El 14 de febrero pasado, mientras algunos programaban citas con personas y otros hacían lo mismo con Netflix, Alejandro y María Laura lanzaban su tercer disco, La Casa No Existe.
Para este dúo peruano, esta es una etapa que -durante toda la conversación- detallan como una de cambio, en diversos aspectos. “Hemos compuesto las canciones sólo nosotros, pero ha sido un disco más colaborativo. Hemos viajado más, hemos grabado el disco en ocho sitios distintos. Y creo que las canciones surgieron así también, eso se puede ver ahí”, explica Alejandro.
En este nuevo trabajo, estuvieron acompañados en la producción por Juanito El Cantor. “Para refrescar el sonido de este álbum, quisimos trabajar con otro productor. Conocimos a Juanito, tuvimos mucha química en lo personal y también como compositores y lo admiramos mucho. Entonces, le pudimos mostrar las canciones antes de estar terminadas para que nos diera su opinión y se involucró en el disco desde etapas muy previas”, cuenta María Laura.
Así como hubo un cambio en la dirección de la producción, esta también se expandió gracias a la colaboración de otros artistas, como Lalá, Perota Chingó, Ezquiel Borra y Paulinho Moska. Todos muy diferentes entre sí, pero hay una línea que los cruza. En la música de cada uno de ellos, se respira el afán de experimentar dentro de las coordenadas de lo latino.
“Me parece interesante que menciones esto, porque no pensamos justamente que ellos tienen esta tradición en su música, sino que creo que estábamos y estamos aún, en una etapa muy poco racional, todo fue mucho más intuitivo. Y si se ha dado así es porque de forma natural e acerca hacia donde queremos ir musicalmente”, dice María Laura.
“Por ejemplo, el camino de Lalá siempre nos ha parecido muy interesante, porque tiene mucha tradición en la voz, pero no está forzado y al mismo tiempo, es muy moderna, con las palabras que utiliza en sus canciones… y en el caso de Paulinho, lo conocimos en encuentros en Brasil, donde participamos hace dos o tres años. Perota Chingó fue lo más intuitivo, porque no los habíamos invitado al disco hasta un día antes, que los vimos en un concierto acá en Lima y nos encantó lo que hicieron. Esa parte en la que canta Julia, un poco rapeado, eso salió ahí, en el estudio, fue improvisado”, relata Alejandro.
—En este disco, además, se ve una expansión en los géneros que exploran. Hay mucha más fusión que en sus trabajos anteriores y se escucha natural, no es forzado.
“Qué bien que se ve así, gracias. Creo que viene del hecho de que la intención principal no es hacer una fusión musical. Nosotros empezamos componiendo a partir de imágenes, de una melodía o un ritmo y la canción comienza a cobrar vida y a decirnos por dónde quiere ir. Lo que nosotros hacemos es hacerle caso a eso. ‘Agüita del equilibrio’, cuando comenzó a mutar a este ritmo cumbiero, yo sentí la necesidad de cambiar un poco mi forma de cantar, de hacerlo hacia afuera y luego, al momento de grabar, me di cuenta que no me sentía tan cómoda, que no era mi interpretación más verdadera, porque la canción había salido desde un lugar mucho más íntimo, familiar, de cantarle a mi hermana, a mi mamá. Entonces, a pesar de que tenía ese ritmo alrededor, mi interpretación no debía ser de fiesta. Creo que tratamos de guardar mucho ese lugar nuestro, el desde donde nos sentimos cómodos, más allá de hacer alguna fusión”, detalla María Laura. “Hemos estado soltando muchas ideas y grabando notas de voz, componiendo en ocho o nueve ciudades distintas, pero la grabación fue en Lima y Cusco, no solo en un estudio. Grabamos unos pianos en un centro cultural, los sintetizadores en la casa de un amigo, también en la casa de la playa de otro amigo…”, continúa.
“Claro, alguien puede decir, ‘así se graban los discos siempre, de qué están hablando’, pero los dos primeros los grabamos nosotros en un estudio, encerrados semanas. Para nosotros grabar un disco siempre fue un hecho muy concreto y con un tiempo de inicio y fin. Y ahora lo que nos pasó es que nos permitimos darnos mucho más tiempo, entonces las canciones han salido más relajadas, hemos encontrado el lugar para interpretarlas sin tener que correr ni levantar la voz. Ha sido un proceso más natural, me parece”, remata Alejandro.
“Yo siento que desde la composición notamos la diferencia, porque las canciones tuvieron tiempo de madurar. Hubieron ideas que salieron hace dos o tres años y que las dejamos ahí refrigerando por mucho tiempo y luego las retomamos. Esas canciones tuvieron muchas versiones, entonces, creo que sí, desde la composición han madurado a diferencia de los discos anteriores y que han ido madurando según viajábamos, conocíamos gente y también otra música. Incluso mostrando las canciones a otros amigos músicos. Me acuerdo que a Javier Barría le mostramos canciones cuando estuvimos en Chile y para nosotros él es un referente de composición muy grande… siento que para empezar, las canciones tuvieron más tiempo y luego, lo que decía Alejandro, en la grabación, como también hubo más tiempo, pudimos sacar interpretaciones más honestas”, explica María Laura.
“Igual en simultáneo, hemos estado desarrollando un par de cosas. Por ejemplo, yo estoy produciendo discos de otros artistas acá en Lima, entonces creo que eso también influencia el proceso. María Laura… yo siento que también está cantando mejor, ella está dictando clases de canto también, hemos pasado por distintos procesos… por ejemplo, respecto al sonido, estábamos con Juanito en Córdoba, nos llamaron a un festival de cantautores en Altagracia, coincidimos con él. Teníamos que manejar desde Córdoba a Buenos Aires como ocho horas y yo estaba de copiloto con la lista de Spotify y después de tres horas de silencio y de escuchar música, Juanito me hizo notar que no había puesto ninguna canción más nueva que 1975, entonces, claro, vi la lista y tal cual. Y lo que me puse a pensar a raíz de eso fue si lo discos de antes sonaban a la música que a mi me gusta. Y me di cuenta que no, realmente, a pesar que son discos que me gustan. Sentí que en este nuevo álbum queríamos arriesgar más el sonido y escuchar lo que queremos escuchar siempre, mayor calidez, menor producción de alguna forma. Este es un disco en el que aparece un cuarteto de cuerdas, pero no una orquesta. Aparecen una o dos guitarras, no cuatro. Los anteriores eran de una producción más llena y acá es lo contrario. Hay espacio para el silencio”, relata el compositor.
—Moverse tanto mientras armaban este nuevo trabajo, ¿creen que coló algo en el disco?
—“Sí, yo siento que a los limeños nos pasa que cuando salimos de Lima nos quedamos deslumbrados con el cielo, con los paisajes, con la luz. Porque acá en Lima de abril a diciembre tenemos un cielo gris, plano…”, explica María Laura.
—Alejandro: “Acá le dicen panza de burro”.
—María Laura: “Sí, como un mantel gris que cae del cielo”.
—Alejandro: “Claro, como que le falta matices”.
María Laura continúa. “Entonces, cuando salimos de Lima, ya estamos alucinados con la luz. Creo que nos pasó un poco eso…lquilamos un espacio muy lindo en Cusco, cerca del Templo de la Luna, que es la parte alta, donde grabamos el videoclip de ‘Matrimonio’. En ese lugar, no sé, fue muy inspirador y esas imágenes se fueron colando en las canciones. También estuvimos en Iquitos, una canción salió por ahí, en la selva. en Argentina también, en pleno verano, mucho calor… algo de la temperatura creo que también está en el disco”.
— Y ¿cuándo vuelven a Chile?
—Alejandro: “Este año vamos a ser padres. María Laura da a luz la primera semana de junio, se supone. Entonces, es lindo, estamos súper contentos, pero queremos saber cómo es la situación de ahora en adelante respecto a fechas y viajes”, explica Alejandro.
—María Laura:“Sí, no hemos querido programar nada antes de agosto, porque sí, queremos ver cómo nos adaptamos”.
—Alejandro: “Estamos en búsqueda de un nanager, alguien a quien le gusten los niños, para poder viajar todos juntos, jajaja”.
—María Laura: ”A partir de septiembre queremos empezar a viajar de nuevo. Para ir los tres, o los cinco o seis o siete, si es que va la banda…
—Alejandro: ”Ah, pensé que decías cinco o seis por si teníamos más, jajajaja. Bueno, va a tener los genes míos y de María Laura, así que va a salir viajera”.