Desde un primer momento, la figura de la mujer en el mundo del arte ha aparecido reducida a dos roles principales. El primer best-seller lo dejaba bien claro, convirtiendo a sus dos primeras protagonistas femeninas en un fiel reflejo de esa dualidad simplista: la madre y la puta. Desde entonces ha sido muy difícil salir de este encasillamiento tan axiomático. La música, como las demás artes, ha potenciado y perpetuado hasta la saciedad estas dos figuras: la mujer fatal y la mujer santa. Un ser humano (universal, tanto masculino como femenino) cuadriculado, siempre con sus extremismos y verdades absolutas. Sin hacer caso a las diferentes tonalidades. Pero a la hora de la verdad, Amanda Palmer eligió la tercera vía. Amparada en su icónico nombre familiar, adoptó la filosofía y el amparo de la heroína caída de David Lynch. La figura del ángel puta de “Twin Peaks” ha estado presente desde sus comienzos, no solamente gracias a la referencia en el título de su primer disco en solitario: “Who Killed Amanda Palmer?”. Aunque Boston no es un pequeño pueblecito de la América profunda, la aparición de Palmer en su círculo artístico fue un shock semejante al que su doble televisivo realizó en la localidad de las tartas de cereza.
Con Bertolt Brecht y Kurt Weill como padrinos y la cara completamente blanca, Amanda Palmer abordó el mundo del arte como David Bowie en sus primeros años: con el mimo. Con este doble descubrimiento puede que las miradas asesinas que profesamos a los artistas callejeros dejen de ser tan duras (aunque en muchas ocasiones sean merecidas). Junto al carismático Brian Viglione supieron transportar el complicado universo del mimo y el ambiente de excelsa decadencia de las obras de Brecht a la escena musical bajo el nombre de The Dresden Dolls. Las muñequitas de Dresden habían nacido, no pensaban quedarse en simple anécdota musical. Dos discos oficiales (y otros dos de rarezas) dejaron bien claro que su ambiciosa mezcla de cabaret brechtiano con tintes punk estaba cercana a la fórmula de la pólvora. Su carta de presentación (además de la impactante puesta en escena) fue “Girl Anachronism”. Una descarga de adrenalina brutal con la que sorprendieron a todos y con la que consiguieron una legión de fans al instante. Después llegarían temas como “Coin Operated Boy”, “Half Jack”, “Shores of California” o “Sing”, del underground bostoniano a las portadas de las revistas hay un paso. Grande, pero uno.
Aunque de todos es sabido que el abismo devuelve la mirada a todos aquellos que le miran directamente, no estamos seguros de que haga lo mismo cuando se le mira de reojo. Amanda Palmer no estaba segura de querer mirarle directamente en lo correspondiente al final de The Dresden Dolls, así que el año pasado decidió tomarse un descanso artístico (aunque han continuado haciendo algún que otro concierto). En estos meses la ha dado tiempo a lanzar un disco en solitario. Un trabajo que no difiere en demasía a todo lo que ha hecho hasta ahora, pero que la ha servido como perfecta catarsis. Temas como la soledad, el aborto y la violación (la propia Palmer reconoce haber sido triste protagonista de estas dos últimas) se agolpan en “Who Killed Amanda Palmer?”. Pero no todo en estos meses ha sido tristeza, sino que ha tenido tiempo hasta para conceder una entrevista a esta revista con motivo de sus dos únicos conciertos en España de su gira mundial. El comprobar que Amanda Palmer es carnal tiene triple premio: ser objeto de su penetrante mirada, un par de besos y una camiseta de regalo. Todo lo ocurrido después es adicional, aunque es lo que aparece en la entrevista a continuación. Preparen su ouija, porque según las últimas noticias, el cuerpo de Amanda fucking Palmer ha sido encontrado sin vida.
Si Amanda Palmer está muerta, ¿con quién estoy hablando ahora mismo?
"No tengo ni idea". (Risas)
¿Estoy ante una especie de Amanda Palmer renacida? ¿Has notado alguna diferencia con la antigua?
“Realmente no hay grandes diferencias. Es lo mismo que ocurre con mi música. No hay gran diferencia entre mi trabajo como solista con el de The Dresden Dolls. La música y el espíritu es el mismo”.
“Who Killed Amanda Palmer?” cuenta con un texto introductorio y una narración de Neil Gaiman, ¿cómo ha sido el trabajo con él?
“Trabajar con Neil es maravilloso. Es un increíble ser humano. Me siento muy afortunada. Muy divertido y listo. Es la persona perfecta con la que colaborar y encima te lo pasas bien”.
¿Qué ha pasado con el publicitado libro de fotografías que estabas preparando con él?
“El libro se terminó ayer mismo (13 de febrero). Va a ir a la imprenta, para que a principios de mayo pueda estar a la venta y en las manos de todos mis fans. Por fin. La espera ha sido muy larga”.
¿Realmente te interesa el mundo de la novela gráfica y el cómic?
“Sí mucho. Realmente hemos empezado a trabajar en un proyecto parecido al que Tori Amos realizó en su “Comic Book Tattoo”, en el que artistas gráficos creaban inspirándose en sus canciones. Lo hemos pensado hacer con las canciones de The Dresden Dolls. Estoy muy emocionada y este verano voy a asistir a una convención de cómics para conocer a los artistas que van a participar. Creo que es fantástico y que va a gustar mucho a los fans”.
Si echas un vistazo a los foros de internet, puedes ver que no hay una sola canción de “WKAP?” que destaque, sino varias. Algunos adoran “Astronaut: A Short History of Nearly Nothing”, otros “Guitar Hero”, “Oasis”. Yo soy de “Leeds United”. ¿Qué sientes al ver esta acogida tan amplia que han tenido las canciones del disco?
“Es algo que me encanta porque yo lo siento igual. Pienso que es algo muy bueno, aunque puede ser un poco problemático para la discográfica ya que piensan únicamente en canciones viables para la promoción. Espero que signifique que es porque soy una buena escritora y que no he metido ninguna canción de relleno”.
No es un disco de una sola canción.
“Eso es. Además en el disco tienen cabida muchos estilos. No es el típico álbum en el que todas las canciones suenan iguales. Si escuchas “The Point Of It All” y “Guitar Hero” no piensas que puedan ser parte del mismo disco”.
La soledad es uno de los tópicos del álbum. ¿Cuál es el problema del protagonista de “Blake Says”? ¿Por qué el chico de “Strength Through Music” prefiere vivir en su habitación entre “cumshot girls”?
“Hay un montón de soledad que puedo ver y sentir en todo momento. Este disco viene marcado por la soledad porque la mayor parte de las canciones las escribí cuando estaba de gira. La carretera es un lugar muy solitario, aunque estés rodeada de gente que te apoya y te ayuda. Lo he notado mucho en las giras con The Dresden Dolls”.
Pero en este mundo, ¿quién en estos tiempos necesita realmente amor? ¿Estamos viviendo la edad de la muerte de los sentimientos?
(Risas) “No, no creo que estemos viviendo la época de la muerte de los sentimientos. Son igual de fuertes, pero que el reconocimiento de los mismos es cada vez peor. Pienso que la gente no es capaz de tratar con sus propios sentimientos. Se sienten confusos y no saben qué hacer con ellos, pero eso no quiere decir que no estén presentes. Los sentimientos siempre están ahí, tan fuertes como siempre. Las reacciones ante los sentimientos están haciendo que la gente entre en crisis y se sienta cada vez peor”.
Para la promoción de “WKAP?” has realizado una decena de vídeos musicales para presentar las canciones. La mayor parte de ellas las ha realizado Michael Pope. ¿Cuándo nació esa relación?
(Michael Pope es un artista multidisciplinar conocido por la obra experimental “Neovoxer”. Una pieza cinematográfica en la que ha invertido más de una década de trabajo y en la que participó lo más granado de la escena artística bostoniana. También es de sobra conocido como el realizador oficial de los videoclips de The Dresden Dolls).
“Conozco a Michael Pope desde hace diez años, cuando participé en su película “Neovoxer”. Hemos vivido en el mismo círculo artístico, así que nos hemos terminado por convertir en hermano y hermana”.
Pero “Leeds United” no lo hizo él.
“No, “Leeds United” lo hizo la maravillosa Alex de Campi. Adoro ese vídeo”.
(Alex de Campi es una prometedora escritora creadora de la novela gráfica de culto “Smoke”, aunque también ha realizado varias incursiones en el mundo del videoclip).
Ese vídeo protagonizó una de las noticias musicales más divertidas del año pasado.
“Fue increíble. Lo que pasó es que a mi discográfica no le parecía bien que enseñase mi tripa en el vídeo. Yo no pienso que esté mal del todo. (Risas) Fue entonces cuando los fans se organizaron en la creación de “ReBellyon”. Esa es la mejor parte de todo. Yo no tuve que hacer nada. Me desperté un día y ahí estaba todo. Fue un bonito regalo navideño. Es por eso que amo internet. No puedes parar lo que está pasando. Todo puede ocurrir en un solo día. Todo va muy rápido. Me fascina que una persona que lea algo que le moleste, pueda postear tres segundos más tarde su opinión”.
La escenografía es un aspecto que cuidas muchísimo en tus conciertos. Es maravilloso ver que tu teclado se llama Kurt Weill. ¿Qué opinas sobre sus musicales y su trabajo conjunto con Bertolt Brecht?
“Son increíbles. Cuando era una adolescente me sentí muy feliz al escuchar esa música por primera vez. Amo los musicales, pero a su vez les odio a todos. Me gusta más el concepto de musical que lo que se ha hecho con ello. Siempre he pensado que todos los musicales son estúpidos y falsos. Basura sentimental y enfermiza. Cuando escuché las canciones y los textos de Weill y Brecht en “La ópera de los cuatro cuartos” reconocí en ellos lo que yo quería hacer. Ellos demuestran que es posible hacer un musical sin caer en sentimentalismos”.
Sin necesidad de monjas justicieras.
“Eso es. Historias reales sin toda esa mierda. Es por eso por lo que todo el mundo ama a Brecht”.
Pero en el disco aparece “What’s The Use Of Wondr’in”, ¿es una broma o un guilty pleasure?
(El tema en cuestión es uno de las más empalagosas composiciones de Rodgers y Hammerstein que compusieron para el aún más empalagoso musical “Carousel”).
“Oh no, es una broma. Es un musical terrible. Realmente yo estuve en un montaje de “Carousel” y la odio. Es mi vendetta personal”.
Un nuevo presidente ha llegado a la Casa Blanca. ¿Qué esperas de esta nueva de esta nueva Administración? Si es que esperas algo.
“Espero que motive un poco más a la sociedad y que sean capaces de reorganizar el terrible desastre en que se ha convertido este país. La fiesta de elección de Obama fue algo muy bueno para mí. Estuvimos actuando ese día en Washington DC con The Dresden Dolls y fue como un colofón de cosas buenas. Estaba muy emocionada, realmente todo el mundo lo estaba”.
¿Y Sarah Palin?
“Chiflada”.
Este otoño la vi en televisión y caí rendido ante ella. Es una gran comedianta.
“Uuuuugh”.
Aunque puede que fuese Tina Fey.
(Tina Fey es el icono de la nueva comedia inteligente norteamericana. Alma mater y guionista de “Saturday Night Live” y “30 Rock” ganó gran reconocimiento gracias a su mimética parodia de Sarah Palin durante la carrera electoral estadounidense de 2008.)
“Seguramente. Palin es una sockermum (estúpida madre sobreprotectora)”.
¿Pero qué ocurrió con “Oasis” y Palin?
“Fue una broma ya que Sarah Palin aprobó una ley en Alaska por la que las mujeres violadas que quisiesen tomar una píldora abortiva tuviesen que pagarla. Lo cual es muy desagradable”.
“Oasis” está siendo una canción muy polémica, en Inglaterra también has tenido problemas.
“Creo que la gente de las emisoras de radio tiene miedo de meterse en problemas al poner la canción. Es una actitud muy estúpida y tremendamente conservadora”.
Eso mismo podría pasar en algunos medios de comunicación en España. Con una pequeña diferencia, seguramente ellos no sepan inglés. ¿Qué opinas del público que acude a tus conciertos en España?
“Muy vitalista. Estuvieron fantásticos ayer en Barcelona”.
¿Y de tu fascinación por la comida europea?
“¿Fascinación? No, sólo que me encanta comer. (Risas) Hay comida en todos los sitios, pero aquí es especialmente deliciosa. Mmmm chocolate. (Risas)”.
Pero desde tu blog has dicho que nada de tartas.
“Sí, porque son muy peligrosas. La gente nos regala comida en los conciertos y eso nos puede matar. Empezaría a engordar sin parar”.
Aunque tienes un repertorio de canciones muy amplio, siempre sueles tocar versiones en tus conciertos. ¿Qué quieres conseguir con ello?
“Yo creo que es algo divertido. Me encanta cantar canciones de otros artistas. Las canciones son familiares para el público. Es un lenguaje en común que comparto con el público. Podría estar tocando versiones toda la noche. Me encanta ver como la gente se siente feliz al reconocer la canción”.
Rihanna, Madonna, Death Cab For Cutie, Tegan and Sara,… ¿Te guías por algún tipo de criterio a la hora de realizar esa selección?
“Simplemente me vienen a la cabeza y las hago. No hay ninguna razón. Creo que es muy importante que cuando haces una versión no hagas de una manera fiel. Tienes que añadir algo personal. Si quieres hacer lo mismo, para eso pones su disco”.
¿Y el caso de “I Kissed a Girl”?
“Pienso que la canción es repugnante. No pienso que Katy Perry sea una estúpida, el problema es la canción. No se debe vanagloriar la estupidez con que se trata un tema tan serio. Esa es la razón por la que la incluyo en alguno de los conciertos. No puede ser que una chica que diga que nunca ha besado a otra cante una canción como esa únicamente para poner cachonda a la gente. Sobre todo porque es la fantasía sexual de todo quinceañero. Ver a dos chicas montándoselo. No puedo soportarlo. Si ella fuese realmente bisexual pensaría otra cosa”.
Sería una canción autobiográfica.
“Sí, pero la chica ya ha dicho que ella nunca lo ha hecho. Por eso me resulta fastidiosa”.
En los shows haces una versión muy especial de “Creep”. Es una de las canciones más versionadas de la historia, pero la mayor parte de los artistas que la han intentado cantar han fracasado. Incluso Prince que es un creep de verdad. ¿Qué tenéis tu ukelele y tú que la hacen tan especial?
“Es un secreto. (Risas) Una de las cosas que amo del ukelele es que es uno de los instrumentos más simples que existen en el planeta. Tiene cuatro cuerdas, suena como un juguete. Realmente lo es. Aprendí a tocarle en 10 minutos y convierte la canción es algo simple. Me encanta”.
¿Has tenido algún tipo de contacto con algún miembro de Radiohead por el tema de la versión?
“Creo que les importa más bien poco (Risas)”.
En los temas “Oasis” y “Guitar Hero” te ríes de los fans fatales y del mito fálico de la guitarra. ¿Qué piensas realmente de todo este tipo de bandas?
(Risas) “En la lucha Oasis vs Blur tengo que decantarme por Blur. Aunque realmente las bandas que más me gustan no son muy guitarreras”.
El panorama alternativo estadounidense se encuentra en plena ebullición, ¿sigues alguno de esos nuevos artistas?
“Me encanta Antony. Pienso que es increíble. Hace mucho tiempo le vi en Boston. Es increíble lo que ha ocurrido con él. El hecho de que su música sea completamente extraña y que haya sido aceptada por el mundo es increíble”.
Incluso ha llegado al segundo puesto de la lista de ventas aquí en España.
“Es fantástico. También me encantan Tegan and Sara. Pienso que su último disco es increíble. También St.Vincent. Por eso está en mi disco. (Risas) Realmente no he escuchado muchas bandas nuevas que me hayan convencido. Últimamente he estado de gira sin parar, así que no he podido escuchar mucha música”.
En la película “Hedwig and the Angry Inch”, John Cameron Mitchell canta “Midnight Radio”, una canción sobre las grandes mujeres del rock. Cita a Tina, Yoko, Aretha, Nico,… ¿Qué opinas del papel de la mujer en el mundo del rock?
“El aspecto más obvio que diferencia a la mujer del mundo de la música con la de otros trabajos como científica o taxista es que tienes la libertad del rockstar. Es lo que todo el mundo asume: que hagas y digas todo lo que quieras. Eres una estrella del rock y todo el mundo espera eso de ti. Pero la trampa es que muchas mujeres terminan por asumir su rol de objeto. Persiguiendo el estándar cultural de belleza. Tienen que parecer sexys. Las dictan como tienen que sonar, qué hacer. Incluso grandes iconos feministas han tenido que lidiar con esos terribles problemas de género. Incluso Janis Joplin. Ella era terriblemente insegura a pesar de que estaba en lo más alto. Mucha gente quería ser como ella, pero se continuaba sintiendo como una mierda. Cayó en esa trampa. Por un lado tienes el concepto de la libertad, pero por otro lado la gente mira con lupa tus problemas. Cuestiones que las mujeres normales también tienen. Las relaciones sexuales son tremendamente amplificadas. Cuando estás haciendo actos promocionales, el simple hecho de elegir un lápiz de labios, el sujetador, los tacones, el peinado o cualquier otra cosa cobra una gran importancia. No importa si ese día te encuentras mal o estas vaga y no quieres llevar lápiz de labios. Todas estas cosas pasan a formar parte del mensaje final y no puedes hacer lo que quieras, lo cual es estresante. Pero yo muchas veces no lo hago. (Risas) Deberíamos no tener que hacerlo sino quisiésemos. El problema es que la mayoría de los hombres esperan que hagamos todo este tipo de cosas. En cambio, si un hombre no lleva lápiz de labios en una sesión fotográfica está bien. Pero si lo hace no está sexy. (Risas) lo bueno sería que cada uno explotase ese lado sexy, tanto femenino como masculino, pero desde un punto de vista auténtico. Artistas como Björk juegan con su imagen y hacen lo que quieren. Están completamente convencidos de que pueden hacer lo que les apetezca cada día. No están sujetos a ninguna regla. Eso es lo que yo misma persigo. Es una manera de sentir que el público confía en ti. Poder hacer todo lo que quieras sin tener que pensar en nada más. Se trata de entablar una relación mucho más personal con los fans, ya que creo que cuanto más me conocen más me comprenden”.
Una última pregunta. Un aspecto que nadie ha tenido en cuenta: en tu disco hay una referencia a “Twin Peaks”. ¿Qué opinas de la serie creada por David Lynch?
(Risas) “Me encanta”.
¿Tienes miedo a los enanos?
“No. Amo a los enanos. (Risas) Sobre todo si hablan al revés”.