¡Llegó por fin una de las mejores semanas del año, comienza una nueva edición de In-Edit Chile, el festival de cine y documental musical. Es primera vez que esta cita se desarrolla en otoño, durante trece años estuvimos acostumbrados a ir felices a pasar el calor de diciembre a las salas de cine y, como en otras temporadas, además de películas, habrán charlas y presentaciones especiales.
Si tienes poco tiempo o no alcanzas a ver todas las películas que quisieras -suele suceder- acá te dejamos cinco nombres (elegidos por el staff de POTQ Magazine) que consideramos que pueden saciar tu apetito cinéfilo durante los próximos días.
Liberation Day: el día en que occidente jugó con Corea del Norte
Manuel Silva
Basta con leer la sinopsis de Liberation Day para dar por hecho de que este tipo de historias son dignas de la pantalla grande. ¿Cómo fue que una banda como Laibach terminó llevando a cabo el primer concierto de “rock” de Corea del Norte? ¿Qué llevó a Kim Jong-Un a tomar esta decisión? Son preguntas que el relato audiovisual pretende develar, mostrando todo el proceso que conllevó la realización del primer espectáculo musical masivo del país en un largo tiempo, nación que, por lo demás, con el paso de los años pasó a estar en el ojo del huracán.
La curiosidad es inherente al ser humano, no obstante, al conocer la ironía y exquisito sarcasmo con el que la banda eslovena interpreta sus canciones originales —mejor ni mencionemos a los extraños covers de temas pop de los 80’—, este factor comienza a tomar otros matices.
De inmediato salta a la luz el videoclip de ‘Tanz Mit Laibach’, track que sólo nos muestra la figura de Milan Fras avanzando a paso militar hacia nuestra pantalla, con imágenes de fondo que no evocan otra cosa más que fascismo puro y duro, y encima, cantando en alemán. Nos podríamos dejar llevar por el prejuicio, pero algo más debe haber detrás de la extrañísima decisión de permitir que Laibach toque en Corea del Norte.
Si bien las autoridades norcoreanas mutilaron buena parte del setlist que los eslovenos llevaban para el show realizado en 2015 —por motivos bastante evidentes—, vale la pena saber cómo fue que una de las bandas más provocadoras del último tiempo terminó tocando ante miles de personas, en un país que es conocido por controlar y censurar lo que se les venga en gana, sin que todo terminara en un desastre.
Grace Jones: Bloodlight and Bami
Bárbara Carvacho
Hay pocos artistas que realmente merecen la etiqueta de icónicos. Pocos músicos que, en lugar de autoproclamarse algo, prefieren construirse a su pinta. Grace Jones es una de esas: mujer completa que tiene tanto para decir que ocupa cada centímetro de tela, maquillaje, movimiento, letra, desplante, gesto y look para expresarlo. Es actriz, cantante, modelo. Se desnuda, usa vestido y traje de dos piezas. Es tan femenina como masculina, y su arte ha vivido esa dualidad exquisita que no tiene espacio a la duda o los cuestionamientos básicos. Esclava del ritmo y creadora de él, la oriunda de Jamaica nos ha cautivado por décadas, y hoy, con 69 años sigue haciéndolo. El arte no sabe de edad y la performance tampoco.
En variadas ocasiones, Jones ha confesado que la performance es un espacio solitario. El inventarse y reinventarse cual camaleón puede ser un camino confuso y solo, y al parecer eso fue lo que logra retratar Sophie Fiennes en Grace Jones: Bloodlight and Bami, una de las películas en competencia internacional de la nueva versión In-Edit. La directora estuvo por diez años junto a la artista y logró capturarla como nunca pensamos verla: corriente, como una. Cuando el show no ha comenzado, es la misma Jones la que piensa y realiza su maquillaje, la que pelea por teléfono por acuerdos contractuales y la que afina los detalles de su traje.
Bloodlight and Bami nos muestra el otro la de la performance, ese de estar de jockey, a cara lavada, fumando pucho en tu casa natal. La de tomar vino de la botella en la terraza de tu infancia, y el apretarse bien para que toda la familia quepa en la mesa. Hemos visto tanto de Grace Jones, que lo único que nos falta por conocer es la parte más convencional de cada humano: las mañas por hambre, los vínculos personales y la visión de una mujer que hizo todo lo que se te pueda ocurrir, incluso ser hermana, hija y tía. Cambiar el taquillero Studio 54 por una iglesia es una de las tantas dualidades de la cantante, que no viene a darnos la mano para ir de paseo por su admirable carrera. Eso ya lo hemos visto, ahora falta la otra parte.
Cuando respiro en tu boca: la creación de Peces
Bayron Ríos
La década de los noventas fue territorio fértil para la propagación de la música chilena. Tras el apagón cultural que significó la dictadura militar, la llegada de la democracia trajo consigo un despertar musical, que se manifestó de diversas formas siendo el Proyecto del Nuevo Rock Nacional de EMI, uno de los más visibles.
En 1995 se editó Peces de Lucybell, uno de los discos más emblemáticos del proyecto y más representativos de la década. La realización de este trabajo es el foco central del documental Cuando Respiro en tu Boca de Carlos Moena, que retrata la odisea de un grupo de amigos que sin saberlo llegaron a grabar uno de los discos fundamentales de los últimos 25 años y que trazaría por siempre el camino de la banda.
En lo personal este filme es uno de mis imperdibles de In-Edit 2018, porque me habría encantado tener mis dulces 28 durante esos años, ver como nacía y se expandía esa fuerza creativa musical que se manifestaba en esa época, y que de cierta manera se refleja, cámara en mano, a lo largo del documental.
Chasing Trane
Alex Miranda
El Festival In-Edit tiene para todos los gustos: hay desde documentales que siguen la historia del artista de manera casi cronológica, algunas que hablan de un momento histórico o geográfico más que sobre un artista específico, y hay otras que hasta coquetean con la ficción sin dejar de ser un documental —te estoy mirando a ti 20.000 Days on Earth—.
Chasing Trane probablemente es de las primeras, por lo que sé y por lo que presenta el tráiler que encontré en una búsqueda rápida en Youtube, es del año 2016 y se trata sobre un titán del jazz: John Coltrane. Grandes documentales han basado su éxito en la fórmula de personajes llenos de historias, y que una vez en pantalla estas son contadas de la manera más directa posible que te da el documental. Los documentales de años anteriores Mr Dynamite: The Rise of James Brown o George Harrison: Living in the Material World, son buenos ejemplos de eso. Y es que con personajes así, hay que ser realmente malo para arruinar las historias.
Eso es por lo que la espera por ver Chasing Trane es grande. Ya sea que haga un repaso obvio por su historia, ya la lista de entrevistados que muestra el tráiler es extraña. El mejor ejemplo es Bill Clinton que aparece hablando de lo bacán que era Coltrane. O un Carlos Santana diciendo que: “el sonido de John Coltrane re-arregla estructuras moleculares”. Son ese tipo de cosas raras las que hacen que a uno le den ganas de ir al cine.
Lo único que podría arruinar este documental es que fuera excesivamente complaciente con Coltrane, que como todos sabemos, tenía sus matices. Algo así como lo fue Supersonic con Oasis, que no tocó nunca ninguno de las derrotas del grupo. Por lo demás, si Chasing Trane es la mitad de buena de lo que se ve en mi cabeza, será una forma genial de acercar al jazz a los que no lo conocen tanto y una forma aún mejor de conocer más al personaje del jazzista atormentado.
A sabiendas de que todo este hype y estas preguntas las podría resolver buscando en internet ¿Acaso no es mucho mejor verlas en pantalla grande? Al final, una de nuestras cosas favoritas es ir al cine.
Two Sevens Clash
Sebastián Rivera
Con una nueva y controversial ley de migración a cuestas y un interés por “poner orden en la casa que compartimos” según el gobierno de turno, es necesario destacar este documental que muestra, a modo de imágenes en formato Super-8, cómo dos estilos musicales se confrontaron y se nutrieron gracias a un fenómeno migratorio: el de los rudies que en los setentas y tras la independencia de Jamaica, se trasladaron a Gran Bretaña en búsqueda de oportunidades.
El interés por la música, la necesidad de expresarse y el querer buscar un espacio en la sociedad sería el punto de unión entre estos dos géneros con John Lydon, vocalista de Sex Pistols y su autor, Don Letts como puntas de lanzas. Letts, con ayuda de su cámara Super-8, registró esta cofradía que se dio en protestas, recitales y fiestas entre Rude Boys y Punks en los turbulentos setentas en Inglaterra.