Este fin de semana se realizará la primera versión del Festival Caimán en Teatro Huemul, organizado por Caimán Records. Las bandas participantes serán Tsunamis, The Suicide Bitches, Bellyco, OH!, Los Childrens, Condor, Seises y Diego Alorda. Conversamos con Jorge Barahona de Los Childrens para que nos contara un poco más sobre el evento y más.
“Eso fue una movida de Caimán, que tiene a bandas que son de Franklin. Ellos conocen a toda la gente del barrio y se consiguieron el teatro. Lo que ellos quieren es tirar para arriba el sector que culturalmente está creciendo. Me invitaron a tocar y luego me metí de puro colao en la organización”, explica Barahona.
También cuenta que no han tenido ninguna traba para organizar el evento, porque “cuando trabajai con gente del barrio se dan todas las manos, porque la gente entiende que se quiere hacer algo por la cultura del sector y nos han ayudado con cosas de la muni. Bueno, al final el 90% de las cosas las estamos moviendo nosotros, desde la iluminación hasta el backline, los afiches, etc. Todo corre por nuestra cuenta”.
-Qué bueno, te lo pregunto porque por ejemplo, en el Festival Armatoste hubo problemas y se tuvo que cortar todo antes de terminar.
“Sí, hubo problemas con los permisos. Llegaron los pacos. Ahora no po, es un espacio más formal y el curita que administra el teatro es un siete”, explica.
Jorge dice que, sin lugar a dudas, la autogestión es la forma para poder hacer las cosas. “Tenis que hacer tú las movidas para que salga bien. No tenemos la fortuna a lo mejor de tener una casa como para hacer tocatas y está bien autogestionar tus propios espacios”.
Antes de terminar la primera década del 2000, Jorge vivía en la Región de Coquimbo y trabajaba como sicólogo, en un colegio de Andacollo. De manera paralela, tenía a Los Childrens. Es en el 2013 cuando decide moverse hasta Santiago, “por la música, por estudios y porque ya tenía ganas de salir de Serena un rato”, declara. “Sabía que los integrantes antiguos no me iban a acompañar en eso, pero pensé en rearmar la banda acá”.
“Creo que antes era más peluo que a una banda de otra región la pescaran en Santiago. Hoy en día muchas bandas de La Serena o Coquimbo vienen y tocan en Sala Master, Bar Loreto… o conocen a otras bandas de Santiago. Claramente, el tema de la comunicación entre bandas vía internet se ha hecho más habitual. Para nosotros igual era pelúo, pero creo que igual lo logramos. Siento que la época provinciana de Los Childrens fue súper fructífera. La primera vez que tocamos acá fue en Blondie y yo, siendo provinciano y más chico, pensaba que era la zorra. Después en Loreto, Onaciú, espacios que considerábamos importantes para la música”.
-En el 2014 participaron de Converse Rubber Tracks ¿qué piensas de que las marcas funcionen como sellos discográficos?
“Me parece la raja, porque para grabar bien necesito plata. He grabado mal y he grabado muy bien. Las que han sido malas, lo digo entre comillas, porque me refiero a algo que no ha sido profesional, en la casa. Como lo que se hace ahora, que es muy cómodo pero tiene limitaciones y se nota, entonces que se involucren marcas lo encuentro bacán porque financian cosas que uno no puede financiar. Claramente, hay una diferencia desde cómo sonai en el estudio, trabajar con una persona externa, y el tema de los espacios es re importante. Si bien en la casa puede ser muy cómodo, no tienes la inspiración que tenís cuando estai en un estudio, ahí sentis que estai fuera de una actividad doméstica. Ya no estai en la pieza con tu guitarra, sino que ya estai haciendo algo como serio, y eso ayuda a que uno se inspire más o lo que querai, puede sonar cursi, pero te embalai más”.
-Y ¿no crees que eso puede ser pan para hoy y hambre para mañana? El hecho de que este nuevo sistema crea condiciones irreales respecto a la producción de discos y conciertos.
“Es que lo que mandan son las canciones. Finalmente, si te van a ir a ver es porque tenís canciones buenas. No sé si yo iría a ver a una banda porque la financia equis marca. Yo creo que la gente que escucha música no es ingenua como para decir oh, está esta marca, entonces son secos, voy a ir. Por lo general, la gente que escucha música independiente no es tampoco, pienso, no sé, dada al tema de las marcas. Son críticos con esas hueás. Aunque, en realidad, no falta la gente posera que no le importa la música y si estar presente en el evento de moda. En el 2014 grabé en Estudios Lautaro y si después no tengo lucas para grabar ahí de nuevo, claro, puede ser. Pero si tenis la capacidad de invertir en tu propio proyecto vai a poder grabar en un estudio la raja igual. No siento que sea un arma de doble filo y que la gente vaya a ver a las bandas por las marcas que las auspician”.
“El creer que se tiene una ‘ética independiente’, esta idea de que estoy separado del sistema por el hecho de tener una banda, es un auto engaño. Según yo responde a una ideología moral de quien se cuelga una guitarra para tocar, porque en la práctica todos aceptamos la ayuda de la marca de moda que está haciendo negocios con sus productos. Todos postulamos a los concursos para grabar rico y tocar en un buen espacio, y está bien porque tocar, grabar y ensayar es caro y uno no es millonario. Tener una banda en regiones, eso sí que es ser independiente, en provincia no hay marca que te apañe, eso no existe. Los Childrens hemos totalmente independientes, solo el 2014 que ganamos un concurso de Converse, que lo agradecemos de corazón, pero sería, seguimos independientes, sacándonos la cresta por nuestra música, nunca alguien nos ha dicho qué tocar o cómo tocar, siempre lo hacemos y lo damos todo”.
-Pero en la práctica no todos aceptan la ayuda de una marca.
“No sé si el 100%, no tengo cómo medirlo, pero sin dudas, muchas bandas lo hacen o al menos se hacen la pregunta y esta bien, tomar una u otra opción está bien, no es venderse ni nada del otro mundo, insisto en la idea de que tocar es caro y uno quiere tocar bien, sentirse cómodo haciendo lo que más le gusta”
-En estos siete años de Los Childrens ¿qué crees que ha cambiado en la manera de hacer y mostrar la música?
“Se mantienen los clásicos y las condiciones son similares a las de siete años atrás. Sí siento que hay más espacios, hay algunos que están súper fregados, algunos donde te cobran por tocar o de repente te ponen muchas condiciones. Y también siento que hay demasiadas bandas, entonces los tipos tienen súper agendados dos o tres meses más. Eso significa que ya tenís que tener un itinerario en enero, tener algo para presentar y si no lo tienes o estai recién grabando, te mandan a la chucha. Si bien hay más espacios, en los más formales hay más exigencias para las bandas y eso implica que uno se tiene que poner a trabajar en su música, así de forma más rápida. Todos estos cabros que están armando cosas nuevas, lo encuentro bacán, porque en el fondo están diciendo ‘no estamos ni ahí con los bares o con los lugares que son mainstream’, por así decirlo”.
-Pero, por ejemplo, hablar de Bar Loreto como un lugar mainstream igual es curioso. Eso denota la precariedad del espacio musical local ¿o no? Porque es pequeño, su público es súper determinado. No es el Movistar Arena o el Royal Albert Hall.
“Sí, pero el Loreto tiene cierta estructura que a uno lo hace sentir bien como músico, tiene un sonidista muy seco. En Loreto con los peores instrumentos del mundo podís sonar la raja y hay ciertas condiciones que hacen que uno sienta diferente. No sé po, en loreto boleteai, como músico eso igual es diferente. Te hace sentir como que estai trabajando jajaja”.