C. Tangana: “La lista de colaboradores del próximo disco parece cartel meme de Lollapalooza”
Conversamos a distancia de Zoom con Puchito. Él en Madrid, Javiera Tapia desde Santiago de Chile. Sobre su próximo álbum El Madrileño, escapar del estándar de lo que él define como música urbana, un disco que estaba listo para ser lanzado este año pero que desechó y también sobre cómo la música viaja y lo conecta con figuras tan improbables como el chileno Rolando Alarcón.
Es la primera década del dos mil en el sur de Madrid. Por Usera transcurren los días adolescentes de Antón Alvarez. Años más tarde estudiará Filosofía en la Complutense, pero no se dedicará a eso. Será conocido en diferentes partes del mundo por su música, como Pucho, Puchito y C. Tangana, pero él aún no lo sabe. O tal vez sí.
Su colegio se encuentra por Plaza Elíptica y Orcasitas y, por tanto, es el lugar en donde comparte música con los demás, como entusiasta, antes de rapear.
Avanzamos más de quince años.
C. Tangana es una de las figuras más interesantes del panorama español actual y, a distancia, me cuenta sobre ese lugar. “Ahí nos juntábamos mucho para imaginarnos haciendo música en un futuro. Ahí reivindicamos mucho la escena rap de Madrid. Me acuerdo que esa era nuestra obsesión, había una escena que nadie escuchaba, Hermanos Herméticos, Gamberros Pro, Perros Callejeros… había un montón de grupos que para nosotros eran los dioses fundadores y en el resto de España nadie los escuchaba. Pasamos muchas horas ahí analizando esos discos y tratando de amplificarlos”, dice.
Ese “ahí” es la banca de una plaza, de algún lugar público. Donde a veces duerme algún borracho de noche y de día, las madres se sientan a mirar cómo sus hijos e hijas gastan energía corriendo. También es el espacio que históricamente ha albergado deseos adolescentes de futuro y análisis de canciones mucho más valiosas e interesantes que las de cualquier crítico. Hablamos de esos momentos con Antón en esta entrevista. De la “música de banquito”, una definición esencial para esta nueva etapa de trabajo de C. Tangana. Un futuro disco presentado como El Madrileño del que ya conocemos dos canciones ‘Demasiadas Mujeres’ y ‘Tú me dejaste de querer’, esta última, una rumbachata junto a La Húngara y Niño de Elche.
Como toda esencia, posee un componente emocional poderoso. Y aún más importante, colectivo. Es posible que ‘Tú me dejaste de querer’ haya explotado de la manera en que lo hizo porque conecta con lo colectivo. Su “música de banquito” es su propia memoria y no estaba sólo compuesta de rap. “La rumba y la bachata para mí tiene un origen completamente emocional”, dice.
“Tengo un recuerdo. El auge de la bachata aquí con temas de Aventura, gracias a la inmigración latina, sucedió a la vez que La Húngara estaba convirtiéndose en una leyenda de la rumba y el flamenco pop. Eso co-existía en el mismo banquito, aunque fueran cosas totalmente distintas. Entonces, para muchos puede ser que fuese una locura mezclar esos dos mundos, que en principio no tienen que ver, pero para mí convivían en el mismo lugar emocional y temporal. Pasábamos de un tema de La Húngara a una colaboración de Don Omar con Romeo Santos, eso era algo que sucedía en el mismo momento”.
“Creo que para una generación acá en España… que no son los más consumidores porque son una generación mayor, sí que les hablo directamente a ellos, a ese tiempo concreto. Digamos que es un truco para mí, ha sido una especie de artimaña, de cómo afectar a una parte muy emocional, solo por eso, por recordarles. Es como un olor ¿sabes?, que te lleva a un sitio. Bueno, a mí esas dos cosas juntas me hacen eso”.
La decisión de escarbar en estas referencias populares que no tienen que ver con el estándar del trap, el rap o el reggaetón, que a estas alturas es nuestro pop latino, se materializó por primera vez en ‘Un veneno’, canción que Antón compuso con Paco Contreras, Niño de Elche, hace dos años.
“El objetivo artístico era demostrarme a mí si podía trascender un poco lo urbano y si realmente podía hacer algo que sonase bien en mi voz, en mi registro, pero con otra idea completamente diferente de tema, tono, armonías e instrumentación. Esto salió muy bien yo creo. Por aquel entonces estaba enamorándome de la música cubana, del origen del folclor cubano mezclado con el español, estaba viajando por toda América Latina conociendo otro folclores que me llamaban la atención. También estaba empezando a hartarme de la música urbana como estándar y tratando de buscar la posibilidad, si existía, de hacer algo que fuese vanguardia o experimental dentro del género y entonces abrí esa vía con ‘Un veneno’, empecé a investigar por ahí y no he parado de hacer esa música”.
“Tardé bastante en decidirme por sacarla, por tomarla, pero ahora estoy en ese punto, quiero sacar toda esa música que he estado componiendo y creo que también a nivel comercial es una de las mejores decisiones que he tomado, porque todo el público lo está viendo como algo nuevo, algo mucho más emocionante, excitante, inspirador, y estoy muy contento. Era un riesgo al principio porque es saltarte la tendencia, pero la verdad es que me está yendo muy bien, estoy muy contento”, dice.
Es interesante que este nuevo camino para C. Tangana haya comenzado de la mano de Niño de Elche pues él, precisamente, es un artista que rompió con la ortodoxia del flamenco. “Para mí él es un referente, él como artista musical es increíble, pero luego en su propuesta artística y performática lleva todo a otro nivel. Y para mí es clave. Yo entiendo el flamenco desde un punto de vista mucho más externo que el que pudiera parecer desde Chile. Acá el flamenco tiene su propia ortodoxia, su propia gente dentro, gente que está afuera y yo estoy fuera. Entonces, ver a alguien como Paco, con el conocimiento que él tiene, cómo se enfrenta a la ortodoxia es brutal e inspirador. Para mí, componer con él es un sello de calidad, una garantía, una denominación de origen que te está diciendo que lo que tú haces ya parte de una premisa muy guay”.
Pero si indagamos en el trabajo previo de Antón, pistas encontramos. Por ejemplo, en el videoclip de ‘Bien duro’ hay una clara inspiración estética en el imaginario del cine quinqui español, un género que se hizo muy popular entre los setenta y los ochenta en ese país, sobre historias de jóvenes delincuentes y de barrios pobres, en las que se glorificaban los delitos y la vida al límite. En estas obras, a cargo de directores como José Antonio de la Loma, Eloy de la Iglesia y Carlos Saura, la musicalización era la rumba: Los Chunguitos, Los Chichos, Los Calis. En retrospectiva, entonces, podríamos decir que la fusión de géneros solo era cosa de tiempo.
“Siempre ha estado ahí, sí. Lo difícil era encontrar la perspectiva única que a mí me permitiese hacer algo original, que fuese yo, que tuviese mi bagaje, pero la intención estaba ahí desde el principio. De hecho, si tú ves la lista de la gente con la que yo he colaborado a lo largo del tiempo acá en España, que no han sido tantos, todos tienen algo que ver con la música autóctona, con las cosas que se hacen acá: Dellafuente, Niño de Elche, Rosalía, son gente que está reivindicando de alguna forma y que se está enfrentando a lo popular español. Pero luego, aparte, mi forma de hacer música viene de la música popular más instintiva, porque yo no sé nada de música, yo no he estudiado producción, yo todo lo que hago lo hago un poco por instinto y mis referencias siempre han estado ahí, en la cultura popular”.
De El Madrileño, su próximo disco, ya conocemos dos temas que son muy diferentes entre sí. El primero fue ‘Demasiadas mujeres’, que es como si se estuviera celebrando la Semana Santa dentro de Berghain, la disco berlinesa que alberga raves demenciales. ¿Cómo se logró? Sampleando ‘El Amor’ de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario Coronada de Cádiz y el pasodoble ‘Campanera’ de Joselito. Todo esto con un techno grueso en el fondo. Y para coronarlo todo, un videoclip con escenas como salidas de una película de Almodóvar.
Antón dice que ‘Demasiadas Mujeres’ es el origen en este proyecto. “Seguramente será la canción que abra el disco, porque para mí es una piedra de algo muy castizo, muy mío, pero también es un tema de los más raperos que he hecho últimamente. Van barras directas, con un poco de melodía, pero son barras y ya está. Esa es la base”.
“A partir de ahí, con ‘Tú me dejaste de querer’, empieza el viaje, por eso el avión también [en el videoclip]. Empieza el viaje por el resto del mundo y va a haber muchos géneros. Yo me voy a apoyar en los géneros y en otros artistas que no tienen nada que ver, para hacer música urbana, ese es mi objetivo. Habrán algunas cosas más urbanas y otras que menos, pero la premisa es esa: una indagación completamente experimental, no hay nada típico, pero sí que hay géneros que aparecerán. Estará el bolero, no sé si entrará la cumbia, quizás el regional mexicano, el corrido, habrá bachata también, todo eso va apareciendo y yo voy intentando con mi voz y la producción de Alizzz y mi composición, que se pueda hablar de todo eso como algo actual y contemporáneo”.
Esa relación que tempranamente tuvo, como oyente, con la música latina gracias a la inmigración, se ha profundizado con sus viajes y el acercamiento desde -ahora- la perspectiva de compositor.
“Estar en contacto directo con la músicas populares me ha influido muchísimo, con cómo se sienten en cada sitio. Eso es lo que me ha hecho enamorarme, fundamentalmente, de Cuba. O sea, yo no era un gran amante de Cuba hasta que conocí a Santos Bacana, es mi director creativo y fundador de Little Spain. Él para mí ha sido una musa increíble, una inspiración muy heavy. Él me ha llevado a Cuba y me ha hecho enamorarme de la música tradicional cubana más allá de Buena Vista Social Club, yendo hasta los músicos de antes, toda la época del bolero, el Trío Matamoros… Hay toda una historia de Cuba que se vincula a las letras de la música española y a la música española también. A partir de ahí empecé a hacer el viaje por toda América Latina con ese sentimiento, esa intuición que me decía que dentro del folclore iba a encontrar el camino de lo que yo quería hacer. Empecé en Cuba, pero con cada viaje eso se ha ido amplificando”.
Y al parecer, la curiosidad y el encuentro de sentido en esta búsqueda es muy genuino. Comenzamos a hablar del vínculo entre la música española y latinoamericana y, de forma muy transparente, la emoción de Antón por comentarlo es real y palpable.
“Hay un origen que es justo antes del bolero, cuando se mezcla la música africana con la música española, más propia de España cuando el imperio. Ahí es cuando sucede la eclosión gigante y donde está el origen de todo, casi se le puede poner fecha. Pero eso es África y el imperio español, que tenía su propia música popular y su propia música culta. Y la música de África era una completamente popular, entonces, de la unión de la popular española y la africana, surge una nueva música que también le interesa a la alta cultura, la burguesía, la gente con dinero. Ahí es el éxito brutal del bolero y de otros géneros que están en la base de toda esta música latina. Sobre todo yo creo que es eso, el ritmo que viene de África y las letras que vienen de España”.
Minutos antes, el músico menciona a Santos Bacana, el fundador de Little Spain, como una influencia muy importante. Me cuenta que “Santos también es castizo, nació en Castilla y ha vivido toda la vida en Madrid, pero se mudó con veintialgo a Los Ángeles y desarrolló una especie de nostalgia por la cultura española, mezclada con la ambición angelina y las visiones y alucinaciones de Hollywood muy particular, que luego, cuando yo le conocí hace tres años, me enamoré mucho de esa visión”.
“Él me aportó mucho a todo lo que yo quería hacer y dentro de mi búsqueda, que era un poco oscura, él me dio bastante luz y me sirvió como referente, como alguien que le ponía categoría a lo que yo pensaba. Es como la figura de un intelectual, de un artista multidisciplinar que aparece e influye a una generación. Yo creo que nos ha pasado a mucha gente de acá de España. Con él en concreto, empecé a desarrollar la idea del disco y en paralelo, se empezó a desarrollar la idea de esta productora que, en realidad, es un agente cultural para mí, que puede desarrollar desde una ficción, escribirla, producirla para otros, puede hacer todas las fases del proyecto”.
“Como todo se ha desarrollado en conjunto y somos gente que coexistimos, con María Cristina, Javi Corzo, todo el equipo, somos amigos que nos hemos influido de las mismas cosas y como ha sido un proceso largo de dos años, todo tiene este aspecto de que va en la misma dirección. Eso es porque de forma natural nos sale estar en este vibe”.
“Yo también entendí que era una ola que estaba sucediendo y que había que aprovechar en este momento, porque yo iba a sacar otro disco, que salía en septiembre de este año, y cuando empezó la cuarentena, tomamos la decisión de arriesgar con todo con Little Spain, el disco de El Madrileño y apostar por el folclore. De abandonar la vía natural de la música urbana, la inercia que llevaba. Ha sido el timing justo para que ahora todo se vea como dentro del mismo túnel”.
Sobre ese disco que nunca salió, no sabe si morirá o lo recuperará dentro de cinco años “como lo que pudo haber sido y no fue”. Lo que sí sabe es que no era el camino. “Yo trataba de ser experimental dentro de este mundo, pero no llegaba a los lugares que estoy llegando con la música de raíz. Era vanguardia al nivel del rap o el r&b o de incluso de la música latina de baile, como el reggaetón, pero yo siento que no tenía el peso que tiene esto. Ni en las letras, ni en la propuesta musical”.
Discos desechados, apostar por otros sonidos y trabajar con quien te inspira. Esas son algunas decisiones que pueden sostenerse en la sensación y la emoción, lo que te dice el estómago. Pero es indudable que Pucho no solo se mueve por esas pasiones, sino que también tiene muy claro el juego de la industria musical actual, una que cambia rápido y se vale de otras herramientas incluso para la promoción. Hace algunas semanas, por ejemplo, el músico estuvo en entrevista con Ibai, un streamer con 4,25 millones de suscriptores en YouTube. El video ya pasó de largo las dos millones de visualizaciones. Y contando.
“Yo tuve una época, cuando saqué ‘Alligators’ [2014], en la que decidí que todo el trabajo que había que hacer para hacer música… yo era un bohemio por aquel entonces, solo quería hacer música. Nadie se lo imagina, que yo pudiera, pero yo podía. Era un bohemio, solo quería estar en el estudio, dedicarme a mis letras y mis cositas. Dejé la música durante un año, un año y medio y cuando sentí la necesidad de volver, tomé la decisión de hacerlo de forma absolutamente profesional y dedicarme a la música solo, que no fuese un pasatiempo, sino el amor de mi vida, pero también el vehículo de mi vida, mi pan, todo. Entonces, para eso tuve que aceptar que la industria estaba ahí, que la industria era desde dónde yo podía extraer la pasta y los recursos para hacer lo que yo quisiera. Ahí empecé a tomarme en serio este papel de vendedor de un producto”, cuenta.
“Entonces, creo que tengo como una personalidad desdoblada. Una es el artista receloso que no deja que nadie entre al estudio y que hace solo lo que a él le gusta y tal y luego tengo otro, que coge el producto y lo piensa como tal, con las posibilidades que tiene de ser comunicado, de ser vendido, cómo se puede marketear y hay que jugar a todas”.
“Siento que en España había mucho que hacer a nivel de industria cuando yo llegué, porque no había figuras urbanas españolas, había figuras urbanas extranjeras, pero no españolas. Y ahí había un hueco enorme para la música urbana que yo exploté. Y también creo que en general, ahora mismo, de hecho todavía está cambiando, pero ya vivimos en la era del streaming y ya tenemos cosas que son normales, pero hace seis años, siete, no había streaming, no como lo entendemos ahora. No habían charts de streaming, la radio todavía tenía peso, pero las discográficas no vendían discos, no se sabía lo que iba a ser”.
“Creo que la gente que hemos crecido de forma más natural con la llegada de internet, somos capaces de aproximarnos a los cambios, porque hemos vivido sin él y con él. Hemos vivido todo el cambio de la industria musical y también ha sido una cuestión de timing: cuándo he nacido, cuándo he querido dedicarme a la música y qué es lo que ha pasado con todo esto”.
“Creo que los chavales jóvenes lo hacen muy bien. Yo les veo que ya conviven con eso de forma natural y entienden que los procesos son cambiantes y que a lo mejor les conviene estar con un manager dos años y luego les conviene abrirse un canal de Twitch y luego centrarse en su directo. Entienden que eso es variante y están alerta”.
Algo que también tiene que ver con la forma de utilizar el internet para la construcción de un proyecto, es cómo se utilizan las redes. Especialmente Instagram por estos días. No sabemos cuál será la plataforma en dos años más. Hace meses podíamos ver en formato de stories un docu reality de Puchito en Miami y México, viendo cómo se cerraban las fronteras debido al Coronavirus, sin saber muy bien cómo seguir moviéndose. También es en ese formato que comparte listas de canciones y, generalmente, son lo que está escuchando mientras produce nuevos temas, por tanto, son pistas para saber, quizás, cómo sonará su futuro.
Le pido una lista.
Me la concede.
“Pues mira, te voy a dar un par de temas que estoy escuchando bastante y que también tiran pistas sobre lo que estoy haciendo, que creo que la gente se puede imaginar ya un poco: ‘Malafemmena’ de Roberto Murolo, que es una canción del ‘64; ‘Corazón Vagabundo’ de Caetano Veloso, ‘Que nadie sepa mi sufrir’ de Julio Jaramillo, ‘Me la aventé’ de Carin Leon, ‘Qué locura enamorarme de ti’ de Eddie Santiago, ‘Ay, Carmela’ de Rolando Alarcón y ‘Nana italiana’ de Marisol”.
¡Pausa! ¡Bolaca (como decimos en Chile)! ¿Qué pasa con Rolando Alarcón? A ver, a ver. Tengo que preguntarle cómo le conoció y me cuenta que indagando en Javier Krahe llegó a la figura de Sánchez Ferlosio, cantautor español y anarquista, precisamente, al disco Canciones de la guerra civil española. Un trabajo que corrió de mano en mano de antifascistas por todo el mundo durante la segunda mitad del siglo XX, incluidas las del chileno Rolando Alarcón, quien hizo reversiones.
“Ahí me enamoré”, dice. “Yo ya había escuchado eso porque mi tío era tuno, tengo un tío andaluz que era tuno y él cantaba en las fiestas familiares con su hija. A ella le gustaba más el flamenco y era más callejera y a él le gustaba más el bolero tradicional y tenía muy en mente todo el cancionero latinoamericano y algunas de esas canciones estaban ahí. Él era incluso, no te voy a decir de derechas, pero no era para nada un revolucionario ni de izquierdas, sin embargo, habían canciones que a él le parecían muy emocionantes, incluida la del Che Guevara que él solía cantar. Siempre he tenido cierta atracción por la canción latinoamericana gracias a él. Y esto lo recuperé hace relativamente poco, pero había letras que ya conocía desde pequeño”.
El Madrileño tendrá muchas fusiones con el cancionero latinoamericano, eso ya está claro. Pero ¿cuáles serán las colaboraciones? A partir de esta entrevista, podemos imaginar combinaciones infinitas. “Yo creo que, en concreto, viendo lo interesante que ha sido esta entrevista y las cosas que te preocupan, creo que te van a interesar todas las colaboraciones. De hecho, no estamos resolviendo ninguna ni tampoco las estamos contando, porque creo que simplemente ver el tracklist de este disco y la gente que aparece es en sí una noticia”, dice. “Creo que el tracklist de este disco junto a los nombres para mí ya es una obra en sí misma, a la que no sé como vamos a darle la importancia que tiene para comunicarla. Si ves el tracklist no tiene ningún sentido. Es el disco en el que más gente ha colaborado de la historia de mi música y la lista de colaboraciones parece de estos carteles de memes de Lollapalooza. Una broma de una cuenta de memes”.
—“Por favor, que aparezca más La Húngara”— le digo. Y también le comento que acá en Chile el flamenco pop es popular.
“Se nos da bien cantar cuando tenemos que celebrar algo, La Húngara siempre es muy fuerte en esos momentos, entonces he pensado que quizás en algún directo podría estar bien con ella. Y he flipado con eso, sí, hay una generación del flamenco pop de cuando yo era joven que ha llegado a otros sitios. Tú ahora me hablas de La Húngara, pero yo una vez descubrí a Camilo, que es un artista colombiano que ahora mismo está teniendo un gran momento. Él hizo conocido en un talent show cantando una canción de Fondo Flamenco que se llamaba ‘Ojalá’, una canción que yo pensaba que era solo nuestra. Pop andaluz que a nivel de arreglos, de producción, era bastante pobre, algo como muy autóctono, pues fíjate. Ahí hay un mundo”.
—Cuando visité Sevilla me hacía mucha gracia ver carteles por la calle de artistas que tocaban en espacios para 15 mil personas, pero que solo eran conocidos en esa región, en Andalucía.
“Sí, España es uno de los países más diversos, sobre todo por el poco espacio. En muy poco espacio hay una diversidad de culturas increíble. Hay cuatro idiomas, hay orígenes realmente casi raciales de sitios completamente distintos. Eso a veces es un problema, pero a nivel cultural es de una riqueza increíble y Andalucía, en su contacto con el norte de África, no tiene nada que ver con el País Vasco y su contacto con el sur de Francia. Los gallegos y la gente de Levante son muy, muy distintos. Es un país muy rico y suceden este tipo de cosas, hay artistas que son masivos en un sitio muy concreto y luego en otro lugar no lo son”.