El departamento de Pamela Ariza es el lugar de nuestra cita. Una taza de té y una de leche, su gato y buena música fueron los acompañantes perfectos para conversar de música, religión y sobre cómo las mujeres se desenvuelven en este mundo de hombres.
La primera vez que vi a Fakuta fue en la versión número uno del Femfest, festival que se realiza todos los años y que reúne bandas formadas por mujeres, principalmente. Era el año 2004 y su proyecto, Golden Baba, se presentaba en el Cine España junto a otras agrupaciones como Las Rompehogares, Vaso de Leche, Las Jonathan y las argentinas She Devils, entre otras. “Fue súper bonito. Las Rompehogares la llevaban más, porque eran las que más cachaban. Era algo nuevo para algunas, yo ya llevaba tocando un tiempo, aunque esa fue la primera vez que compartimos el espacio con bandas más conocidas. Llegamos ahí porque conocimos a la Andrea Roca que era compañera de la Susana de Las Jonathan. A ella le gustó nuestra música porque nos parecíamos a Raincoats, o al menos eso dijo. Esa instancia fue muy agradable, porque todo fue hecho de una forma muy artesanal. Todas ayudamos a armar la tocata, la Manuela Valle era la que cachaba más y su visión era muy abierta a todo”, recuerda.
“Nosotras nos sentíamos las mujercitas porque no éramos rudas y nunca fuimos así. Tratar de serlo hubiese sido una pose. Yo tocaba con una banda de hombres medios grunge y decidí irme a Golden Baba porque era algo más de mujer, más creativo y no estaba limitada a un estilo. La composición para nosotras tenía que ver con romper las reglas, no era improvisación, pero queríamos hacer música desestructurando y también a través de bromas musicales. Eso se fue desarrollando con el tiempo y todo se transformó en una gran talla”, recuerda y ríe.
Las chicas participaron en la segunda versión y sería su última vez, hasta ahora. “Nos dimos cuenta de que no congeniábamos tanto. Gestionar es agotador y si no sientes el llamado es complicado. Siempre era una integrante de cada banda la que estaba bien metida y nos separamos del Femfest cuando la Manuela se fue a Canadá a hacer un postgrado en estudios de género, creo, y el festival quedó en las manos de las más chicas. Yo sentía que ya no era lo mismo, había que siempre luchar por lo riot, ya entraba la Hija de Perra y a mí nunca me llamo la atención eso tan al choque y medio grotesco”, confiesa. “No comparto esa racionalización de las cosas, siento que con las mujeres hay que ir por otro lado, por la intuición o el sentimiento, para mí la comprension de la mujer va por la sensibilidad más que por una idea clara”, remata.
En el quinteto de músicas que componían Golden Baba reinaba el eclecticismo. Cuando se conocieron, notaron que todas eran muy distintas, pero un factor común era el hecho de vivir un poco aisladas cada una en sus habitaciones. “Algunas éramos más rockeras, una era media otaku y otras más góticas, incluso una tiraba al estilo Nightwish”, rememora, “siempre nos mantuvimos en un ostracismo a la hora de componer, como que no nos dejamos llevar tanto por lo que escuchábamos. La Danae era fan de Michael Jackson, por ejemplo, y era como uno de esos artistas que una tiene desde siempre. Para mí era Queen, que lo escuché de mi tío. Os Mutantes era una banda que a todas nos influenció, yo creo, por el sentimo del humor, si hasta ellos mismos se cagaban de la risa con sus canciones”.
Si hay un hecho determinante en el camino musical de Fakuta, éste fue una tocata de Tobías Alcayota en la desaparecida Laberinto de Vicuña Mackenna. El trío compuesto por Marcelo Peña, Jorge Cabieses y Jorge Cabargas, de alguna forma influenció a la cantautora. “Tenía 17 años, los vi y me marcó la vida para siempre. Nunca más presencié un show de ellos y cuando tuve internet, me bajé toda la discografía. Lo chistoso de la historia es que yo tenía un blog y escribí sobre la banda, que vio mi comentario y me respondió para felicitarme y darme las gracias por lo que había escrito, súper emocionados porque nadie había hecho eso. Ahora es más divertido aún, porque pasaron los años y somos amigos. Algo raro pasó ese día, porque después de ese concierto conocí al Gepe y a la Dadalú, que también vieron la presentación. Fue un momento mágico”, comenta, mientras suelta una risa.
“QUERÍAMOS CREAR UN SELLO MEDIO MOTOWN”
Después de ese minuto, la amistad con Danae Morales y Dadalú se transformó además en conversaciones sobre fundar una plataforma para reunir todos sus trabajos. “Queríamos crear un sello tipo Motown, sacar singles, hacer compilados y tocatas donde todos cantáramos un tema. Empezamos a invitar amigas como la Florencia Lira, que a todo esto, la conocí por Soulseek, a la Valentina Villaroel que es de Conce y hace música experimental, a la Natalia Molina igual. Finalmente, juntamos seis canciones y no nos alcanzaba para hacer el compilado, entonces, empezamos a invitar amigos. A Los Embajadores y al Milton que nos contaba que con De Janeiros querían sacar un disco”, evoca.
Este panorama se traduciría en el germen de lo que hoy es Michita Rex, un netlabel ecléctico, basado en el trabajo entre amigos y que actualmente se compone de Los Embajadores, Dadalú, Nawito Dúo, Gerardo Figueroa, Les Chichi, De Janeiros, Fakuta, Nueva Orleáns, Samanta y Maifersoni.
“Creo que lo que hacemos es pop desde la experimentacion, y que para mí igual tiene que ver con sensibilidad femenina, en el sentido de que no te permite definirte de una. Yo creo que tomarse la música desde un punto en que no necesitas asegurar el estilo, y ni siquiera la melodía, es una libertad maxima, una ingenuidad ante las cosas. Todos pasamos por improvisacion libre, entonces luego de ese punto llegamos a hacer canciones. Siempre se parte de algo sensorial para crear, pero uno lee entrevistas de músicos de repente y les preguntan por influencias y responden nombres de bandas contemporáneas a ellos. La cosa es que no estás tratando de hacer lo que hizo ‘ese’ gallo. No quiero hacer ‘Beat It’, en realidad, no estás tratando de hacer nada, estás haciendo algo. Más que estilo, es mejor hablar de actitud. Siempre hemos querido que nuestro trabajo tenga autenticidad. Que no sea la copia de un grupo gringo”, recalca.
“ESTAMOS EN CONSTANTE CAMBIO”
Otro de los proyectos de Pamela antes de tomar el camino solista fue El Banco Mundial, un dúo de improvisación electroacústica formado junto a Ignacio Morales, alias Nawito. “Nos conocimos por Fotolog. Era de los Jacobino Discos, como que entre ellos y las Golden Baba nos teníamos echado el ojo. Organizamos una once y nos conocimos todos una tarde. Teníamos muchas cosas en común, desde las influencias musicales hasta el sentido del humor. Y en este proyecto se dio lo mismo que con las Golden. De nuevo es la misma talla pero más densa y oscura yo creo. Con el Nawito somos súper distintos, él es muy sensorial, enfocado a trabajar con texturas a las que no le puedes dar mucho orden y yo soy estructurada. Entonces, mi intervención era intentar ponerle una melodía encima a los sonidos que él creaba. Mi impro siempre tendía a ser una canción y el Nawito la rompía. Al final todo era como una batalla y estábamos en constante reacción”.
Durante ese tiempo, Fakuta confiesa haber aprendido mucho de electroacústica gracias a Ignacio, ya que tocaba unos teclados Casio que Morales pasaba por unos efectos inventados por él, hechos a base de amplificadores desarmados. “Hice un proyecto de título en arquitectura, que tenía que ver con eso. Me volví loca un tiempo con el tema porque en Chile existe una herencia brígida de ese estilo y nadie sabe. Siempre decíamos que la electrónica es lo más proletario, porque tú mismo puedes armar las máquinas. Es más proleta que tocar guitarra o un piano. Imagínate, a mi ni cagando cuando chica me compraban un piano”.
Y de acuerdo a esta herencia, la cantante formula una teoría en cuanto a las artes. “Yo creo que en este país la música está en constante transformación. Por ejemplo, Violeta Parra no era folclor tradicional. Ella se metió en el tema e hizo algo distinto de eso. Nosotros hacemos pop, pero es un pop raro. El otro día hablaba con una niña gringa y decía que encontraba súper oscuro nuestro pop, y quizás para una no es así, porque somos medios depresivos y siempre está eso de que te encierras y quieres hacer algo nuevo. Hay que reconocer que estamos en constante cambio y búsqueda”, asegura.
“LA HUMANIDAD ESTÁ SOBREVALORADA”
Al escuchar ‘Armar y Desarmar’, el primer single de su debut, se denota una sensibilidad que apunta a lo femenino. Desde la letra, hasta el video. “En esa canción hablo de cuando estás en una relación y esa persona no está tan ‘ahí’ como tú y te haces la tonta y dices ‘no, si estoy súper feliz’. Yo no compro mucho esa relación del corazón con la sensibilidad y las mujeres. Yo creo en el cerebro y en el cuerpo, que esa emotividad es el resultado de ser histéricas, simplemente, y eso viene desde la cabeza. Creo que no reconocerlo es un problema. Esa susceptibilidad hacia las cosas si eres mujer es inevitable, y no puedes estar toda tu vida arrepintiéndote de tus decisiones o arrebatos. Los reclamos en contra de la histeria provienen de una cultura construida en un mundo de hombres, donde las cosas son blancas o negras. Una puede tomar espacios sin ser una riot girl, que para mí, al final es tratar de pensar como un hombre. Es posible ganar terreno siendo histérica, o haciendo un video rosado entero”, comenta mientras ríe.
Fakuta reconoce que en un comienzo su interés y preocupación no estaban centradas en las letras, sin embargo, todas están unidas en distintos grados. Mientras ‘Armar y Desarmar’ habla del desengaño, ‘Las Partes’ es su opuesto. “Es como el consuelo. Habla de que es mejor estar solo, aunque nunca lo estemos por completo, porque el universo siempre nos acompaña. Es chistoso igual, pero tengo una visión media budista para mis cosas. Esa temática siempre me ha llamado la atención, lo de la religión. De estar en constante búsqueda. Yo nací en una familia mormona, mi abuelo era mormón y cuando chica iba a la iglesia. Los mormones son muy cuadrados, entonces cuando me metí en la música tocaba en el teclado canciones como de la Fiona Apple y los hueones me echaron porque no eran canciones de Dios”.
Y a pesar de declararse atea a estas alturas, pasó por varias etapas en el colegio. Desde asistir a charlas de budismo, hasta leer el I-Ching, un oracular chino. “Fue bacán aprender de eso, porque tiene que ver con estar en equilibrio con la naturaleza. Es chistoso en todo caso, porque es como un discurso de Michael Jackson acerca de salvar la Tierra”, bromea. “Igual estoy súper desencantada del estado de las cosas, en general, entonces lo que tiene que pasar es que la humanidad se extinga. Mientras tanto, hay que vivir en un equilibrio. Creo que mis letras se tratan de eso también, sobre cómo la humanidad está sobrevalorada, al igual que el pensamiento racional“.