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Doce ejercicios para ser Paciente

Doce ejercicios para ser Paciente

Cuando ya estaba todo hecho, Claudio Gajardo se arrepintió.

En las últimas horas del 31 de enero, Patio Solar había publicado su cuarto disco. Se llamaba Migración y, sin mayor alboroto, simplemente había sido liberado en formato digital. Las diez nuevas canciones podían descargarse de manera gratuita desde el sitio del sello Piloto, que hizo lo suyo enviando comunicados de prensa y difundiendo el lanzamiento. Hubo notas de prensa, hubo comentarios en redes. El disco estaba en el aire, pero él quería dar un paso atrás.

“Fue un cagazo”, recuerda el vocalista y principal actor de Patio Solar, a meses de esa secuencia de hechos, tomando una taza de té en el diminuto departamento que ocupa en el céntrico barrio Brasil. ¿Qué pasó? Con el disco ya publicado, Gajardo decidió que no le gustaba cómo había quedado grabada su voz. Había detalles que corregir. Había desafinaciones notorias. Y Migración, entonces, se fue a un limbo, porque aunque bajaron el enlace para descargarlo, borraron la versión oficial de Youtube y trataron de sacarlo del mapa, ya se había esparcido. Todavía, de hecho, se puede encontrar en aplicaciones como Spotify, se pueden hallar canciones que los mismos usuarios publican en Youtube y, por cierto, Patio Solar continúa tocándolo en vivo.

¿Qué hizo entonces Claudio Gajardo? Simple: hizo otro disco. Entre marzo y abril, en ese mismo departamento, se dedicó a componer una docena de canciones que publicó bajo el seudónimo de Paciente, de nuevo sin mayor ruido, en Youtube. Son apenas 23 minutos de música ambiental, pausada, mayormente instrumental y lejos de la efervescencia guitarrera de Patio Solar.

“Arreglar Migración no iba a ser de un día para otro, entonces me di cuenta que no había superado la ansiedad que tenía al lanzar discos. Lo único que necesitaba era paciencia. Y por eso el seudónimo”, explica. “Quise grabar canciones que me llevaran a ese estado de paz. Además, empecé a trabajar con un programa que no cachaba y quise explorarlo haciendo canciones relativamente sencillas. No iba a hacer un disco de Patio Solar ahí, entonces fue para aprender a usarlo”.

Meses después, Claudio Gajardo todavía le da vueltas al asunto: “Si lancé Migración así fue porque me parecía bien, pero que no sea una persona tan decidida tampoco es tan malo. Esto no es de vida o muerte. Si lancé un disco y no me gustó, lo puedo hacer de nuevo no más poh. Pasó no más”.

El punto es que Temporada, el anterior LP de Patio Solar, había tenido una cálida recepción y había provocado expectativas sobre su sucesor. Después de el EP Los movimientos, había oídos atentos para el nuevo disco. Él lo sabe: “Imagino que mucha gente lo esperaba, lo escuchó, le cargó y nunca más Patio Solar en sus corazones. Demás que a alguien le pasó eso, porque la desafinación es algo que incomoda más objetivamente. Es física, son hertz, es una hueá que no está en la armonía de la música”.

—Paciente, entonces, es una respuesta a Migración. ¿Tenías la idea al menos de hacer ese tipo de música?

Sí. La música ambiental siempre me ha entretenido. Sencilla, con pocos elementos. Es un giro respecto de Patio Solar, con mucha guitarra. Este disco solo tiene Microkorg, ni siquiera tiene otro teclado. Lo pasé bien haciéndolo, algo que no me pasó haciendo Migración. Era un placer gracias a su sencillez. No lo tenía que cranear mucho, era instintivo, porque los temas se componían mientras grababa.

—Ya habías sacado un disco solista, pero como Centinela Mira al Cielo. ¿Son diferentes nombres para diferentes músicas?

Tienen otras direcciones. Centinela quedó ahí, no creo que vuelva a salir otro disco con ese seudónimo. Me entusiasma más hacer discos como Paciente. No sé, podría ponerle Patio Solar a todo. Tampoco puedo engañarme y decir que tengo una versatilidad enorme. Centinela igual es Patio, me dijeron que Paciente igual sonaba a Patio… es para no pasar a llevar los conceptos. Si Paciente fuera un disco de Patio Solar, el grupo pasaría a ser más explícitamente un proyecto personal, supongo.

—Más explícitamente.

Ja, ja, ja. Es para ser más ordenado.

—¿Cómo describes este disco?

Es música nocturna, tranquila y ambiental. Lo grabé siempre de noche.

—Es música paciente.

Totalmente. Lo compuse y grabé en un período en que me hallé atado de manos prácticamente a lo que quería y no podía hacer referente a Migración. Lo único que podía hacer era esperar. Y sumado a lo de ocupar el programa para familiarizarme más, hice canciones que me relajaran.

—¿No eres nada de paciente, entonces?

Poco paciente, muy poco. En la música, en mis proyectos, cagazo tras cagazo ja, ja, ja. Temporada, Los movimientos y Migración (los últimos discos de Patio Solar) ha sido un trío de lanzamientos apresurados, siempre.

—¿Por qué tanto apuro?

Porque me chatean. O me parecen que ya están buenos, que ya, así no más. También supongo que es por la juventud y que cuando sea más viejo, tendré más paciencia. Es que puedes demorarte años en hacer un disco y yo, en general, le doy pocas vueltas a las cosas, trato de ser drástico. Si quedó así, quedó así no más.

—¿Buscas espontaneidad?

Sí. En la composición soy así, no estoy dos semanas componiendo un tema, lo hago en un día; con suerte, dos. También tiene que ver con trabajar con otra gente. Antes siempre estaba pendiente de no pasar a llevar a alguien que me estaba haciendo un favor al grabarme, por ejemplo, de no quitarle tiempo a alguien al que no le estoy pagando toda la plata del mundo o ni siquiera le estoy pagando, en el caso de los discos más antiguos. Por ejemplo, ahora que tengo una interfaz y un programa mejor, creo que seré más pausado con los discos de Patio, porque los voy a grabar yo y les voy a dar todas las vueltas que estime conveniente.

—Hablemos de los títulos de las canciones. Hay una que se llama ‘Motel Neruda’.

Sí. El disco es bien nocturno y tiene que ver con las luces de la noche, la portada trata de reflejarlo: esa decadencia del centro de Santiago, de moteles, de repuestos de autos, calles medias vacías. Se me ocurrió que quizás existe un motel que se llame así. Más encima, es un tema más sensual. La idea era que hubiera un featuring con una voz más aguda y la María José, una amiga que está en Croacia, me ayudó. Se lo pedí un día y al otro me mandó la pista. Ella no se dedica a la música, pero le gusta cantar y lo tomó de buena forma.

—La última se llama ‘Madrugada, humanos al trabajo’.

Es como que el disco termina a las cinco de la mañana, que es una hora cuática, porque todavía están los curaos y están los que van a trabajar. Yo no lo vivo tanto, tampoco soy tan trasnochador y de pasar de largo, pero me pareció un buen cierre. La melodía es media tensa.

—¿Cuál es la mejor situación para escuchar este disco?

La noche es su entorno ideal. No lo limitaría, pero es para momentos contemplativos. No es un disco muy social. Si lo pones en un carrete te van a pifiar, pero yo, por ejemplo, escucho música para quedarme dormido. Es solitario, contemplativo, no es para animarte.

—Temporada es un disco bien pop, pero luego vinieron Migración y Los movimientos, que son diferentes. Paciente y Centinela Mira al Cielo tampoco son muy pop. ¿Temporada fue medio engañoso?

Fue un invento ja, ja, ja. Para la cronología de las cosas, Los movimientos surge directamente para contradecir Temporada, para trabajar otro formato de canción. Pude hacer un EP con cinco canciones pop y tal vez estaríamos en Inglaterra ahora ja, ja, ja, pero trato de complementar la creación y no cerrarme a hacer canciones pop o solo música instrumental. Es sano abarcar lo que más pueda. Mientras te sientas cómodo explorando música, bacán.

—Al mismo tiempo, Temporada es un disco amable, que habla de viajar y estar enamorado, por ejemplo. Los demás discos no son tan amables.

Yo trato de ser consecuente con mi persona. El tiempo en que se escribieron las canciones de Migración fue claramente más tenso que el de Temporada. Las armonías son más complejas, son menos agradables. Creo que me saldría pésimo si intentara hacer puras canciones de amor como ‘Al sur’. No podría o se notaría lo fingido. Y mientras tenga canciones, no lo necesito.

El tema es que hacer discos toma tiempo. Migración se compuso el 2014, antes que saliera Temporada. Si no lo lanzaba después de Temporada, no lo iba a lanzar nunca. Y para mí igual eran buenas canciones, entonces cada cosa a su tiempo. He tomado decisiones para ir por un camino largo con Patio Solar.

—¿Haces muchas canciones, no?

Sí. Este año he hecho pocas, pero no me he sentido mal por ello. Antes me imponía hacer canciones. Igual la pasaba bien, porque componer es de los momentos que más satisfacción me generan. Era una suma: tengo un grupo, tengo que hacer canciones y lo paso bien. Durante dos o tres años hice caleta de música. En estos meses no he sentido la necesidad de decir cosas, pero no me ha agobiado. También tengo la tranquilidad de que tengo muchos temas en el banco de canciones. Patio Solar tiene tres discos para trabajar, entonces eso es pega para tres años.

—¡Tres discos!

Sí.

—¿Ya están pensados?

Su forma y sus canciones. Las canciones están compuestas.

—Es mucho.

Claro, ¿qué más puedo pedir? No me puedo exigir más, tal vez ya me fundí de tanto hacer hueás. Tengo la tranquilidad de que tenemos pega para tres años, asumiendo que vamos a hacer uno por año. Igual son discos cortos, de siete u ocho canciones, pero vamos a trabajar esas canciones desde septiembre y ahí vamos a estar un año. Y si tengo ocho y ocho más…

—Podrías decir que tienes veinte canciones y no sabes qué harás con ellas, pero dijiste que tienes tres discos. ¿Siempre has sido así de claro?

Es cuático eso de ser tan cerrado, porque el orden de canciones de Migración lo definí hace dos años y lo respeté hasta el último momento. Tiene que ver con lo que decía de la espontaneidad que trato de mantener: si queda así, vamos no más.

El disco que vamos a trabajar ahora surgió como hace dos meses y son canciones más recientes. Lo encontré súper sano para pasarla bien haciéndolo, porque lo más nuevo es lo que te entusiasma más. Y estás más cercano a ese estado, es más actual.

—Dices que lo pasaste bien componiendo el disco de Paciente y ese nuevo de Patio Solar. ¿Te gusta más que tocar en vivo?

En vivo pasa algo cuático. Yo la paso bien. Si no me gustara, tocaríamos menos, pero en la composición es demasiado personal el trabajo. En vivo hay tantos factores: el público, tú, tus compañeros, el sonido, el lugar, qué día es… nunca eres la misma persona. Si estás triste, todo es distinto. Trato de pasarla bien, pero sería mentira decirte que la paso bien siempre. Casi nunca.

—¿Casi nunca lo disfrutas?

Hay momentos de mucha felicidad al tocar, como diez segundos de una felicidad bacán, pero hay otros en que no: cuando hay un acople brígido, cuando está sonando como el pico, cuando hay pifias, quiero salir corriendo. Tocar tanto es medio masoquista. Supongo que los momentos malos los limitas tocando menos, pero mi rollo también es que mientras más lo haga, voy a adquirir la experiencia necesaria para peinarme con la hueá. Este es el momento en que hay que hacerlo. Mientras más vueltas des, mejor. Tengo 24 y he tocado como cien veces en el Loreto, igual es bacán. Si mañana toco, no voy a estar nervioso.

—Cuando tocan con Patio Solar, muchas veces hay efervescencia y el público se vuelve importante: ¿te afecta eso al tocar?

Me alegra que lo pasen bien, pero nunca me he vuelto loco por el público. Soy bien robótico. Sin ser particularmente insensible, tampoco me afecta mucho si está lleno o vacío. Muchas veces me han dicho ‘¡oye, la gente se sabe tus temas!’… y no sé, no me ha cambiado mucho la percepción. Me han dicho que soy un músico exitoso, que al grupo le va bien, que toca harto, que la gente lo sigue y cantan los temas. Es cierto, pero no es lo que me llena. Siempre me enfoco en la música. Si suena bien y hay diez personas, voy a estar más feliz que si hay 200 y suena pésimo. Hemos tenido tocatas malas con mucha gente y creo que eso le ha hecho una mala fama al grupo. Me gustaría que fuéramos brígidos en vivo, es mi sueño. Me gustaría ser un gran cantante y creo que es mi parte más mala. Me esfuerzo, pero tal vez no me esfuerzo tanto ja, ja, ja.

—De hecho, siempre pensé que no te importaba tanto ser prolijo en vivo.

Igual es cierto. Es que son contradicciones que tengo. En abril tomé clases de canto y debería haberlo hecho hace dos años, asumiendo que al grupo le estaba yendo un poco mejor. Era el momento y no me importó tanto. Muchas veces toqué curado, volado. Tampoco soy un militar y tiene que estar todo bien.

Lo que pasa es que estamos en un punto súper extraño, en que no somos profesionales de la música, pero igual alguien espera algo de ti. Creo que en estos años, no siempre se dio ese encaje. Había gente que esperaba algo de mí, porque les gustó un disco y quisieron ir a ver a Patio Solar. ¿Y con qué se encontraron? Con un pendejo que lo estaba haciendo no más. Te invitan a una tocata y vas no más. Nunca hemos tenido un plan maestro de conquistar Santiago, nunca hemos tenido técnicas de marketing, de difusión. Es un ajuste que no fue instantáneo.

—¿Qué va a pasar con Migración, va a salir de nuevo?

Sí. Aunque lo dejé un poco botado, va a salir con el mismo título y las mismas canciones. Pero le vamos a dar un giro: va a tener otra portada.

Foto: Sebastián Saldivia