“Si planetas se acaban / Y estrellas se apagan / Cómo es que tu imperio no ha de caer”, escribía Fakuta hace prácticamente una década en ‘Virreinatos’. Y con revuelta social y pandemia mediante, en el 2020 hemos conocido una secuela o hermana ¿quizás? ¿’La Montaña’ podría haber existido si ‘Virreinatos’ no hubiese venido antes? Conversamos con ella sobre el quiebre de las estructuras.
Pamela Sepúlveda, la mujer que también es Fakuta, se conecta a una reunión a través de una plataforma de videollamada programada por su sello, Quemasucabeza. Desde hace siete meses esta es la manera de trabajar, asistir a clases, hacer entrevistas, celebrar cumpleaños y hasta de ser despedida de un trabajo.
Esta nueva forma de vivir -que jamás será la normalidad- para Pamela, en un principio, reconoce que la volvió un poco loca. “Veníamos del 18 de octubre a toda velocidad y de repente cuando pasó todo esto de irse para la casa, sin que una supiera que iba a quedar tan la cagá, que iban a haber tantas muertes y que se iba a descontrolar, fue como ya, vamos a hacerlo bien, nos vamos a encerrar. Entonces, esas primeras semanas vi miles de tutoriales de Youtube, aprendí a hacerme trenzas yo sola, pan, aprendí todas las hueás que se supone que se aprendieron en pandemia. Todo, todo. Vi La Fiera y cuando iba a empezar con mi segunda teleserie clásica de TVN pensé ‘ya, no, estoy perdiendo el tiempo’, aunque igual había estado haciendo canciones”, dice.
“En mi living tengo un pianito, entonces, siempre me siento ahí y hago canciones, las grabo en el celular y anoto cosas, pero hasta que eso pase al estudio hay una diferencia de tiempo. Ya tenía hartas canciones, ya estaba diciendo ‘con esto voy a hacer un disco’ pero después de que se acabó La Fiera, lo dije de verdad”.
La última entrevista a Fakuta publicada en POTQ Magazine es del 30 de noviembre de 2017. En esa oportunidad estaba presentando Abrazándote, un maxisingle y estaba enfocada en encontrar su sonido. Sus primeros dos discos los trabajó con el extinto dúo de productores De Janeiros y ya estaba preparada y decidida a hacerlo sola. “Es un paso grande igual, dejar la inseguridad que a una le puede dar el tema, pero sentía que esa era mi tarea. En el disco anterior [Tormenta Solar] sentía que se trataba lograr unas canciones más hit y en este [Abrazándote] era sentir que podía yo descubrir el sonido que quería tener y por ese lado era muy importante encontrarme muy fakutamente en las canciones”, decía en ese tiempo.
Ahora en el 2020, casi tres años más tarde, dice que en ese momento ya tenía la idea de volver a hacer un disco, pero la realidad es que solo tenía esas dos canciones. “Y ahora tengo más, podrían ser un EP, no lo sé. Todo depende de la edición que haga. Tampoco es que vaya a sacar un disco nuevo a fin de año, es solo que ahora quise sacar una canción porque, con todas las limitaciones que tiene la pandemia, siento que lo que ha resaltado un poco es el valor de escuchar música. Creo que obviando los temas de la industria, la economía y el capitalismo, ha sido un momento en el que todos hemos tenido que parar, quedarnos encerrados y una de las cosas que yo más he hecho al menos es escuchar música, entonces, me parecía valioso”.
“Además, esta canción la hice a principios de año, con un montón de ideas que surgieron a partir de lo que pasó el año pasado, la produje toda en la pandemia y tenía cierto sentido de urgencia, que reflejara esto que hemos vivido”.
Pamela se refiere a ‘La Montaña’, el nuevo single que lanzó el 2 de octubre. Una marca de estilo en la música que ella compone -sonora y líricamente- es el futurismo, el inevitable fin del mundo, también. Entonces, hay una pregunta que cae de cajón: qué se siente estar escribiendo sobre eso cuando todo lo que tienes alrededor se parece mucho a lo que imaginas. “Si bien mi música siempre ha sido bien del fin del mundo, es heavy que sea verdad”, dice.
“Es un momento en que ya empiezan a no tener mucho sentido las cosas, incluso esto. Una entrevista. Mi manera de escribir canciones siempre es súper íntima, de sensaciones, no creo que esta canción sea un himno que refleje algo directo, solo son sensaciones súper íntimas, que me pasaron y que iba escribiendo como versos. Cada verso tenía que ver con cosas diferentes y creo que al final la canción es una historia de amor con diferentes ideas que se agarran de diferentes cosas que me estaban pasando. Por lo menos yo lo veo así”, explica.
“La idea de la montaña la saqué del I Ching, pero la deformé”, cuenta. Se refiere al libro oracular chino, cuyo título significa libro de las mutaciones. “Antes me gustaba mucho leer el I Ching, hablo de los años dos miles, ja, ja. Me gustaba mucho la filosofía oriental, el taoísmo. Es súper bonito ese libro, porque tiene todos estos símbolos que son de la naturaleza. Por ejemplo, la montaña es algo inamovible, entonces, partí con esa idea de lo inamovible que se empieza a derrumbar y al mismo tiempo, como una cosa que una tiene que enfrentar y subir… y al final, cuando se sube, está el vértigo de la caída, pero qué rico es lanzarse también ¿cachai? Tiene que ver con varias ideas como esas, de la vida que nos está pasando a todos, y de la vida que me está pasando a mí un poco.
“Siempre pienso que en el Tormenta Solar, por ejemplo, estaba hablando de ese miedo a la adultez y ahora ya soy una adulta. De hecho, el año pasado me pasaron muchas cosas de adulta que tuve que enfrentar y eso me abstrajo un poco de poder hacer música, de cumplir con todos mis planes. Y también vino el 18 de octubre. Yo venía pensando en ese cansancio, ese asqueo de enfrentarse con una adultez que significa, básicamente, ser un cliente de esta sociedad. Esta canción es un poco aferrarse a ese vértigo y a ese arrojo que uno tiene cuando es joven. Y en mí, por lo menos, todavía existe, lo tengo”.
“Recuerdo mucho cuando fue el 18 de octubre y yo estaba un poco extasiada, no podía ocultar mi felicidad. Y de hecho, la gente me tenía que llamar la atención, onda, están disparando en los ojos. Y yo claro que lo sabía, pero este es un proceso que me da vida. Me sentía así por lo que íbamos a poder construir después que, al final, es muy futurista porque no tenemos nada todavía, pero eso me pasa. Antes creo que escribía con unas ideas mucho más futuristas y mi visión es así, pero con todo encima tuyo… para mí la pandemia me hizo bien en ese sentido, porque me pude abstraer y seguir componiendo, tuve suerte en comparación a otros artistas, que sufren la angustia de no tener para sobrevivir el día a día, que te come todo, hasta la creatividad”.
Yo venía pensando en ese cansancio, ese asqueo de enfrentarse con una adultez que significa, básicamente, ser un cliente de esta sociedad. Esta canción es un poco aferrarse a ese vértigo y a ese arrojo que uno tiene cuando es joven.
En los años de Tormenta Solar, Pamela había decidido dejar su trabajo y dedicarse solo a su proyecto musical. Para el lanzamiento de Abrazándote, por otra parte, había vuelto a repartirse entre dos ocupaciones.
“Se habla mucho de la industria cultural, pero realmente es algo tan incipiente, es algo en crecimiento que pasa algo como esto y lo aplasta. Eso yo lo intuía mucho. No sé si hablábamos en la entrevista anterior, pero yo ya venía con una idea de que la economía de una banda o una pyme, en este caso yo Fakuta, es super compleja. Por ejemplo, para mí, yo soy una persona que tiene que financiar todo lo que significa la producción musical, en vivo, video, lo que sea, entonces ya con eso, yo solo trabajando en mi música era muy complicado. Y es casi imposible. Yo sé que hay gente que se dedica a la música, pero no es que se dedique solo a hacer música, sino que hace muchas cosas dentro de este ámbito, entonces, a mí la diversificación me funcionó”.
“Lo que hemos hablado con amigos durante este periodo… siento que todos han estado intentando aprovechar el momento para componer y sacar música, porque eso también puede ser un beneficio a futuro. Y aprovechando el momento también para escuchar música. En mi caso, que quizás no tengo tantas ganas de hacer canciones para la pista de baile, es rico poder hacer una canción más piola… también pienso eso, que la música nos estaba llevando mucho al Fantasilandia, a sacudirte para poder generar emociones y creo que volver a estar un poquito más quieto es la posibilidad de poder volver a hacer una música más bajada”.
“Los que peor lo han pasado son los técnicos que dependen de los shows en vivo y ahí se está armando recién algo más producido de cómo montar un show por streaming, pero igual eso yo no sé cómo se va a venir. Pero dentro de todo, los amigos artistas que han tenido que salvar han sido muy creativos, han encontrado maneras de moverse por aquí y por allá y al final creo que los artistas tenemos ese talento de aprender a vivir con poco. Yo vivo con lo mínimo, casi toda mi plata es para hacer cosas”.
“Me quiero tomar las cosas con tranquilidad y un tecito”
La lectura que hace Pamela de ‘La Montaña’ es diversa, quizás por la forma en la que fue compuesta su letra. Fue escribiendo verso a verso, lentamente y luego los unió, “así que significa muchas cosas, pero se hace una historia”, dice.
“Por un lado, la montaña soy yo misma cuando pasa algo, por ejemplo, puede ser como enamorarte. Cuando te enamoras te rompen la armadura y quedas vulnerable frente al mundo entonces te desarmas. Pero también puedo ser yo misma con mis estructuras frente a las cosas que pasan. Y lo veo no solo por mí, sino por muchas personas que vi muy colapsadas con lo que ha pasado”.
“Creo que ‘La Montaña’ también se relaciona mucho con la letra de ‘Virreinatos’, en lo de asumir que las cosas pasan, te cambian, te atraviesan y una tiene que aprender a volver a construir siempre. Una no puede vivir la vida siendo una persona inamovible, creo que eso es el patriarcado también. El patriarcado le enseña a los hombres cómo tienen que ser y tú los ves que porque creen que dicen las cosas con seguridad, son. Y una como mujer sabe que no, a una que la ningunean todos los días, sabe que tiene que rebuscarselas y reconstruirse todo el tiempo”.
En el living de su casa tiene un teclado y ese es el lugar donde comienza a trabajar las canciones. “Todo lo grabé en mi casa”, dice. “A principios de año hice dos estrofas y no tenía coro. Después decidí terminarla. Estoy haciendo así todas las canciones: tengo una estrofa, un coro y digo ‘ya, está lista’. Y en la producción comienzan a aparecer las otras estrofas, las partes. Grabé todo yo en mi casa porque un estudio casero, desde Abrazándote que estaba trabajando así”, explica.
Pero luego ‘La Montaña’ se movió y viajó hasta Londres, para que DJ Raff se encargara de la mezcla. “Podría haberlo hecho yo, pero creo que siempre es más bacán tener un ojo externo”, dice Pamela. “Sentí que DJ Raff podía comprenderla. Siempre he querido resaltar la parte electrónica de la música que yo hago, aunque siempre es pop y no en beat 4/4, entonces, por eso creía que él la iba a entender, porque no hace ese tipo de beat. Me sugirió cosas bacanes, la agarró al tiro. Igual, debo decir que he mejorado bastante en términos de producción, ja, ja, ja”.
Fakuta, aún cuando nos ha entregado hits de pista de baile como ‘Tormenta Solar’ tiene dentro de su espíritu bajar el bpm. “Yo por eso cantaba despacio”, dice. Y es por eso que el disco que tiene en la mente es más oscuro, vacío, “más minimal y siempre melancólico”. Una nació en el fin del mundo, no sé qué más podría decir”.
¿Sobre la fecha de lanzamiento? Aún no existe, pero está todo bien con eso, dice. “Haciendo todas las cosas una misma, el proceso se hace más lento y tengo dos trabajos. Para avanzar, después de las siete u ocho horas que trabajo, tengo que sentarme siete horas más para seguir trabajando en esto, entonces, es harto. Pero no me preocupa, porque yo no soy creyente de las reglas de la industria musical. Si entras en ese ritmo es super angustiante y frustrante, porque si no te resulta… si apuestas todo y no sé, yo ya soy una señora, me quiero tomar las cosas con tranquilidad y un tecito”.
“Yo estoy aquí haciendo una representación del indie máximo, de hacer todo tú sola, bueno igual tengo a Quemasucabeza que mira, me tienen hasta un Zoom super profesional, pero aparte de eso es hacerlo una misma, ponerse una misma las metas y lidiar con una misma. Si ya componer es un salto al vacío, meterte a la producción es luchar con tus miedos minuto a minuto. Al principio de una carrera cada cosa que escuchas te gusta mucho, porque es la primera vez que lo haces y te sorprende, pero ahora ya es como… ‘uh, la hueá que hice’, es como competir contigo misma cada vez, enfrentar todas esas dificultades, inseguridades y miedos. Pero siento que le gané a la pandemia, hice una canción. Es una gran etapa superada y ojalá que les guste. Le gané a la adultez”.