Gonzalo Donoso es fotógrafo. Pero es, sobre todo, un testigo privilegiado de la historia: hace más de 25 años que se dedica, principalmente, a retratar músicos chilenos para sellos discográficos, revistas y pedidos personales.
Desde sus imágenes analógicas en blanco y negro de bandas punk en los ’80 (Pinochet Boys, Parkinson), pasando por la década del ’90 con músicos emblemáticos (Los Tres, Tiro de Gracia, Lucybell), hasta llegar a la época digital con artistas como Portugal y Nano Stern, entre muchísimos otros, Donoso ha hecho de su lente un instrumento que intenta mostrar lo que la música no puede: la imagen de quienes escuchamos.
A lo largo de estas décadas, el archivo personal del retratista se ha incrementado al punto de constituir un documento histórico de la música nacional. Eso lo llevó a publicar en línea y gratuitamente su libro “Retratos de Músicos Chilenos 1986-2012”, un compendio interesantísimo de su carrera en el que se pueden apreciar sus más destacados trabajo, tomando un paseo por gran parte de lo que ha sido la música chilena en las últimas décadas. Hasta ahora, sólo existe una versión digital, pero Donoso tiene planes para editarlo en papel prontamente, a pesar de sus frustrados intentos por ganar un Fondart.
Hablamos con él de fotografía y de música, dos aspectos que, en su caso, se fusionan a la perfección y le han permitido contar una historia rica y necesaria en pos de un concepto que él considera fundamental: la memoria.
¿Cuando y cómo comenzaste a relacionarte en el ámbito musical como fotógrafo?
Inicialmente en los ’80, mediante registros personales o por encargo de algunos amigos cercanos muy autónomos en sus gestiones. Y luego para sellos discográficos y revistas como Rock & Pop y Rolling Stone. Actualmente sigo trabajando para los músicos que me llaman de manera independiente y para los sellos.
¿Cuales son las mayores diferencias de haber trabajado con músicos en la época de la fotografía analógica con respecto a la era digital?
Disparar con rollos de 36 exposiciones versus una tarjeta donde caben 500 archivos es distinto como método, sobretodo cuando tienes frente al lente personas que cambian a cada segundo. Antes yo mismo trabajaba en el laboratorio blanco y negro. Ahí, en el cuarto oscuro, aparecían los resultados mágicamente, gracias a la alquimia. En digital puedes usar la cámara como una Polaroid para ir probando la luz hasta dar con el punto que mejor te parece. A nivel de cualidades, creo que la película ofrece una calidad y durabilidad que quisieran conseguir las cámaras digitales: tonos, texturas y profundidades. Pero la rapidez en la visualización y los bajos costos son una de las ventajas de la tecnología actual. Además de las múltiples posibilidades de manipulación en post-producción.
¿Cómo nace la idea de lanzar digitalmente “Retratos de Músicos Chilenos 1986-2012” y qué buscas con el libro?
Es una compilación de mi archivo fotográfico personal que quise editar en papel. Postulé dos veces al Fondart y me dijeron que era un proyecto muy incoherente y que existía demasiada literatura al respecto. Cansado de estos argumentos arbitrarios e irreales y de hacer proyectos largos, decidí hacerlo por mi cuenta en formato digital. Lo que busco es difundir parte de mi trabajo de mas de dos décadas para que de esta manera sea mas fácil conseguir financiamiento para imprimirlo en papel en una edición actualizada y con nuevo diseño. Mas allá del soporte, lo que me interesaba era ordenar y mostrar la compilación cronológicamente. Me interesa la idea de que abarca un período lleno de cambios sociales, culturales y tecnológicos, que se ven reflejados tanto en la música como en la fotografía.
A pesar de que trabajas en el rubro musical, no te caracterizas por hacer fotografía de conciertos o música en vivo. ¿Qué es lo que te atrae particularmente del retrato como especialidad fotográfica aplicada a los músicos?
Me gusta ir a los conciertos como público, sentir la música, tomarme un trago o bailar si el ritmo lo amerita. Aunque la fotografía de espectáculos es una especialidad, todo el mundo puede tomar fotos en un concierto con bonitas luces. Pero lo que a mí me gusta son los retratos, la intimidad que se establece en una sesión donde tienes la mirada del fotografiado puesta en el lente, sumada a la dirección del fotógrafo. Eso otorga una dinámica que involucra a los músicos y al fotógrafo, donde vas descubriendo y capturando las personalidades de cada cual. Esa dinámica interpersonal me parece atractiva e irrepetible.
¿Que papel piensas que juega la imagen, la fotografía, en el contexto de la historia musical del país?
Claramente, la fotografía contribuye a promocionar la imagen de los músicos tanto dentro como fuera del país. A través de ella, obtenemos información sobre cómo son los personajes que escuchamos. Al público le sirve para sintonizar con los movimientos culturales o, incluso, a veces verse reflejados en algún estilo. También puede servir como material de investigación para el mundo académico. Pero el otro papel muy importante es la memoria: la fotografía como documento de lo que ha ocurrido.
¿Que tan importante es el tema de la producción (vestuario, locación, etc) en tus sesiones y como defines qué elementos ocupar para cada músico?
Algo bueno es que los propios músicos, generalmente, saben lo que quieren. El vestuario lo definen ellos. Y las locaciones las definimos en conjunto de acuerdo al estilo de la banda y a la onda de cada disco. A mí me entretiene encontrar locaciones.
Depende de cada caso, pero en general, ¿qué crees que busca transmitir un músico o una banda al tomarse una fotografía
Hay casos muy variados. Además de verse bien para que la foto tenga múltiples usos, quieren aparecer sólidos y coherentes con su estilo. Unos buscan transmitir alegre rebeldía; otros, pulcritud, y otros prefieren no encarnar ningún personaje, sólo ser ellos mismos. Otros quieren aparecer con un instrumento como una compañía cotidiana…
A lo largo de estos años, ¿Hay algún músico o banda con quien te haya parecido particularmente interesante trabajar y por qué?
Todos tienen alguna particularidad que me puede interesar. Habitualmente, que sean simpáticos y relajados es una característica común a los distintos músicos independientemente de su estilo. Que los músicos tengan carácter y humor me perece vital. Los más performáticos suelen ser los mejores. Y sin duda el look también es un punto a favor.
Si pudieras retratar a un músico chileno o extranjero que no hayas tenido la oportunidad de hacerlo, ¿quién sería?
Todas las bandas que sean de mi gusto y que quieran trabajar conmigo serán bienvenidas. ¡Que nada los detenga!
Mira gratis “Retratos Músicos Chilenos 1986-2012”