Fotos por Nadia Mella Politis
Una de las pocas bandas de la escena de Seattle a comienzos de los noventas que aún está en pie, y produciendo nuevo material. Cuatro discos y singles que han sido himnos para más de una generación. Un grupo que, pese a ser sinónimo con la década pasada, y pese a su propia separación a fines de la misma, hoy se encuentra junta y ad portas a presentarse en nuestro país. En esta exclusiva con su baterista, Scott Mercado, he aquí las palabras, anécdotas y opiniones de alguien que ha (sobre)vivido para contarlo.
La cita es en el hotel Crowne Plaza, no demasiado temprano (hey, una banda de rock necesita dormir, ¿no?). Un sillón cómodo en la esquina del lobby del hotel, y está todo listo para entrevistar a un músico que uno nunca hubiera esperado ver en Chile.
Hay muchas bandas que se separan, y luego regresan porque (y ellos mismos lo admiten) lo hacen por el dinero. The Police y su última gira mundial, por ejemplo. Pero al mismo tiempo, algunas lo hacen por otras razones. Necesitan tocar, crear juntos de nuevo, como pasó con Blind Melon o Alice in Chains. ¿Por qué ustedes, Candlebox, deciden volverse a juntar?
Porque es divertido. En el 2005 iba a salir nuestro Greatest Hits y, básicamente, Kevin (Martin, guitarrista y vocalista) quería salir de gira con la banda. Nos contactó, a mí y a Peter (Klett, el otro guitarrista), y nosotros no estábamos seguros, había pasado mucho tiempo. Pero si iba a salir este disco, ¿por qué no hacerlo? Pasar un buen rato. No era la idea juntarnos a hacer dinero; en realidad, extrañábamos ir de gira y estar con quienes solíamos tocar música. Ésa fue la razón: sólo divertirnos. Después se fue extendiendo, y de un minuto a otro estábamos grabando un nuevo álbum (Into The Sun, del 2006).
Ustedes están trabajando en un nuevo disco por estos días, de hecho…
Estamos juntando nuevo material, sí.
¿Planean un lanzamiento para el próximo año?
Quizás, aún no estamos seguros. Vamos a tratar de hacerlo el 2010, pero en este momento todos tenemos más proyectos en mente, trabajar con otras personas por un rato. Estamos tomándonos nuestro tiempo.
Cuando ustedes aparecieron con su primer disco, fue en medio de toda la corriente grunge, y de inmediato fueron catalogados dentro de ella. ¿Qué piensas de esa clasificación (por así decirlo)?
Nosotros aparecimos cerca del final de ella, pero… aún cuando definitivamente toda la escena grunge nos influenció, nunca nos consideramos una banda de ese estilo. Éramos, y somos, una banda de rock, desde el comienzo. Pero al mismo tiempo, muchos de los referentes para la música grunge en esos días también fueron una inspiración para nosotros: Led Zeppelin, Ozzy Osbourne, Black Sabbath. Los clásicos.
¿Y cómo definirías lo que hacen ahora, musicalmente, en comparación al ’93, o al ’95…?
No es tan distinto. Hay mucho de lo mismo, creo. Tratamos de mantenernos fieles a nuestras raíces, más o menos como el primer disco, seguir esa senda. No hay muchas diferencias – excepto, claro, que nuestro sonido se ha vuelto mucho más limpio y cohesionado.
¿Una decisión consciente o consecuencia de los años de experiencia?
Los años de experiencia, definitivamente. Todo el tiempo que hemos estado tocando juntos y pasando un buen rato, sin duda.
El nombre de la banda viene de una canción de Midnight Oil, ¿no?
Sí, de ‘Tin Legs and Tin Mines’.
Asumo, entonces, que son uno de sus referentes…
Exacto. Especialmente para Kevin, por las letras. Él ha sido influenciado muchísimo por Peter Garrett (vocalista de Midnight Oil), un letrista increíble, ha sido toda una referencia para hacer música. Ese tema tiene una línea sobre estar en una caja, como velas, y de ahí salió el nombre. Fue idea de Peter y Kevin. Creo que estaban fumando hierba o algo por el estilo, no estoy seguro de cómo se les ocurrió (risas).
¿Qué otras bandas, además de Midnight Oil y las que ya mencionaste antes, considerarías una influencia?
Peter tiene como gran referente a The Doors. Y yo, siendo baterista, cuando crecí oía mucho Rush, y mucho rock progresivo de ese entonces. Frank Zappa, incluso. Son tantos, es difícil recordar todo… La banda Yes fue otra gran influencia. Y Pink Floyd, sí. Rock y metal de los 70s, sobre todo.
Y de la nueva camada de sonidos que hay dando vueltas, ¿hay algo que haya afectado tu música?
Sí, mucho. De hecho, como baterista, oigo mucho a Dave Matthews; aún cuando su onda es muy distinta a la nuestra, me gusta oír a su baterista, es muy bueno… Hay muchas más. Me gusta Saving Abel, un grupo relativamente nuevo. Coldplay, también. Y Muse, una gran banda. Tienen muchas melodías interesantes.
¿En serio? ¿Qué te parece su último disco, The Resistance?
Honestamente, no lo he oído mucho; escucho mucho más su material antiguo, el primer y el segundo disco. Showbiz es muy bueno.
Volviendo a un tema que ya tocamos antes: cuando ustedes aparecieron, no sólo fueron relacionados a la escena grunge, sino que fueron parte de ella. Tocaban al mismo tiempo que Nirvana, Alice In Chains, Pearl Jam o Soundgarden. Y en simultáneo, estaban de gira con The Flaming Lips, Aerosmith, Living Colour, Metallica… ¿Qué piensas de la escena en ese entonces?
Era eléctrica, realmente increíble. Tu salías y te emocionabas, porque todas estas bandas geniales vendían y vendían conciertos – sólo en Seattle. En ese entonces, la mayor parte del mundo escuchaba a Paula Abdul y a Milli Vanilli. Y aquí, el grunge era… humano. Muchas guitarras a la Jimi Hendrix, baterías en vivo. Era potente y ruidoso, a veces rápido y otras, lento. Era como un renacer del rock, tal como ocurrió a comienzos de los 70s, pero en los 90s. No podías dejar de pensar lo genial que era todo: ibas a un club y veías a Mother Love Bone, tiempo después ibas a otro donde no había nadie, y veías a Pearl Jam, a Soundgarden o a Nirvana. Y mientras las veías, pensabas: “Ellos nunca serán grandes”.
De hecho, yo tocaba en una banda, Sky Cries Mary. Fuimos una de las bandas pioneras del grunge, allá por el ’88 o el ’89. Y tocamos con este trío, que nos teloneó en un pequeño club, The Vogue. Y ellos eran… eran malísimos, horribles. Y se llamaban Nirvana. Horribles. Eran un grupo realmente malo. Esto fue antes de Dave Grohl, claro – inmediatamente antes o después de Bleach, por esos días. El vocalista era gracioso. Kurt Cobain. Y el bajista era este tipo alto y flaco. En ese entonces estaban con su primer baterista, Chad Channing.
En ese entonces era divertido tocar, todos estábamos disfrutando lo que hacíamos. Pero estábamos seguros de que no íbamos a ninguna parte, que nada iba a pasar, que nunca sería grande. La única banda que yo creía que iba a tener éxito era Soundgarden, porque eran increíbles en vivo. Eran grandiosos. Pero todo el resto era sólo… ok. Rayos, ¿cuán equivocado estaba? (risas).
Sólo un poco, ¿no?
Sí, sólo un poquito.
¿Y cómo era tu relación con todo eso?
Muy fuerte, puedes apostarlo. Un par de músicos de Alice In Chains son mis amigos, de hecho. Soy el más viejo de la banda, así que en ese entonces estaba en muchas. Toqué con varios, Stone Gossard (de Pearl Jam), incluso. No es que seamos amigos cercanos, pero hay una relación. En esos días, nos veíamos en fiestas y conversábamos, sin tener idea de lo que iba a pasar. Era una escena pequeña y afiatada, no algo que tú esperaras que fuera a explotar. No, nunca. Salvo… todos creíamos que Mother Love Bone iba a ser grande, pero poco tiempo después de que firmaron por un sello, falleció Andrew Wood. Entonces pensamos, “bueno, hasta aquí llegamos, se acabó”. O la escena grunge había muerto o, al menos, ellos estaban acabados. Y entonces… de alguna manera consiguieron a este tipo pequeño, Eddie Vedder (risas).
¿Qué piensas de esa escena ahora, en comparación a lo que había entonces?
En Seattle, no es nada, en realidad. No es buena. Aún está ahí, pero los mejores clubs cerraron, en parte por el terremoto que tuvimos el 2001. Y otros han cambiado, ya no tocan música en vivo. Los mejores lugares se perdieron. Aún quedan un par, y algunas bandas muy buenas, pero no más que eso. Nada similar a esos días (los 90s), donde teníamos grupos increíbles.
¿Y la música, a nivel global?
Creo que está bien, promete. Pero… hay algo que me llama mucho la atención: el punk y el grunge, en los 90s, tenían que ver con los conflictos internos, con la ira, y con asuntos políticos, sociales. Y ahora… ¿toda esta escena emo? Sólo se trata de odiar a tu novia.
De hecho, tú estabas ahí cuando los “supuestos” padres del emo aparecieron…
Y el cambio es drástico.
Es muy distinto. Sunny Day Real Estate, por ejemplo, no tiene nada que ver con las bandas de hoy.
¡Exacto! Es muy diferente. Hoy, para mí sólo son un montón de chicos blancos delgaduchos, quejándose por sus novias. Eso es lo que creo, lo siento (risas).
¿Y el resto de la escena musical?
Sí, hay algunas buenas bandas ahí afuera, por supuesto. Como dije: Muse, Coldplay, me gustan. Están diciendo algo, muchos grupos, ¿sabes? Incluso Dave Matthews dice muchas cosas buenas, aunque no es grunge ni rock. Pero la escena, en sí… es muy diferente.
Como una banda, ustedes, Candlebox, tienen mucho material. Cuatro discos, un compilado, un disco en vivo. Puede decirse que es un legado. De todo eso, ¿cuáles son tus canciones favoritas?
Oh, diablos… Me gusta tocar ‘Blossom’, o temas más nuevos, como ‘Stand’. Aún me gusta tocar ‘Arrow’… muchos temas. ‘How Does It Feel?’, también. Quizás una de mis canciones favoritas en el mundo es ‘Rain’, me encanta, tocarla es genial. Tengo muchas favoritas.
Ahora, sobre su show, esta noche. ¿Qué puede esperar la gente al respecto?
Bueno, cambia cada noche, así que siempre es distinto.
¿Cómo preparan el setlist?
Por lo general se decide el mismo día del show, y rara vez es el mismo. Creo que la gente puede estar segura de que va a ser potente, directo, con muchísima energía. La mitad del tiempo el público va a conocer lo que estamos tocando, así que habrá mucho karaoke (ojalá). Quizás nos lancemos desde el escenario… bueno, eso no lo sé, en realidad, pero habrá mucha energía, y un sonido muy vivo. Nada de voces pregrabadas (risas), baterías electrónicas (más risas), ni coristas ni bailarines (carcajadas, derechamente).
Pregunta inevitable: ¿sabías algo de Chile antes de venir?
De hecho, sí. Nunca voy a olvidar una anécdota que me pasó en los 90s, en Seattle. Estaba hablando con una chica, ella era de Chile, y me decía: “Ustedes son grandes en Chile”. Y yo no le creía. Ella seguía, “Sí, sí, deberían ir”. Yo la miraba y decía, “¿Chile? ¿En serio?”. Pero ahora lo pienso y tiene sentido, porque me llegan muchos mails de gente de allá. Mi español es horrible, pero como mi apellido es Mercado, todos me escriben en español. Entiendo unos pocos, y los respondo, pero para la mayoría necesito un traductor.
Y tu apellido es Mercado.
Sí, soy mitad puertorriqueño.
Pero tu español…
Es malísimo. Vivo en Seattle, así que… no lo necesito. Tomé un curso en el colegio, y después lo olvidé todo (risas).
Pese a, sabías que tienen fans acá.
Seguro. Incluso le dije a nuestro manager, “Sabes, podríamos tocar en Chile”. Y él me respondió, “Sí, deberían, porque les ponen mucha atención por allá”. ¿Quién lo hubiera imaginado?
Y ahora estás a punto de tocar aquí. Ha habido mucha prensa y publicidad: radios, diarios, revistas, Internet. Por lo mismo, mucha gente que no tiene idea de quienes son, ha visto su nombre. Y al mismo tiempo, otros tantos que solamente conocen ‘Far Behind’, ‘You’ o ‘Change’, se están enterando que ustedes aún tocan y están activos. Para toda esa gente que apenas sí los conoce, ¿cómo les describirías lo que es Candlebox?
Creo que somos una banda que toca fibras sensibles en algunas personas. Nuestros fans nos han dicho eso. Hay chicas que nos han escrito, contándonos cómo, después de haber perdido a su pareja, o a un amigo que haya muerto –muchas veces por drogas-, la canción ‘Far Behind’ les habló directamente. Se conecta con algo muy íntimo. Y una canción como ‘Blossom’, también, a muchos les recuerda alguna relación anterior, o algo que están buscando. Nuestro mensaje tiene algo de angustia, y algo de pérdida, también, porque por esos días (los 90s) perdimos a muchos amigos. La heroína fue algo muy grande en Seattle, y mucha gente querida para nosotros se fue por eso. ‘Far Behind’ fue escrita inspirados en ese sentimiento, también.
¿Consciente o inconscientemente?
Ambas. En realidad, es sobre Andrew Wood y su novia. Cómo ella quedó lejos de él, sin ninguna despedida, nada. Eso debería tener un significado para todos aquellos aquí, quizás, que hayan pasado por ese tipo de dolor: el de perder a alguien muy cercano.
Después de hoy, ¿para dónde va Candlebox?
Nos vamos a tomar unos días de vacaciones, vamos a detenernos un poco. Hemos estado de gira, casi non stop, durante ya cuatro años. Eso es mucho tiempo. Nos vamos a dedicar a otras cosas: Kevin está trabajando en una banda llamada The Gracious Few, con algunos músicos de Live (y con Chad Smith, además). Yo comencé un grupo con Pete, y estoy tocando en otro más, también. Estamos haciendo mucho. Y, pronto, quizás el próximo año, volverán a oír de nosotros. Con un nuevo disco. Ojalá.