Fotos por Nicol Vásquez
Si bien Guillermo Alonso (alias Coiffeur) es el entrevistado, la primera pregunta de esta conversación viene de él. “¿De quién es este diario?”, interroga refiriéndose a la línea editorial de La Tercera, que estuvo leyendo mientras esperaba en el lobby del hotel donde se aloja. El argentino, que viene llegando a Chile para tocar en el Festival Neutral, muestra curiosidad por las novedades de nuestro país: los estudiantes expulsados de los liceos emblemáticos de Providencia, las reivindicaciones en Aysén y el Día de la Mujer son los temas que se ponen sobre el tapete mientras subimos al taxi con su mochila y su guitarra, y nos dirigimos a una librería de San Diego, donde el cantautor grabará versiones acústicas de sus temas para el sitio La Vitrola.
Pero también hablamos de su música y del material que sucederá a “El Tonel de las Danaides” (2009). “Ahora estoy terminando un EP, un disco cortito con cuatro canciones, y al mismo tiempo estoy haciendo más canciones que van a ir para un disco un poco más largo”, cuenta sin querer adelantar el nombre de ninguna de estas producciones, que aún no tienen definida una fecha de publicación. A lo que sí se refiere es a la evolución sonora que está emprendiendo: “Estoy haciendo un cambio de formato y de soporte. Las canciones que vienen ahora casi no tienen guitarra, tienen más teclados y programaciones, y como que me costó mucho esa transición”, confiesa.
“Había intentado hacer canciones y lo que hacía me parecía aburrido. Me parecía que tenía que buscar por otros lados tanto en lo lírico como en lo musical”, dice Coiffeur sobre su necesidad de cambiar de sonido, que ya se constata en “El Tonel de las Danaides” y que al parecer, dará un salto importante con sus nuevas composiciones, en las que el trasandino dejará de lado lo contemplativo y explorará ritmos más bailables. “Pero tampoco es para que lo toquen en los boliches”, aclara entre risas. “Con ‘bailable’ me refiero a usar el cuerpo, que haya bases rítmicas. El formato de la guitarra se presta más para estar sentado tranquilo, y me parece que lo nuevo se va a llevar mejor con estar parado, con moverse un poco”, añade.
Hasta el momento, el cantautor tiene un total de 12 canciones compuestas y planea hacer otras tantas. Sin embargo, esto no significa que todas se incluirán en su nueva placa, la cual lo hace remontarse a su álbum debut (“Primer Corte”, 2005). “Me gustaría que el LP tenga pocos temas o que dure media hora o 40 minutos y que sea algo más bien compacto. Ese es el concepto del primer disco, que es muy directo”, explica con calma, tomándose el tiempo necesario para hilar y exponer sus ideas, aun cuando eso implique retroceder, corregirse y volver a empezar la frase que dejó inconclusa.
Coiffeur reconoce la influencia del recientemente fallecido Luis Alberto Spinetta en su forma de ser y de trabajar: “Hace un tiempo atrás empecé a escuchar unos discos suyos viejos, de los ’70, y la conclusión a la que llegué es que tenía una personalidad muy fuerte y era una persona muy intuitiva. Lo que me llegó de él es dejarse llevar por la intuición y animarse a buscar un lenguaje personal. No es una influencia concreta con respecto a una melodía, a una nota musical o a un arreglo determinado, sino a una cosa más conceptual. Eso me acompañó desde ‘El Tonel’ en adelante, y creo que es algo que sigo digiriendo”.
Como él mismo lo dice, esta búsqueda de un lenguaje propio viene desde “El Tonel de las Danaides”, disco de cuyo título dudó por temor a verse demasiado intelectual. “Lo importante es hacer algo creativo y humano con un conocimiento, no con la chapa de intelectual”, sostiene a propósito de ese álbum. “Me interesaba dar cuenta de una sensación más que del mito de tal cosa. Lo valioso es hasta qué lugar te transporta ese beat, que sea una mezcla entre lo que se cuenta de eso y lo que te transmite. Me parece más interesante todo lo que se desprende de eso, que no tiene que ver con lo teórico sino con lo emocional”.
Las canciones de Coiffeur son una invitación a descifrar sus mensajes adentrándose en un mundo lingüístico y sonoro en constante cambio. “Son una pregunta, una búsqueda que quizás se aproxima a algo, pero que no termina en una respuesta definitiva. Hay temas que pueden ser un poco mas literales que otros, pero en el fondo siguen siendo eso”, dice el cantautor, para quien esta exploración tiene que ver con hallar un placer primario, un bienestar que aparece cuando cierta melodía viene a tocar la fibra precisa. “Cuando uno escucha algo que le gusta mucho se produce este episodio de evocar algo que en un momento sentiste, y que esa canción te lleva a ese lugar. Me parece que la creación y la escucha tienen ese punto en común, que te conectan con una situación antigua”.
Así piensa y también vive Coiffeur: con un pie en las evocaciones que menciona y con otro en las nuevas experiencias donde lo llevan sus corazonadas. Sabe que es él quien lleva las riendas de su carrera, de ese viaje personal que persigue las respuestas, que suelen ser tan esquivas. Pero ese no es motivo para desanimarse. Él sigue avanzando.