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Camila Moreno: me da risa cuando dicen que grito como Björk, yo quiero gritar como Zack de la Rocha

Camila Moreno: me da risa cuando dicen que grito como Björk, yo quiero gritar como Zack de la Rocha

Este viernes 7 de agosto, Camila Moreno presentará en vivo Mala Madre, su cuarto disco, en el Teatro Cariola.

Este trabajo es el que tiene una relación más explícita con el concepto de género. Para la compositora, el resultado está basado en una mezcla de experiencias e investigaciones que se han ido acumulando con el paso de los años. De manera inevitable, terminaría apareciendo algo como esto.

“Yo creo que tiene que ver con el proceso que yo estaba viviendo a nivel personal, como una ruptura de pareja fuerte que tuve. Uno de los conflictos que tuve en esa relación era cómo se debe comportar una mujer. Ese fue uno de los grandes conflictos que terminaba teniendo con mi pareja. No me gusta llamarlo machismo porque lo encuentro medio simplista, creo que hay una cosa más profunda que eso, que solo el machismo, y es que finalmente el hombre no puede lidiar con una mujer independiente, dueña de sí misma, que tenga un trabajo o una carrera así, que tenga una personalidad fuerte, etc. Entonces eso me llevó a tener una reflexión. Siempre me gusta cuestionarme de dónde vienen las cosas”.

“Todo esto también vino de estar leyendo mucha poesía de Cecilia Vicuña, de estar descubriendo a Gabriela Mistral, descubriendo su poesía y la oscuridad que tenía para escribir, alucinante. y bueno siempre leyendo a Stella Díaz Varín. Igual, siempre he leído a muchas mujeres, Alejandra Pizarnik, Anne Sexton, Sylvia Plath… además, siempre he tenido un rollo con las mujeres que cantan, desde chica. Han sido un referente para mí súper fuerte, desde Sinead O’Connor hasta Violeta Parra, Lhasa de Sela, Andrea Echeverri, Mazapán, etc”.

Para Camila, el concepto central del disco tiene que ver con lo que encarna la mujer en el mundo, pero también con algo superior: la energía femenina que cruza la humanidad, la que está en la naturaleza. “Y bueno, también el hecho de que a las mujeres nos toca vivir en una sociedad esquizofrénica”, asegura.

“Me he hecho más consciente de la violencia en la calle hacia la mujer, hacia mí misma. Cuando voy con un hombre caminando al lado, da lo mismo si es mi pareja, mi hermano, quien sea, el resto de los hombres casi no te mira. Como si fueras propiedad privada. Y  cuando vas caminando sola el nivel de acoso y de falta de respeto es súper fuerte. Es algo muy diferente al cortejo. Es acercarse con desdén como diciendo, ‘yo tengo la autoridad de molestarte en la calle’ y eso me ha pasado en mis viajes también, me pasó ahora en Madrid, es impresionante. Pasa en todos lados. Hay una cosa que está intrínsecamente mal y que genera finalmente en mí -y en muchas mujeres- mucha rabia y es una rabia que una no quiere tener. A mí no me dan ganas de tenerle bronca a los hombres, me nace más tenerle bronca a un sistema que se ha inventado, del que somos todos cómplices”.

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Deber ser

Otro motor de creación fue su historia familiar. Con su madre, su abuela, su bisabuela. “Siempre somos hijas mayores con relaciones intensas entre nosotras. Mi familia está edificada sobre las mujeres. Mi mamá tuvo sólo hijas, somos cuatro. Hay una relación súper fuerte. Y también, existe esta problemática del deber ser, que me ha acercado mucho a mi mamá. El disco tiene que ver con yo poder mirar a mi madre de otra manera, con todo lo que en un momento pude pensar que era una locura suya, en mi infancia: movernos siempre de ciudad, estar siempre cambiando, estar viviendo siempre en situaciones extremas como vivir en una casa sin puertas ni ventanas. Yo viví una infancia muy gitana y muy al límite de la normalidad de la gente y eso me generó en mi adolescencia mucha rabia y conflictos con mi madre. Luego, me di cuenta que mi mama se atrevió a vivir una vida fuera de la sociedad, en los márgenes. Ella me tuvo fuera del matrimonio, muy joven, su familia nunca la apoyó, entonces se ha transformado para mí en un ser de admiración”.

Yo con este proceso me di cuenta de muchas cosas, de decir ‘las mujeres hueón, tienen que vivir subyugadas  a un estilo de cómo se deben hacer las cosas, de cómo ser una buena madre, una buena esposa, una buena hija’. Finalmente, además, cómo nosotros juzgamos todo tipo de emociones: estas son emociones malas, estas son emociones buenas. De dónde viene todo el juicio moral de la sociedad sobre las mujeres, es algo que me puse a investigar y el nombre del disco me llegó por la planta. Mi abuela tenía esa planta en el jardín de su casa. Entonces, fue algo familiar y también encontraba que la planta era muy fea, me gustó esa relación con la fealdad”.

“La mujer es débil, es inferior y por eso fornica con el demonio”

Mala Madre también tiene otras imágenes, como por ejemplo, los estereotipos sobre las mujeres a lo largo de la historia. “Investigando también me di cuenta que en algunas tribus, cuando las mujeres menstruaban en luna llena, se les expulsaba porque tenían menos posibilidades de ser madres. A ese ciclo lunar se le llamó el Ciclo de la Mala Madre. Esas mujeres son las que fueron tildadas de brujas y hechiceras, son las que luego fueron quemadas por la Inquisición, entonces hay un rollo ahí con las películas de Disney: las princesas y las brujas: o eres princesa y te portas súper bien o eres la bruja a la cual uno le teme. Y esa bruja es fea, vieja y hay un rollo super fuerte sobre cómo nos hemos criado nosotros, y cómo sufrimos las mujeres que no tenemos los atributos que debiese tener una mujer”, declara.

“Por eso decidí mostrar las pechugas en la portada del disco, porque  siempre eso ha sido un tema para mí, tener las pechugas chicas. Siempre ha sido un tema de vergüenza para mí. Cuando era adolescente me escondía no sabía qué hacer con el sostén, ha sido un rollo para mí”.

-Bueno, porque nos han criado con la idea de que hay que tener melones, prácticamente.

“Claro, y flaca, rubia, 90-60-90, y que tenís que tener cinturas y caderas. Y si no te comportas como se espera, te transformas en una marginada. Entonces, eso para mí viene investigando lo del Malleus Maleficarum y todo lo que escribieron los obispos alemanes en el 1400, cuando ellos consiguen el permiso papal para quemar mujeres con este tratado de qué es ser bruja. Y dice: la mujer es débil, es inferior y por eso fornica con el demonio. Esa hueá dice, es espectacular. Es un libro muy sicópata, pero tiene cosas interesantes como por ejemplo: “una bruja es una persona que cree que puede transformar la realidad por sí misma, por eso merece ir a la hoguera”. Ahí hay una cosa muy explícita de cómo generar esclavos y de cómo quitarle el poder a la gente, porque finalmente la religión -yo no tengo ningún rollo con el misticismo o con dios como una idea o una persona- pero sí me molesta cuando se transforma en una institución política. Eso de hacer creer al humano que dios está lejos, que tú eres un pobre hueón que tiene culpa, que tiene pecados y que tienes que arrepentirte toda la vida porque te gusta tener sexo, cuando del sexo viene la vida, hay una cosa muy extraña ahí”.

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“Tú eres una mala madre porque abortas”

Además de la búsqueda en el historial familiar, los estereotipos y las relaciones personales, este disco finalmente se entiende a las interacciones de las mujeres en sus contextos. Es por eso que el aborto también fue otro motor creativo. Una razón más que le confirmó a Camila Moreno que este trabajo tenía que llamarse así. “’Tú eres una mala madre porque abortas’. Me da rabia. La discusión siempre gira en torno a si hay vida o no hay vida en un feto y, dónde está la libertad de la mujer. La pregunta es ¿la mujer es libre de hacer lo que estime conveniente con su cuerpo y con su vida? Lo de si hay vida o no en la guata de una mujer, es una pregunta que debería venir después y nos saltamos la primera pregunta, porque para la sociedad nosotras somos invisibles. Entonces, estamos asumiendo que la mujer es tonta o que no tiene capacidad sicológica para tomar decisiones. Es muy complejo ese tema, me preocupa que para gente que considero muy inteligente todavía la conversación orbita en si hay vida o no. Lo encuentro absurdo.”

Invisibles

“Pensar en el concepto de libertad de la mujer también me ha llevado a encontrarme con todos los referentes femeninos de los que te he hablado. Un ejemplo más: la invisibilización de Cecilia Vicuña. Es una tremenda poeta que nadie conoce porque fue censurada en los años sesenta por escribir poesía erótica. Porque las mujeres no debemos escribir poesía erótica. En cambio su pareja, Claudio Bertoni, todo el mundo conoce a Claudio Bertoni. Él es el pícaro, inteligente, mete cosas sexuales en sus obras. Pero Cecilia Vicuña acusa que todo ese imaginario es de ella y que él tomó esto y lo transformó, pero nadie en este país valora lo que hizo ella. Está viva, es una mujer que hace performance desde una verdad rotunda, que a mí me conmueve, yo la veo hacer performance o leer y lloro, porque cuando tú ves a un artista que tiene una verdad rotunda no te queda otra”.

“También, la misma Violeta Parra. ‘¡ay! Violeta Parra, el folclor’. Es una visión super bucólica. Violeta Parra era una vieja súper pesada que se fue a París, perdió una guagua, tiene una historia súper dura. He tenido esa sensación como de una injusticia en torno a la persona real que son estas mujeres”.

“Gabriela Mistral. Gabriela Mistral es un billete en este país y la gente la conoce si es que por ‘piececitos de niño, azulosos de frío’, pero ella es mucho más que eso. Nadie habla de que era lesbiana y que por eso fue exiliada de Chile, nadie habla de las aventuras lésbicas que tuvo Violeta Parra [sic] y nadie habla de cómo Stella Díaz Varín muere sola y pobre, cuando todos sus amigos eran escritores famosos y connotados, desde Jodorowsky hasta Enrique Lihn”.

“Me da la sensación de que hay una inconsciencia al respecto, porque no quiero pensar que es intencional. Aunque sí fue  intencional en algún momento, y esa intencionalidad creo que viene de intentar frenar un aspecto humano, que tiene que ver con lo salvaje, lo incontrolable, lo irracional, con las cosas que hoy encarnan a la mujer”.

-Todos los adjetivos que acabas de usar, cuando se utilizan en un hombre, se está hablando de un hombre apasionado y se ve como un valor. Cuando se ponen sobre una mujer, estás hablando de una histérica.

“Claro, exactamente. Y, finalmente, me pongo en el disco en ese espacio. Hay canciones de desnudez, de desamor, canciones que hablan del asco, canciones que hablan de la sangre. A mi siempre me ha gustado el tema de la menstruación. Es algo que nadie toca, que la mayoría encuentra asqueroso. Entre mujeres se habla poco, se le dice la regla. Es algo muy tabú y estamos en el 2015.

-Una de las pocas que ha hablado directamente de eso en sus composiciones es la Dadalú.

“Sí, porque es un tema privado. Y toda la publicidad que hay en torno al tema es como ‘y no te preocupes, que no se va a notar’”.

La directora

A diferencia de sus álbumes anteriores, Mala Madre fue producido por Camila Moreno, debido a todo el concepto que había detrás. Eso sí, la ayudaron varios amigos co-productores: Cristián Heyne, Cristóbal Carvajal y Tomás Preuss. “Pero yo estaba como la directora”, asegura.

“Y por eso, tomamos decisiones impulsivas, po”, declara riéndose. “Un día se pensó: que pasa si tomamos el auto, llegamos hasta Valdivia y grabamos en el Aula Magna. Decidimos apostar por eso, en particular con la orquesta de allá, porque son muy buenos, y porque ellos tenían muchas ganas de trabajar con nosotros hace tiempo. A mí me gusta trabajar con gente que tenga un interés real por lo que uno está haciendo, cuando uno contrata gente para que venga y toque unas notitas, se pierde emocionalidad”.

Además, todo este trabajo tiene que ver con aprender a soltar cosas. “En el disco quedaron muchos demos, de voces que grabé en mi casa, guitarras. “La guitarra de ‘Libres y Estúpidos’, todo el mundo me dice ‘¡ohh, cómo suena esa guitarra!’ y eso lo grabamos con una guitarra con unas cuerdas ordinarias, desafinado. Todo tiene una intencionalidad un poco agresiva en el disco”, asegura.

-¿Estuvo desde siempre esa intención?

“Sí, cuando convoqué a la gente para que trabajáramos, les dije, este disco es agresivo, más allá de que tenga canciones balada. Más allá de que tenga momentos de dulzura. Es un disco agresivo y así viví yo también el proceso”.

-Eso que dices creo que es importante. Generalmente, las mujeres que crean arte, si no están en un lado directo de disidencia, les cuesta mucho enunciar que su obra viene de la agresividad. En el arte de una punk eso está explícito, pero a medida que te acercas al pop, decir eso con la naturalidad que lo estás haciendo, es más raro de ver.

Si a mí me gusta el punk es por eso. Me gusta poderme subir a una mesa y gritar y que se me rompa la voz. Y si me gusta Violeta Parra es porque escuché eso en ella, no escuché el mundo bucólico pastoril bien portado. Escuché una actitud sumamente borde. Y nunca me ha gustado esa imagen. Todas las mujeres que admiro personal y artísticamente, no tienen nada que ver con la suavidad. Todas son mujeres que tenían un útero gigante, por eso a mi me complicaba el título folk, porque se asocia a algo bucólico. También me da risa cuando la gente dice que yo grito como Björk. Yo quiero gritar como Zack de la Rocha. Tiene que ver con una escuela rockera más clásica. Además, él tiene un discurso social más directo que el de Björk. Me interesan ambos. el íntimo de Björk y el de Zack de la Rocha, que te tira así, pa pa pa. Me interesa, finalmente, cuando alguien se atreve a romper los límites de lo que está establecido. Cuando el arte me incomoda es cuando funciona. Cuando me pasa algo. En ese sentido, cualquier cosa que sea demasiado bucólica es como…”

-Sueño.

“Jajajaja, sí, exacto”.