“La destrucción (de Boy Harsher) comenzó todo, para luego bajar con Lord Apex que es como el amigo que te dice que pidan comida para el bajón, mientras que los DJ sets del final dieron un cierre paulatino y constante a este carrete en reversa”, dice Alex Miranda sobre la noche que se vivió este jueves en Teatro Coliseo en una de las fechas de Primavera en la ciudad.
¡You guys are freaks!, dice desde el borde del escenario Jae Matthews, la vocalista de Boy Harsher mientras su compañero, Augustus Muller, prepara los teclados para terminar su excelente show con el clásico ‘Pain’. Pero nos estamos adelantando, porque por más que el dúo electrónico haya sido lo más esperado, no fue lo único que pasó anoche.
Un carrete en reversa. Esa es la definición de lo que ayer jueves 10 de noviembre se vivió en el Teatro Coliseo de Santiago: en un movimiento muy extraño, el plato fuerte abrió el show, dejó a todos muertos y dejó el paso para las presentaciones siguientes, más relajadas, chill y con un público que entraba en modo “vamos a descubrir música nueva”, algo excelente si pensamos que esa es la idea de estas combinaciones de artistas que realiza Primavera en la Ciudad.
En un país donde estamos tan acostumbrados a llegar a las fiestas con dos horas de retraso o empezar a carretear recién a las once de la noche, que la energía de Boy Harsher empiece a las siete y media, es algo excesivamente raro. Lo bueno es que el Teatro Coliseo se presta lo suficiente para crear un ambiente de fiesta de medianoche aunque afuera el sol aún esté pegando fuerte.
Ahora sí, volvamos al comienzo:
¡You guys are freaks!, dice desde el borde del escenario Jae Matthews, la vocalista de Boy Harsher mientras su compañero, Augustus Muller, prepara los teclados para terminar su excelente show con el clásico ‘Pain’. Lo interesante es que las palabras de Matthews le salen del alma, después de ver como desde el primer hasta el último tema, el público, dominado por looks góticos y botas de grandes proporciones, dejaron la vida bailando.
Y es que, tal como también dijo Matthews en un momento: “Somos Boy Harsher, y hacemos música bailable. Así que bailen”. Si bien la gente que asistió al Coliseo ayer iban desde metaleros y metaleras que cabecearon con la banda hasta chicas más apegadas al Club Winx, todos cayeron rendidos ante Boy Harsher, que supo mantener al público en el bolsillo a todo momento y dejar a esa gente vestida de negro que los veía con una taquicardia, que nos tenía a todos entre la gran vida y la poderosa muerte.
Pero todo lo bueno se acaba, y después de el cansancio y sudor post-Boy-Harsher, llegaba el turno de Lord Apex. El MC britanico se subió al escenario con la bandera chilena a modo de turbante y prendió un porro mientras su hype man pedía a los chilenos que hicieran un ruido.
La música de Lord Apex podría describirse como una base chill, rapeo rasposo y bajos poderosos, algo que al comienzo no terminó de sonar bien, en especial por el cambio de la música en vivo versus las bases enlatadas. De todas formas, el inglés pudo tomar al público (que disminuyó notoriamente desde que terminó Boy Harsher) y conseguir que se interesaran en su presentación, eso sí, lo logró usando cada truco posible del libro: “levanten las manos”; “si yo digo esto ustedes esto”; “todos los encendedores en alto”.
Pero su gran momento fue cuando, ante la mirada reprobatoria de los guardias de seguridad, el rapero bajó a la cancha y rapeó con el público a su alrededor, corrió alrededor del Coliseo e incluso se pegó unos pasos de bailes con sus espectadores. Sus canciones más potentes y detonadas, con los bajos más fuertes, fueron las que fueron mejor recibidas, lo que sumado a su actitud relajada y sus intentos por conquistar al público, terminaron dejando una buena presentación, que probablemente pudo llevarse a más de un fan nuevo.
A las diez de la noche era el turno de Shanti Celeste, la DJ chilena que se hizo famosa en Europa y que dio el pase al lado bailable de la noche, que terminó con el dúo brasileño Gop Tun, también en DJ’s y que tomaron turnos para que cada uno tuviera su tiempo.
Ambos shows tenían ideas muy claras: música bailable pero relajada, público encendido pero con harto espacio entre ellos. Aunque mientras los brasileños estaban muy concentrados en lo que estaban haciendo, Celeste estaba en un constante movimiento, pero ni siquiera era para encender al público o pedirle que bailaran, no, ella estaba buscando constantemente nuevos vinilos, moviendo una cosa de una mesa a la otra, mirando atrás y adelante. Una presentación que solo puede describirse como quirky DJ set, y que le daba a la artista un aura bien humana, como si pudiéramos ser nosotros quienes están ahí arriba.
En cualquier caso, la noche fue excelente, solo que ordenada de una forma extraña. La destrucción comenzó todo, para luego bajar con Lord Apex que es como el amigo que te dice que pidan comida para el bajón, mientras que los DJ sets del final dieron un cierre paulatino y constante a este carrete en reversa, que por más al revés que estuviera pensado, logró salir adelante por lo motivados de los artistas que se presentaron.