El 30 de diciembre del 2014 te contábamos que se olía el recambio. Esta parece ser la palabra comodín de los análisis de fin de año, porque siempre aparecen ideas y proyectos nuevos, pero ¿es siempre una renovación? Tiene más sentido usar esta palabra cuando lo que estás presenciando se aleja de los cánones establecidos por los que se encuentran inmediatamente antes. Esto es lo que intuimos hace un año: otras bandas, otras personas, otras maneras de usar los instrumentos, otros instrumentos, otros lugares para tocar y nuevas lógicas de organización, entre diferentes ítems.
El año pasado hablábamos en serio. Te contábamos que se veía cómo bandas de personas que no superaban los 25 años de edad, este 2015 iban a regalar grandes canciones.
El penúltimo día del 2014 te contamos que la gran sorpresa dentro del recambio había sido el sello Piloto, que nos darían noticias el 2015. “Síganle la pista a Niños del Cerro y Patio Solar durante la próxima temporada”, apostamos. Y no nos equivocamos, ya que estas dos bandas y este sello fueron quienes entregaron dos de los debuts más impresionantes del último tiempo en la música local. Los primeros con Nonato Coo y los segundos con Temporada, álbum que a su vez funcionó como izamiento de bandera: fue el primer larga duración publicado por esta nueva generación.
Pero no sólo fue el año de Piloto. Fue también el año de Sello Fisura, Las Olas, Paracaidistas y My Light Shines For You (ambos lanzaron su primer EP), Medio Hermano, Playa Gótica (quienes aún están reuniendo fondos para grabar su disco debut), Velódromo, Trementina, Dolorio y Los Tunantes y tantos más.
Si eres una persona que disfruta de ir a conciertos, este también fue tu año, porque no hubo fin de semana de tregua. Siempre una tocata de por lo menos tres bandas, algo que durante el segundo semestre se transformó en un ejercicio de desdoblamiento. Hasta cuatro en el mismo día y, el entusiasmo de los asistentes, generaba verdaderas rutas de conciertos por diferentes comunas de Santiago.
Este fue otro punto significativo en relación a la idea de renovación. Todas estas nuevas bandas no esperaron poder tocar en los locales tradicionales. Nadie esperó tener la oportunidad de presentarse en ellos y se crearon nuevos espacios para disfrutar de la música. De reunirse en torno a ella. Es por eso que este también fue el año de proyectos como El Galpón de la calle Exposición, que albergó durante esta temporada las fechas más emocionantes del año (en agosto te contamos sobre una de ellas, el Pop Subterráneo, que hace algunas semanas tuvo su segunda parte). También fue el año de Espacio Elefante: una sala ubicada en el subterráneo del conservatorio de la Universidad de Chile, en el que se dio lugar a Ciclo Fisura y otras fechas, y que en estos momentos, lamentablemente, se encuentra cerrada debido al derrumbe del techo, justamente una noche antes de celebrar una nueva fecha del ciclo organizado por el sello de Dolorio y Los Tunantes.
El 2015 fue un año en el que definitivamente daban ganas de salir de la casa. Fue una temporada en la que pudimos presenciar hitos en los que se respiraba solamente el amor a la música y a la colaboración entre pares. En donde se palpaba que todos los asistentes, incluso sin conocerse personalmente, podrían llegar a ser amigos y, quizás, en dos meses más montar una banda, porque estaban en ese lugar por los mismos motivos.
El 2015 fue un año en el que no importó que las bandas no publicaran discos y no tuvieran colgadas canciones bien grabadas en sus cuentas virtuales. El público cantaba las canciones como si fueran clásicos porque se las aprendías, gracias a escucharlas en vivo todos los fines de semana. Cada momento servía como catarsis, inexplicablemente, para muchas personas. Uno de los últimos fue este diciembre, en Kame House Vol. V, tocatas que se realizan en la comuna de El Bosque, en la casa de Yaney (voz y guitarra en Patio Solar, integrante de El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco y voz colaboradora en ‘Nonato Coo’, canción que abre el disco de Niños del Cerro).
Ese 12 de diciembre desfilaron Animales Extintos, Medio Hermano, Pujem, Niños del Cerro y ECSDLQHP. En un momento de la jornada, estos últimos debieron bajarse sorpresivamente, por la ausencia de uno de sus integrantes, por problemas de fuera mayor. Finalmente se presentaron, sustituyendo a ese compañero para poder hacerlo y sólo tocaron dos canciones: ‘Tiempos bajo el sol’, sin duda una de las mejores canciones publicadas en Chile este segundo semestre y una versión de ‘Brick by Brick’ de Boom Boom Kid. Sólo bastaron esos minutos para que se ganaran el premio al mejor concierto más corto del año.
Durante este segundo semestre también vimos cómo sí funciona que lo tradicional se arriesgue un poco. La presentación de Niños del Cerro y Medio Hermano en Bar Loreto resultó ser una prueba de ello. En la noche del jueves 3 de diciembre se podía ver una larga cola esperando la apertura de las puertas del lugar, tanta gente como pocas veces se vio en esa vereda esperando. Ambas bandas se presentaron con un lleno total con entrada gratis. “¿Pagar cuatro lucas? Ni cagando. Gratis conchetumare, gratis”, gritaba Simón Campusano en medio de una canción y la gente aplaudía.
¿Qué esperar para el 2016? Que ninguno de esos sentimientos, motivaciones e ideologías se empañen. Que crezca, pero que al mismo tiempo no se empañe la esencia del por qué se está haciendo todo esto. Que las bandas comprendan que ellos son los dueños de su música. De que el resto de los eslabones que funcionan en la cadena de difusión y distribución de sus obras son quienes los necesitan y no al revés. Que entiendan que por fin, gracias a sus grandes canciones y entrañables presentaciones en vivo, ellos tienen el poder. Úsenlo para el bien, para ser felices, para congregar personas, tal como lo han hecho hasta ahora. Que ganen los nerds.
Foto de portada * Cumpleaños de Sello Piloto, patio de la casa de Simón de Niños del Cerro, La Florida.