Título tentativo: ‘Stars are Blind’ también es un himno y moriré en esta trinchera.
Justo cuando Cassie le cierra la puerta a la última gran decepción de su vida, escuchamos los primeros acordes. Antes de que sepamos qué es lo que estamos escuchando podemos verla en su auto, arreglándose con el espejo retrovisor. Pintándose los labios. ¿Qué es eso que lleva puesto? ¿Un disfraz? ¿Una peluca? No vuela ni una mosca y solo cuando termina de arreglarse, solo cuando la vemos sentada y segura en el asiento del conductor, completamente impregnada de su personaje, nuestra mente entiende que lo que estamos escuchando es ‘Toxic’, de Britney Spears, pero en una versión distorsionada, sin voz, sin letra. Una versión más perversa.
Sale del auto, camina por un camino de piedras descalza, con los tacones colgando de su mano y algo más en su otra mano. El cuarto acto comienza. Se acerca a una cabaña rodeada de un bosque. Alejada de todo. Los violines aparecen cada vez más fuerte. Justo afuera de la puerta de la cabaña tenemos un plano de ella con los tacones puestos, firme y lista para ejecutar una venganza que lleva años plantándose en su cabeza. Y solo un segundo antes de que la puerta se abra, la música desaparece.
Emerald Fennell siempre buscó que su debut como directora estuviera acompañado por un soundtrack pop y femenino, tal como en las películas que creció viendo. Canciones tradicionalmente de “mina”, de cantantes que por muy en la cima de su carrera que se encuentren nunca son tomadas en serio. Esto fue lo que le comunicó al compositor Anthony Willis cuando comenzaron a trabajar juntos. Le dijo que quería ‘Stars Are Blind’ de Paris Hilton, pero que quería hacerle saber a Hilton que de ninguna manera el uso de su canción era en forma irónica. La quería en serio, porque ¿qué otra cosa se pueden cantar dos enamorados cuando ya no tienen vergüenza de cómo se sienten? If you show me real love, baby, I’ll show you mine.
En el caso de ‘Toxic’, su elección fue precisa: la idea era encontrar un tema que sirviera de puente entre una historia de redención y la historia que realmente quería contar. En esta transición encontramos el que tal vez es el mayor logro de la película: es un Caballo de Troya, no sabemos hacia dónde va, solo sabemos que no será bueno, pero ¿para quién? La canción es tan efectiva en evocar ese enigma que casi no nos damos cuenta que no lleva letra. Porque nos la sabemos, porque recordamos el video y sabemos que algo perverso está a punto de ocurrir.
En los 17 años que han pasado desde su lanzamiento, ninguna canción de Britney (con una carrera abundante de hits) ni de otra artista ha capturado de mejor manera la explosiva femeneidad dosmilera. En ‘Toxic’ tenemos a una Britney cazadora, que abandonó el pedestal de su crianza para ir por su presa. Está dispuesta a robar veneno, andar en moto, administrar un avión y, literalmente, cubrirse de diamantes. Como si quisiera apoderarse de todos los tipos de femeneidad y usarlos a su favor. Como Cassie usándose a sí misma como herramienta para ejecutar su venganza.