La noche del sábado 11 de febrero, en el Muelle Barón de Valparaíso, se cerró la edición 2012 del Rockódromo. Aplaudido por muchos y cuestionado por otros tantos, su aporte a la escena nacional es innegable. Los días siguientes han permitido mirar el asunto con cierta distancia y poder confirmar las razones que hacen de este encuentro anual una instancia valiosa.
A continuación, algunas de ellas.
Música gratuita en espacios públicos
“Uno obviamente sabe que detrás de estas cosas hay riesgos que se deben haber corrido por años”
Silvio Paredes
“Es una fiesta de la música chilena, y que sea gratuito es tremendo. Ojalá todas las regiones pudieran tener algo así”
Robex, Eczema
“Creo que Rockódromo se ha transformado en algo cada vez mejor. Ya convoca a la gente, ya se sabe qué es y que tiene que ver con las Escuelas de Rock”
Claudio Narea
En estos días en que en el centro de Santiago multan a diestra y siniestra a aquellos que se atreven a tocar música en la calle (desde organilleros hasta contrabajistas), no puede dejar de subrayarse la importancia de cualquier evento que congregue gente en función del arte (sonoro, en este caso) en lugares como la Plaza Aníbal Pinto, el Muelle Barón o los cerros de Valparaíso. Para el observador externo no es nada menos que un lujo, y debe apreciarse como tal. El hecho de que cada show sea a costo cero para el público le da aún más mérito al asunto, y no es casualidad que los asistentes hayan respondido con su presencia, sobre todo en sus jornadas de apertura y cierre. Además, quedó comprobado el arrastre de nombres como Ana Tijoux y Lucybell, quienes -más allá de los gustos- fueron los principales responsables de la masiva convocatoria que se vio durante las últimas dos jornadas.
Un anfiteatro en el mar
“En términos románticos, es impresionante. Tú tocando mientras el sol se pone en los cerros, ves el agua, te llega la brisa marina, miras para atrás y el mar, interminable… La locación es espactacular”
Andrés Nusser, Astro
Lo de Música Frente al Mar se merece mención aparte. Entre el viernes 10 y el sábado 11, el Muelle Barón recibió a veinte bandas en un lugar increíble, mientras la gente repletaba no sólo el muelle, sino también la costa aledaña. Algunos pescadores curiosos completaban una escena tan improbable como notable. Vale la pena destacar el trabajo técnico detrás de un evento así, no sólo en términos de infraestructura sino que también en cuanto a sonido, sin mayores inconvenientes. Esos detalles, que a veces pasan desapercibidos, son parte de la experiencia y el mérito que vienen de la mano con gestionar algo así cada año.
Tributos, homenajes y dedicatorias
“Aquí, ¿qué pasa? O no se reconoce a los grupos muy nuevos, o no se reconoce a los grupos muy antiguos. Es la memoria inmediata lo que prima”
Martín Erazo, La Patogallina Saunmachín
“Es una cosa personal, pero tú sientes que devolviste la mano de alguna manera”
Andrés Nusser, Astro
Desde el homenaje que se le hizo a un grupo emblemático como Los Blues Splendor, quienes presentaron un sólido set y se lucieron con su notable versión a ‘Déjate Caer’ de Los Tres, hasta los numerosos tributos y menciones que recibió la figura de Luis Alberto Spinetta por parte de numerosos artistas. Las referencias durante Rockódromo 2012 fueron numerosas, pero no se limitaron sólo a lo musical. También hubo mensajes políticos, sociales y personales. Mauricio Redolés le dedicó un tema a su amigo Pedro Gaete, el mismo al que le escribió ‘¿Quién Mató a Gaete?’ hace unos quince años. Legua York le fraseó un par de dedicatorias al Congreso que estaba a unas cuantas cuadras del Muelle Barón, mientras Camila Moreno y Ana Tijoux recordaron a los estudiantes que protagonizaron las manifestaciones del año pasado. Caso aparte fue el de la Orquesta de Trompes, conjunto de instrumentistas dirigidos por Eduardo Cáceres inspirados en la recuperación de las culturas de los pueblos originarios, que cerraron su presentación al grito de “Sangre de mi sangre, ¡fuerza mapuche!”.
La sangre joven y los alumnos avanzados
“Creo que es lo mejor que le puede pasar a la música: ver a bandas de trayectoria, con experiencia en otros países, codeándose con hueones como nosotros, que estamos recién empezando”
Robex, Eczema
“Imagínate tener la edad de los cabros que están partiendo y saber que hay un festival importante en Chile al cual se puede postular. Te da un objetivo cercano, mucho más posible”
Martín Erazo, La Patogallina Saunmachín
“Rockódromo siempre está aspirando a esa situación: instalar a los grupos emergentes junto a los consagrados. Aunar distintas generaciones, estilos y tendencias”
Eduardo Cáceres
Camilo Eque compartió balcones con Florcita Motuda y Mauricio Redolés. La Chinganera recorrió los cerros junto a Claudio Narea (quien además invitó a Lautaro Rodríguez a tocar con él). Bandas como Eczema, Máquina Verde, Rock Balance (compuesta sólo por estudiantes de enseñanza media) y los locales Lisérgico fueron sólo algunos de los artistas jóvenes que propuso el cartel de este encuentro. Entre alumnos de las Escuelas de Rock y ganadores de diferentes concursos se armó una parrilla en que nombres como Melodrama Social, Funk Amasado y Jerónimo también tuvieron espacio para presentar su música. De diversas regiones, con más o menos años de experiencia, todos tuvieron su ventana e hicieron lo mejor de ella. No sería raro que todos quieran volver el 2013.
Heterogeneidad sonora
“Encuentro muy radical la parrilla que armaron, y es igualmente radical la forma en que se va programando y lo aleatorio que es el escenario, pero eso le hace bien al público. Para cultivar audiencias, para entenderse más. Justamente lo inesperado de la banda que viene permite que la gente escuche con mayor atención. Ayuda a conocer otros proyectos. Y esa diversidad configura una especie de identidad, por manoseada que suene esa palabra. Esa diversidad es un aire, un hilo conductor que nos sitúa acá”
Silvio Paredes
Rockódromo no sólo tiene una diversidad etárea importante. La mezcla de estilos que propone (sutil en la Noche en los Balcones y en la Gira por los Cerros, pero desatada por completo en Música Frente al Mar) es una parte fundamental de su atractivo y uno de sus mayores méritos. El viernes 10 vio como Legua York fue seguido por Astro, y ellos a su vez por Los Blue Splendor. Al día siguiente, Fulano y Electrodomésticos (dos de los más notables nombres de esta edición, que tocaron uno después de otro durante la tarde) antecedieron a la Orquesta de Trompes. ¿Radical? Puede ser. Son riesgos y apuestas, y ambos días funcionaron. Y es que, en su esencia, éste no es un evento. Es un encuentro de la música chilena. Eso es lo que importa.