“Estamos sorprendidos con lo parecido que es lo que está pasando en Santiago con lo que pasa en Buenos Aires”, dicen los integrantes de la banda de math-rock bonaerense, Malviaje. El pasado domingo 10 de septiembre, Matucana 100 recibió la primera edición del Festival Sedimento, un encuentro pensado para condensar todas las métricas y guitarras que están apareciendo en nuestro país, ese que por décadas ha demostrado su apreciación a las corrientes stoner y post-rock.
Juan Godfrid, Federico Segura y Ezequiel Gaspar son amigos desde el 2012, cuando entre skates y cervezas entendieron que compartían gusto por la música sin siquiera separarla por estilos. Hace cinco años que Malviaje decidió encerrarse a jamear para ver qué pasaba y el resultado es una constante mutación que este año los tuvo editando su tercer disco, Memorias, en el que incorporaron por primera vez una voz.
“Se dio nada más. Siempre pensamos en que sería complicado tener una voz porque somos gente que disfruta mucho la música en instrumental, yo en lo personal”, dice el baterista Godfrid. “Juan Manuel (encargado de cantar en ‘Facha’ y ‘Casa Sola’) fue un invitado al que llegamos porque es una voz que nos gusta mucho. Yo siempre pensaba en eso ¿agregamos voz? ¿de quién? ¿de nosotros? Juan es de la banda Humo del Cairo y es una voz que encontramos necesaria, cercana y que admiramos. A mí me encanta su voz”.
En un año lleno de primeras veces, los tres jóvenes de 23 años rompen con otro hito: esta fecha es la primera que hacen fuera de su país. La primera gran fecha internacional. “Estamos contentísimos y sorprendidos. Nos recibieron los chicos de Hélices (agrupación antofagastina que reventó la Sala Bunster y quedó como una de las mejores pasadas del festival) y han sido muy cariñosos. Fuimos al cerro, conocimos a las otras bandas, y está bueno que el primer viaje haya sido a un lugar que está tan parecido a lo que pasa en Buenos Aires”, dice Federico.
Sienten que pasan cosas y que es necesario hacer otras. Por ese mismo bicho interno, es que en Argentina participan activamente de Anomalía, una plataforma de edición, difusión y acople entre agrupaciones que hasta hace un ratito solo eran amigas. “Nos dimos cuenta que hay mucho pasando. No es raro encontrarte con un viernes en el que tienes tres presentaciones de estilos similares. A veces me molesta porque no me puedo dividir para ir a todas pero es muy bueno lo que pasa, porque demuestra que hay mucha vida en esta escena, como pasa en otras del indie”, cuenta el baterista que parte de la base de la amistad para levantar todo: “desde el 2015 que ya no pregunto si alguien va a un reci o no porque sé que cuando llegue van a haber veinte amigos o caras conocidas. Por ahí va todo lo que pasa. Anomalía también era un grupo de bandas amigas que organizaban fechas entre ellas pero nos hemos ido dando cuenta que es necesario ampliar, salir del círculo más cercano, de la zona de la ciudad, de la misma ciudad y hasta del país”.
Ahora tienen amigos en Chile, gracias a Gerárd de Tortuganónima que se contactó con ellos. Saben de gente en Perú que a veces manda demos, y dan por hecho que la historia se replica en otros países. “Está bueno lo que hace Fecking Bahamas, que agrupa a toda la gente de estos estilos y sirve de difusión y compañerismo”, y a eso aspira Anomalía, y por qué no, Sedimento. Lograron abrir espacio en Buenos Aires y ahora quieren que tanto Malviaje como Anomalía puedan transitar libres por los correderos imaginarios culturales que sueñan con levantar entre país y país.
Qué buen viaje
El trío de músicos -que lunes am tuvieron que llegar a sus respectivos trabajos- estaban contentos con su primer viaje fuera del natal vecino, y quienes tuvimos la posibilidad de verlos también nos quedamos felices con lo que significa escucharlos un rato.
“Mal viaje es una expresión muy argentina, muy de jerga. Che, qué mal viaje”, explica Federico cuando es consultado por el origen del nombre de la banda y de sus canciones. Entre broma y broma, los amigos se apropiaron del “qué mala volá” argentino y lo transformaron en la etiqueta que usarían para presentar esas ex largas canciones que nombran casi al azar sin ninguna significancia muy rebuscada. “Han pasado cinco años desde el epé y bueno, ya no hacemos todo en goma”.
—¿Qué significa eso de la goma?
“Jajaja, nosotros hablamos muy en argentino. Se trata de estirar algo, de alargarlo, como una goma. Cuando recién comenzamos era normal hacer canciones de 20 minutos porque eso era lo que queríamos contar. Cinco años después tenemos el crecimiento y la experiencia suficiente para resumir esa misma historia pero en seis minutos, ya no estamos estirando la goma, aprendimos a sintetizar lo que queríamos decir”.
Queda claro en vivo. Los sonidos son precisos, los cortes están pensados. Muy math esponja que se fue construyendo a la par con otros gustos que comparten como Malviaje, tanto de música como de caminos de vida. Muy math condensado entre las baterías tremendas de Juan, el orden de Ezequiel y la garra trasandina de Federico. Nada de malo, bastante de bueno, Malviaje en su primer viaje deleitándonos en este encuentro donde pequeños vínculos se dieron para que las baterías díscolas del cono sur vayan agrupándose, en redes de amistad y math.