudad linda en el primer mundo, pero me atrae más ir a un lugar donde se cae todo a pedazos, como Marruecos. Ver la verdadera miseria, lo encuentro bello, es más real. Me parece algo más rico y pleno. Nosotros al final vivimos aburguesados dentro de todo, no existe pobreza verdadera dentro de nuestra vida”.

“Lo que me gusta a mí no tiene nada que ver con lo que hago. Todo el mundo me dice que si tuviera un baterista, sonaría mucho mejor. Pero si tuviese uno, estaría haciendo un rollo White Stripes algo así que es lo que me encantaría. Pero con una guitarra acústica hago lo que puedo, dentro de mis propias limitaciones, obvio”. Rodrigo Pérez se define como cantautor, aunque dice que el nombre suena como a Víctor Jara o Silvio Rodríguez: “Yo sería un cantautor, pero uno norteamericano como Bob Dylan. Podría ser folk acá, aunque para mí es más pop, porque el folk depende de cada país. Acá sería como algo más Inti Illimani. Lo que hago yo podría ser rock acústico, no lo sé. En Europa me dicen que hago acid folk, porque es medio agresivo, pero yo creo que ese estilo podría ser más para Grateful Dead o gente que tomaba pastillas para hacer música en los ’70. Ojalá alguien me hiciera una definición más cool”.

EL CHILE MUSICAL

El guitarrero reconoce cuánto ha cambiado el entorno musical en Chile: “Independiente de que yo esté afuera, acá se ha hecho un gran progreso. Hace siete años, tenías el Café del Cerro, la Batuta y por el 2000 la Sala SCD que era el cielo ir a tocar. Con suerte había 3 bandas. Ahora levantas una piedra y hay 80, muchas con propuestas interesantes. Ahora tienes Bellavista, Suecia. También en los lugares para eventos más grandes. Antes tenías el teatro Providencia, el Oriente con suerte y si no, tenías que ir al Nacional o al Monumental. Ahora se hacen conciertos en cualquier lugar que se les ocurra. El estadio de La Florida, en restaurantes, en casinos. Eso es genial porque ya no dependes de tres personas para armar algo, ahora puedes armar un show casi en cualquier lado”.

“No tuve la suerte de ver muchas bandas, pero Ácido, con los que toqué en mi despedida, los fui a ver dos semanas antes y me parecieron buenísimos, están muy bien. Hay un músico que se llama Vicente que tocaba antes en The Cindy Sisters, ese loco para mí es el más talentoso que he visto musicalmente. Él está en otro planeta. Compartí con la Hell Gang que está muy bien. He visto bandas que había visto hace siete años, que son muy buenos, pero veo que siguen en lo mismo. Algunos grupos quizás son más conformistas. Podrían aspirar a más. Si te quedas estancado en algo, al menos a mí me terminaría aburriendo, porque no sé si lo que haga yo me de para mucho más. Quien sabe eso, pero no es lo ideal seguir en lo mismo. No hay evolución”.

TIDE UP LAMBS Y DAVID GILMOUR

Jorge González, de estudios Bolchevique, invitó a Rodrigo a grabar un par de temas. A César, el guitarrista de Libra, quien trabaja también con Jorge, le interesó el resultado. Dijo que grabara otras cosas. El proyecto se desarrolló y al final salieron cuatro canciones. Se agregarán cuatro más en vivo y se sacará un disco, al parecer en marzo. El nombre aún no está decidido, pero puede que sea Tide Up Lambs, en donde participa el baterista de Ácido. También por A Quick Co Records, una disquera francesa que sólo produce vinilos, lanzará en marzo otro disco. Tampoco tiene nombre fijo, pero puede que sea David Gilmour’s Eyes, en honor al guitarrista de Pink Floyd: “Va a ser muy bonito, melódico, suave, nada que ver con Art Has Reach Its Peak. Es medio hippie, con arreglos y segundas voces. Este disco, que aún no sale a la venta en Europa- porque cuando salió me vine a Chile- es muy crudo. Yo quise que fuese sólo guitarra y voz. La mitad está grabada en mono, porque eran dos cosas nomás. Mi idea era ofrecer más o menos lo que ves en vivo. Un poco ego maníaca la idea, porque es muy arriesgado, un disco completo con alguien que canta y toca, en especial si no te conoce mucha gente. No tiene nada que ver con lo que hice con Bolchevique, que es más grunge, con un poco de Jackson Brown. Gringo de Ácido me grabó la batería. Increíble.”