Natalie Pincheira, ex pareja de Marcelo Castillo usó su red social para constatar la violencia intrafamiliar que ha vivido con el cantautor. “Necesito contar mi verdad”, parte el texto que relata episodios vividos durante los siete años de relación que tuvo con Kaskivano, con quien tiene a una hija de dos años.
“Ya ha pasado más de un año del quiebre de la relación. Decidir llevar todo esto a una instancia judicial, me obligó a armarme de valor y atreverme a hablar. La resolución del caso desembocó en una medida cautelar hacia mí -aún vigente- y visitas directas y regulares con mi hija bajo la supervisión de un familiar cada 15 días”, explica Natalie sobre los procedimientos legales que también determinaron que el hermano de Chinoy debía seguir un tratamiento psicológico con indicación de tratamiento siquiátrico.
“Sin embargo, hasta ahora, no he observado cambios, esto es algo que no ha parado y que necesito poner fin, por eso esta declaración”. El músico, que actualmente es parte del sello Lagartija, ha tenido diversos episodios de violencia en contra de Pincheira, quien cuenta un primer hecho en Santiago: “vivíamos en un departamento y a raíz de una discusión el me encerró en la pieza, yo me desesperé, luego el entró a la pieza, me tiró en la cama, me apretó del cuello, después me metió a la ducha. Posteriormente tomó un cuchillo, gritó y se quería tirar del séptimo piso del edificio. Nunca me había enfrentado a algo así. Una vez, ya calmado, él solo pedía perdón y la eterna promesa de cambio. El pedía perdón y yo perdonaba una y otra vez”.
“La última vez que me agredió habíamos discutido. Vivíamos en Los Ángeles, en un sector rural. Quería una ducha para salir del malestar y la tensión generada por la discusión. Cerré la puerta con llave y mientras me bañaba, manipuló la chapa, ingresó al baño, sacó la cortina a tirones, yo grité de susto y él me pegó. Yo lloraba angustiada, mi hija de dos años en ese entonces andaba rondando por la casa, ubicada en el campo, sin vecinos cercanos, donde gritar se vuelve un acto nulo, nadie escuchaba”.
Natalie asegura que muchas veces le pidió al cantautor que se fuera de casa y el respondía que si volvía a hacer algo así “se iría por sí solo. Nunca lo hizo. Es más, una vez saqué toda su ropa afuera de la casa, le dije que se fuera, el la entró y cuando yo volví tenía todo ordenado como si nada hubiese pasado”. Marcelo Castillo no sólo violentó a su pareja, también a su hija: “si bien fue un padre diligente de hacer comida o cambiar pañales la paciencia no era lo suyo. También le pegó a mi hija de 2 años en ese entonces, le dejó la mano marcada con relieve y fue para mi cumpleaños. Tenía una conducta reiterativa de echar a perder los buenos momentos. Después de pegarle lloró, pidió perdón, decía que él no era así, que estaba presionado, estresado, que su vida era terrible, por supuesto, que lo perdonara”.
La mujer hizo el procedimiento legal, con el músico asegurando que iba a reconocer todo por amor, “que no me preocupara porque él no me iba a hacer más daño”, y tras varias audiencias reconoce esto frente al tribular, lo que permite la suspensión condicional de procedimiento. “Obviamente el reconocimiento social es inexistente. Continuar hablando de consciencia social con su música y canciones feministas es mucho más fácil y cercano”.
No es novedad que ese es el modo de actuar de quienes ejercen violencia intrafamiliar: con su entorno empezó a defenderse “diciendo que él me había pegado esa última vez porque yo me quería suicidar, justificando lo injustificable con mentiras, atribuyéndome además la responsabilidad de ‘provocar’ su violencia”. Además, negó a su entorno el haber golpeado a su hija y sumó que fue Natalia no le dio la oportunidad de cambiar, a pesar de que él se estaba tratando.
El texto concluye con más detalles del procedimiento de un agresor. “Hoy, y faltando a la verdad, él cuenta que tenemos buena relación, que estamos más amigos, que la cosa está más tranquila, que tenemos amigos en común, que él está sanado, por supuesto para blanquear su imagen y no perder el título de cantautor consciente. Esto no es más que manipulación con el entorno, ya que desde que nos separamos nunca más lo vi, me quedé con la responsabilidad total de la crianza, y la comunicación telefónica que alguna vez tuvimos por nuestra hija fue cada vez peor, hasta tener que decidir no hablarle nunca más”.
“Parte de salir de toda esta oscuridad, es quitarme el miedo y salir del silencio, porque sí, la violencia hay que gritarla, hay que denunciar. Son años de soportar, de querer ver cambios, de querer crear una familia, de cuestionarse”, concluye el relato que hace referencia a lo normalizada que está la violencia en las relaciones, sobre todo en este país en el que la violencia dentro del pololeo no está especificada en el Código Penal.
*Si eres víctima o testigo de violencia familiar, denuncia al 149 de Carabineros o recibe orientación en el 800 104 008 del Sernameg. Sabemos que la justicia no siempre protege a las víctimas, puedes leer sobre “la verdad verdadera y la verdad formal o jurídica” en Cuando ella habla, escucho la revolución V.