“Está muy rico el viento. Como que en Santiago es helado el viento, ayer al menos era helado el viento, o antes de ayer, no me acuerdo”, dice Mariana Montenegro afuera del Teatro Municipal de San Felipe, lugar donde la banda que mantiene con Milton Mahan, Dënver, tocará gratis en un par de horas. Adentro se está preparando la prueba de sonido. Afuera hay un puñado de fans que ya está esperando.
-Primero ¿hace cuánto no tocan en San Felipe?
Yo creo que como hace cuatro años que no tocábamos acá y cuando lo hicimos fue acá [apunta a la la plaza frente al teatro] y se llenó. Fue en contra de las mineras.
-¿Antes tocaban más seguido acá?
Cuando tocamos fue un acústico, no un show completo ¿Y antes? Sí, al principio tocábamos en bares de acá, Bar Amnesia, Club Ibiza, cosas así.
Para los que no saben, Dënver es de San Felipe, una ciudad que está a aproximadamente 88 kilómetros de la capital y que según Wikipedía es: “(…) una comuna y ciudad chilena, ubicada en la Región de Valparaíso en el Valle del Aconcagua, a 32º45′ latitud Sur 70º43′ longitud Oeste, capital de la Provincia de San Felipe de Aconcagua. Fue fundada el 3 de agosto de 1740, y al año 2006, tenía una población aproximada de 71.559 habitantes, según la estadística de la Encuesta Casen”.
Escape de Santiago
Pero Dënver ya no vive en San Felipe, hace años, por lo que debían moverse el mismo día desde Santiago hasta su ciudad natal. La cita era a la 1:30 pm en la sala de ensayo de la banda. Ahí llegaría una van que llevaría a Dënver y su staff a la quinta región. Pero el plan en papel distaba mucho de lo que terminaría siendo. Primero, la van nunca fue van, si no que un bus grande de la Municipalidad de San Felipe, especialmente para moverlos a ellos. Segundo, el bus llegó tarde, 45 minutos tarde.
Arriba del mismo va parte de la banda: Mariana Montenegro (voces y teclados), Iara “Iarei” Espinoza (secuenciador y controlador) y el road manager Cristián Carrasco, entre otros. Este último se sorprende al escuchar que habrá un periodista haciendo un seguimiento a la banda: “¡Nadie me dice nada!”, exclama en tono de broma. “Ah, sí. Se me había olvidado decirles”, replica Mariana, a la que al parecer se le había olvidado por completo el asunto.
Después, cual furgón escolar, comienza un recorrido por varios sectores de Santiago en busca de la gente que falta: primero a buscar a Substancia Marina la banda telonera. Después a Nicolás Ramírez (batería), Hernán Cataldo (trompetas) y Sebastián Campusano (trombón). Todos músicos de Dënver . Entre esos viajes, el bus pasa por el Insert Coin de Ñuñoa y Mariana dice que es bacán, un bar entretenido donde una vez fue a ver Game of Thrones. Lo malo, según ella, es que “quedai pasado a fritura”.
Arriba del bus se arman dos mundos diferentes, en la parte de atras está Substancia Marina tocando sus instrumentos y tirando tallas. Adelante está Dënver, sin Milton que aún no se ha asomado a la escena. La gente duerme o mira por la ventana, Hernán y Sebastián van viendo las partituras de los temas junto con Nicolás y el chofer agarra todos los tacos que puede antes de salir de Santiago, lo que desespera notoriamente a Mariana, ya que va atrasando cada vez más a la banda.
***
Llegando a San Felipe el bus pasa por una esquina donde Mariana dice que vivió un tiempo cuando pequeña. El chofer del bus va pegando bocinazos para saludar a la gente en la calle, al parecer conoce a medio pueblo ya que la bocina suena en muchos momentos, saluda a guardias, bomberos de bencineras y gente de la calle. Antes de alcanzar a asimilar que se arribaba a destino, el bus se detiene, ya estamos en el centro de San Felipe, en la Plaza de Armas de la ciudad que en la cuadra oeste tiene el Municipio, que a su vez alberga el Teatro Municipal.
Son las 4 pm y el show comienza a las 7:30. Lo primero que uno nota, y que muy bien verbalizan Sebastián y Nicolás, es que la Plaza de Armas tiene más bancas que gente.
En el centro de San Felipe prevalece el rap o el reggaeton, ya sea de parlantes que alguien tiene ahí o de las improvisaciones de los hip hoperos. Mariana tiene razón, el viento está exquisito.
***
-Mariana ¿vamos a hablar con esos locos que están rapeando allá? ¿a ver si conocen a Dënver?
“No, qué vergüenza. ¿Y si nos cachan? ¿y si no nos cachan? No, anda tú y despues me contai como te va”, dice amable antes de ponerse a caminar de vuelta al Teatro.
-Hola
“Hola”, dice uno de los cinco locos que están improvisando en la Plaza Cívica.
-Oye ¿ustedes son de San Felipe?
“Sí po”, dice mientras dos de sus compañeros tienen una descarnada pelea de rimas.
-¿Y cachan a una banda que se llama Dënver?
“No, ¿quienes son esos?”.
-Es una banda de San Felipe, creí que podían cacharlos.
“No”, responde uno mientras cambia la canción de fondo para las rimas, la pelea ya había terminado y ahora tenía que seguir él. Es un “royal rumble” donde el que vence a más oponentes seguidos es el que gana, como explican más adelante. Le pregunto a uno de los que no va a rapear:
-¿Y qué música escuchai además de rap?
“Me gusta caleta Frank Sinatra”.
-Buena ¿y te gusta Kendrick?
“¿Lamar?, obvio”.
***
En la plaza la cosa está dividida, hartos han escuchado de Dënver, mas no pueden mencionar alguna de sus canciones, además de no poder recordar algún personaje conocido que saliera de San Felipe. La cara de emoción que ponen al escuchar que soy periodista se va al notar que las preguntas tratan de música.
Entre los encuestados está Ángel Gutierrez Cordova de 85 años, Sanfelipeño (no Sanfelipino, como se encargó de aclarar) de toda la vida. Lustra zapatos en la plaza y tiene historias suficientes para mantenerte entretenido lo que dure la limpieza de tus zapatos. Le lustró a Lagos durante su tiempo como presidente por ahí por el 2003, es el lustrador más antiguo de la localidad (a pesar de que había solo uno más en la plaza), fue presidente del Club de Rehabilitados Alcohólicos y es Hijo Ilustre de la ciudad, condecoración que lo pone especialmente orgulloso ya que es la misma gente de San Felipe la que lo nominó.
Respecto a Dënver, nunca ha escuchado su música, pero los conoce de nombre, principalmente por las noticias locales. “Antes me gustaba bailar, escuchaba hartos tangos, los boleros, los corridos, etc… pero la música de ahora no me cuadra en los oídos. A uno no lo hace bailar como a los más jóvenes”, dice con el paño en una mano y manchas de lustrabotas en la otra.
Por mientras, en el teatro se comienza a hacer una fila de gente lista para entrar. Substancia Marina está almorzando por ahí y Dënver (menos Milton, que siendo las 17:30 aun no aparece) hace la prueba de sonido. Después de ir uno por uno con los instrumentos, incluyendo la guitarra y los efectos de voz, hacen unos cuantos repasos de una versión corta de ‘Revista de gimnasia’ para luego dar paso a ‘Miedo a toparme contigo’ y ‘El fondo del barro’. El teatro tiene una capacidad aproximada de 300 personas y tiene butacas, lo que en primera instancia parece un problema para el synth pop de Dënver.
Afuera está Agustín, parte del staff de Substancia Marina fumando un cigarro que terminamos compartiendo, mientras hablamos obligatoriamente de Dënver. “Mira a los cabros que hay acá”, dice apuntando a los fans que esperan afuera del teatro. “Todos son nada que ver con la ciudad, tienen una onda diferente a la de la gente de la plaza. Son como medio incomprendidos, igual como debió ser Dënver en su momento”.
La palabra que ocupa Agustín parece bastante acertada.
Incomprendidos
[Flashforward]Días después del concierto, Mariana accedió a continuar en Santiago con las conversaciones que no pudieron terminar en San Felipe por falta de tiempo.
-¿Qué sabes de San Felipe? Le pregunté a mucha gente qué personaje conocido venía de San Felipe y no me supieron decir.
Palmenia Pizarro, el Morande con Compañía ¿cómo se llama?
-Kike Morandé
Ese ¿quién más es de San Felipe? Pucha, Palmenia es como la más conocida, de hecho hay un festival con su nombre.
-Ah sí, muchos fans afuera del concierto pedían que tocaran en ese festival
¿Pa’ qué? Pa’ que nos pifeen de nuevo?
-¿Los pifiaron?
Sí, tocamos ahí y nos sacaron la mierda.
-Ya, pero ¿de qué año estamos hablando ahí?
Mmmm ¿2011?
-Ah, pero igual ha pasado tiempo.
A Camila Moreno también la pifiaron.
-¿La dura?
Van a pifiar a cualquier persona que no haga cumbia ni balada romántica.
-De más, se nota que San Felipe es ciudad de rap y reggaeton.
Cuando nosotros tocábamos en San Felipe éramos muy nada que ver. Tocabamos en las tocatas punks, donde iban bandas de ska y de punk y llegábamos nosotros con música terrible mamona con un teclado y una guitarra, pero igual tocábamos.
-Se hacían el espacio.
Claro, pero igual éramos medio incomprendidos, nos comprendían nuestros amigos no más, que igual es un grupo bien grande. Y definitivamente gracias a ese grupo de amigos empezaron a funcionar las cosas porque nosotros buscábamos los espacios, todos los amigos hacían algo para ayudar. Además compartimos mucha música en común, entonces eso ayudó caleta, sin ese grupo de amigos hubiera sido todo mucho más difícil.
***
Antes había conversado con Mariana la posibilidad de hablar con los fans que estaban afuera para que dijeran qué preguntas le tenían a Dënver y si ella podía contestarlas después, a lo que accedió feliz. “Podríamos incluso hablar con mi papá después”, dice animada. El problema es que la gente comienza a entrar al teatro, el tiempo de las preguntas había pasado.
En backstage todos están en la suya: Substancia Marina se cambia de ropa para salir al escenario; Sebastián, Nicolás y Hernán están sentados hablando y viendo la lista de temas; Iara y Mariana se van arreglar para salir a escena. Los teloneros salen con cinco minutos de retraso, a las 19:35 sin haber comido nada, el catering aún no llegaba, al igual que Milton que aún no da señales de vida a excepción de un mensaje a Cristián que se encarga de repetir cuándo preguntan dónde está Milton: “dijo que ya venía para acá”.
Dicho y hecho, minutos después llega el catering seguido de cerca por Milton, son las 19:50 y Dënver está agendado para tocar a las 20:30. Entra, saluda coordialmente a todos y se va directo al camarín que queda en la planta baja donde Iara y Mariana están hace rato.
Por falta de tiempo, espacio y disposición, con Milton casi no crucé palabras, en cambio accedió a contestar por mail las preguntas que tuviera que hacerle:
-¿Cómo se tomó la decisión de moverse de San Felipe a Santiago?
San Felipe es un infierno insoportable, jamás volvería para allá.
-¿En qué cambian las cosas en la capital con respecto a San Felipe?
En San Felipe tienes el campo más a mano, más cerca huyes de la ciudad, al menos cuando era joven. Ahora es horrible y está manejado por gente que además de tener pésimo gusto sólo le interesa su bienestar económico. Santiago es similar pero al menos la gente se empodera y alza y la voz.
-Dime tres cosas que extrañas de San Felipe y tres cosas que no.
Extraño cosas que ya no pueden volver.
-¿Es Chile un país cartucho? ¿Dënver trata de pelear contra eso de manera consciente?
Yo no trato de pelear con nadie, mis canciones no son para Chile, ni para México, ni para Latinoamérica, son para la gente que las quiera hacer de ellas porque de alguna forma las identifique (sic).
Los Adolescentes
Substancia Marina termina su set y entran al backstage, la única que los felicita explicitamente es Iara. Minutos antes de que le toque el turno a Dënver entra un señor extranjero, con acento de Costa Rica y una chaqueta que dice “Prensa Internacional”. Busca a Milton para hacerle una entrevista y se mete al camarín. Al parecer es de la Municipalidad.
A las 20:32, Dënver se toma el escenario y la gente se vuelve loca. Si bien no sale de sus butacas, las letras coreadas y los micro bailes se ven por todo el público. En las lentas, las parejas se acurrucan y se besan. Lo bronces son un aditivo excelente a la banda a pesar de unas cuantas voces perdidas y acoples menores. Las más coreadas son ‘Mai lov’, donde la gente al fin se paró del asiento a bailar, y el cierre con ‘Revista de gimnasia’. La última vez que escuché un tema de Dënver en vivo fue en el relanzamiento del sello Cazador, con Dolorio y Los Tunantes haciendo un cover vertiginoso -pero desordenado- de ‘Los Adolescentes’, postal que contrasta notoriamente con la que deja este concierto. El público, compuesto en su mayoría por adolescentes, sale del teatro feliz, con el corazón lleno, pero rápido. Varios salen directamente a encender sus cigarros.
Afuera comienzo una búsqueda por gente que quiera preguntarle cosas a los miembros de Dënver. Los fans se emocionan al saber que podrán hacer llegar sus preguntas a alguien de la banda, aunque la mayoría -por no decir todas las preguntas- terminan siendo para Mariana. Una vez conseguidas suficientes le hablo a un par de adultos que contrastan con la juventud imperante del lugar.
-Hola ¿vinieron a ver a Dënver?
“Sí”, dice uno mientras el otro mira para otro lado.
-¿Y les puedo hacer unas preguntas sobre ellos?
“Pregúntale a él, es el papá de Mariana”, dice el mismo mientras apunta al que mira a otro lado, como tratando de pasar piola.
-¿Puedo hacerle unas preguntas entonces, señor?
“Bueno”, dice cediendo ante la situación con una sonrisa.
-Primero que nada ¿Cómo se llama y cuál es su edad?
Miguel Montenegro. 64 años.
-Dënver no tocaba hace cuatro años en San Felipe ¿qué le parece que vuelvan?
No, fantástico. Yo estoy muy contento porque igual trato de ir a los conciertos en Santiago. No sé qué pasó con el pueblo, me da la impresión de que fue la Municipalidad, el departamento de cultura quien los trajo. Me parece genial, además había que hacerles un reconocimiento, a pesar de que ya habían sido declarados embajadores culturales de San Felipe.
-¿En serio? No lo sabía.
Sí, después de haber ganado el Oscar por la música del osito. Se le hizo un homenaje acá y se le entregó este premio.
-¿Siente que Dënver igual es conocido en San Felipe?
Sí, sí son conocidos. Claro que de repente los programadores de las radios no los ponen mucho, porque es una música especial la de Dënver, a mi me costó entenderla.
-¿En serio?
Sí, partió en mi casa Dënver. Día y noche escuchándolos, era casi enfermizo como trabajaban. Todos los días repetían, repetían y repetían las canciones. Son bien rigurosos y tenaces en lo que hacen.
-¿Y qué música es la que usted escuchaba entonces?
¿Yo? Música antigua, po. De los años 70 u 80, por ahí, de italianos o españoles. Esa es la música que yo escuchaba y que se escuchaba en mi casa y por eso también la escuchaba la Mariana.
-¿Y ahora le gusta Dënver entonces?
Sí, encuentro que Milton es un muy buen compositor. Hacen un buen equipo, son originales, han roto esquemas, se han atrevido a hacer cosas nuevas. A mí me encantan, encuentro que son fantásticos, soy muy fan.
-¿Usted baila con Dënver?
Sí, obvio que bailo con Dënver.
-Las letras de Dënver tienen mucho contenido sexual, normalizando todo este tema tabú, y ahora igual es interesante verlo pensando en lo que dijo Ossandon. Estamos en un país que es medio pacato en cuestiones sexuales ¿encuentra que Dënver ayuda a sacar…
Sí, sí, está bien. A sacar la hipocresía y todo eso, está bien. Son letras que hablan de lo que está pasando realmente, ellos son los testigos de lo que está pasando y está bien que canten de eso.
-Y ¿pensando en que es su hija la que está en el escenario cantando esas cosas no le genera algo?
No, no tengo prejuicios de ese tipo. Para nada.
El padre de Mariana termina siendo la persona más buena onda del mundo. Relata, por puro gusto, como durante la misma época en que Mariana nacía se compró “un secuenciador la raja. Me salió como lo mismo que un auto”, lo que según él hizo que Mariana terminara metida en la música. “Ella, siendo guagua, se ponía a jugar con el secuenciador”.
[Otro flashforward]Al escuchar la historia que su padre contó sobre ella, Mariana, ya de vuelta en Santiago, comienza a hablar de cuando nació.
“La verdad es que yo nací en Santiago, en Ñuñoa. Yo vine a nacer acá, porque mis padres siempre fueron de una onda media hippie, querían que naciera en el agua escuchando música clásica y cosas así, así que vinieron a hacer un curso de eso acá pero yo decidí nacer antes, como en el auto. Terminaron llevándome a cualquier hospital muy apurados, incluso nací morada, como asfixiada. Y de ahí me fui a San Felipe. Nací y me devolví”, dice con tranquilidad en una banca del Forestal, toma aire y continua:
“En San Felipe estuve en dos colegios: el primero era de monjas y de puras mujeres, y el segundo, también era de monjas y de mujeres, pero más liberal que el primero”.
-¿Eran monjas más buena onda?
“De hecho, ni se veían las monjas, estaban como escondidas. Mi primer colegio era muy cartucho, de hecho cuando pasaban la lista no decíamos ‘presente’ decíamos ‘viva Jesús’”, dice mirándome, como esperando mi risa ante lo que acaba de decir. “Yo encontraba que decir presente era como de los monitos animados. De hecho cuando entraba una profe decía: ‘viva Jesús’ y todas nos parabamos y decíamos: ‘nuestro rey eucarístico’”.
-¿Y eso era en el segundo colegio?
En el primero. En el segundo decíamos presente y buenos días. Igual era cartucho pero… era como más pelolais. En fin, Dënver nació ahí, cuando yo iba como en segundo medio, ahí empecé a tener hartas bandas, y ahí también pololié con el Milton como un año y medio, en ese pololeo fue que nació Dënver. Después terminamos pero igual seguimos tocando, porque teníamos un grupo de amigos tan bacán que era imposible renunciar a ellos, y si queríamos estar en ese grupo de amigos teníamos que seguir siendo amigos entre nosotros.
Después salí del colegio, quería estudiar música y quedé en Santiago. Si hubiera quedado en Valpo me hubiera ido a Valpo. Mientras, el Milton estaba estudiando Arte en Valpo, pero estaba medio chato y abandonó la Universidad. Cuando yo me vine a Santiago me siguió y se vino a trabajar en cualquier cosa, en las Dunkin Donuts, después trabajamos tocando en las micros, etc…
-¿Y eso cómo a qué edad fue?
Cuando salimos del colegio. ¿18? ¿17?
-¿Y Dënver ya existía?
Sí, en San Felipe sacamos un videoclip y Solenöide que es un EP que suena muy lo-fi porque lo grabamos con una cuatro pistas con cassette de cromo. El arte lo hizo Pablo del Cielo que es la misma persona que hizo el afiche de cuando tocamos en San Felipe. Se hicieron fotocopias para el EP y nosotros los pintamos, en cartón. Así terrible punky. Ya no quedan copias.
-Volviendo a San Felipe. Di tres cosas que extrañes de la ciudad y tres cosas que no.
Extraño a mis gatos, extraño mi familia y….
-¿Tus gatos no son de tu familia?
Ya, sí. Extraño mi familia, que está compuesta por humanos y gatos. Extraño el cielo, la cordillera y a mis amigos. ¿Qué no extraño? La falta de lugares para ir a bailar la música que me gusta. No extraño la falta de lugares para tocar y no extraño….ehhh. Ay no sé.
-¿En qué cambian las cosas al moverse a la capital desde una ciudad como San Felipe?
¿Qué cambia? Que acá existe una escena músical más consolidada, y va en que hay más espacios, más opciones. Esa escena musical funciona gracias a eso, a que existen los espacios o la gente los crea o los descubre.
-¿Y no te gustaría poder iniciar algo así en San Felipe?
Se podría hacer, pero no creo que pudieras vivir de la música. Pasa que acá en Santiago están los festivales, están estos eventos auspiciados por marcas grandes, o hay bares que … no sé. Por ejemplo allá pasa que cuando abre un bar al tiro quiebra, como que acá existen los lugares que te permiten vivir de la música y quizás en San Felipe se podría hacer, pero tendría la banda como algo anexo.
-Ahora pasemos a las preguntas de los fans.
Ya, bacán.
[Insertar música de concurso]María Paz (28)
¿Por qué no fueron al Lolla?
Ah, qué se yo. Tocamos en el primero y ya no nos invitaron más. Habría que ir a preguntarle a los productores “oye, porqué no me invitaste?” jaja.
Josefa (16)
¿Por qué no se radican de nuevo en San Felipe?
Porque nos sentimos plenos viviendo de la música, y allá no se podría. O tendría que viajar mucho. Igual no lo descarto, quizás en algún momento se puede lograr un formula de estar en las dos partes, de hecho, conozco a harta gente que vive allá y trabaja acá.
Ramón (16)
¿Cuál es la sexualidad de Mari?
¿Cómo? Soy heterosexual. Pero no descarto otra opción. He tenido algunas semi experiencias lésbicas.
Diego (17)
¿Cómo es tocar con tu ex?
Jajaja. Al principio era super difícil, pero ahora ya está superado.
Ignacio (17)
¿Por qué terminaron?
Terminamos porque las relaciones tienen ciclos y esos ciclos están determinados por crisis, y nosotros no pasamos una de esas crisis no más. Obviamente podría explicarlo mejor pero siento que estaría pasando a llevar la privacidad de ciertas personas.
*Imágenes por Agustín Reveco