1999 fue algo. Las vírgenes suicidas, Un lugar llamado Notting Hill, 10 cosas que odio de ti; ‘No Scrubs’ de TLC, ‘Genie in a Bottle’ de Christina Aguilera, ‘Scar Tissue’ de Red Hot Chili Peppers, ‘Say My Name’ de Destiny’s Child, ‘All the Small Things’ de Blink-182, ‘Last Kiss’ de Pearl Jam y ‘Sometimes’ de Britney Spears.
Ese mismo año, en medio del temor informático digital del Y2K, nació Cindy. Proveniente de madre china y padre taiwanés, la artista irrumpió en la escena chilena del diseño hace un par de años gracias a su marca de reciclaje textil y upcyling, Radélica. Hija de los dosmiles, hoy debuta en la música con su primer disco; una nueva rama creativa donde plasma la visión de su generación y deja volar sus universos artísticos.
PuDo HaBeR SidO es el nombre de su primer LP, la conclusión de esta primera etapa musical que ya nos había dejado adelantos desde hace un par de años. “Desde muy chica supe que me gustaba la música. Empecé a tocar piano a los ocho años y a los 13 aprendí a tocar guitarra. Con mi hermano chico siempre tocábamos canciones, covers generalmente. Él en guitarra y yo cantando. Siempre fue un pasatiempo. Después del colegio estudié moda y me fui por ese lado”, comienza explicando la cantante sobre sus primeras aventuras con la música.
Es con su hermano con quien se anima a hacer la primera canción inédita, que por meses estuvo guardada hasta que apareció Cuco Errázuriz en su vida. Con él en la producción, ‘Karnet’ cobró vida. El primer sencillo de su carrera, acompañado por un video que deja en claro lo vital que puede ser en la creatividad de Condy el cruce entre la moda y los sonidos.
Esta primera canción sirve para hacerse una clara idea de la forma de componer que tiene Condy, las formas de ver el romance bajo el prisma de la generación Z, las anécdotas y promesas que pesan cuando tienes veinte. “De ahí en adelante comenzamos a hacer más música, como ‘El Karma No Es Free’, hasta que decidimos hacer un proyecto más grande que terminó siendo este disco”.
10 canciones que narran la historia de desencanto de una adolescente, que a medida que crece cae en cuenta de la farsa que son las promesas de la adultez. PuDo HaBeR SidO un romance, una carrera profesional, un sueño a medias, una situación específica. Sentir que algo pudo ser todo y darnos cuenta que no lo será es una sensación muy ligada al adolecer, sensación que en esta placa se cruza con los fantasmas Z como el miedo al abandono, el amor romántico idealizado, la ansiedad del amor propio, las ganas de cambiar el mundo, sobresalir entre la multitud, dejar un legado.
Condy siempre pensó que se iba a dedicar a la ropa pero haciendo canciones se dio cuenta que también es algo a lo que se quiere entregar. Hacerlo bien, atreverse a que no le gane el PuDo HaBeR SidO. Y con las ganas de darle rienda suelta también vino el tener que arriesgarse a presentar su vulnerabilidad a otres.
“La música depende de muchas más personas, con otros conocimientos, que yo no tengo. Producir canciones conlleva hacer mix, mastering, sesionistas, ensayos para cantar en vivo, banda –la suya está compuesta por dos guitarras, un bajo y una batería–, gente que ayude a montar shows”, como el que vivió ayer en Subterráneo en el contexto de BAJOSUELO. “En Radélica hacía todo mayoritariamente sola: las confecciones, la dirección. Con la música me di cuenta que se necesita de un equipo interdisciplinario mucho más grande”.
No sólo se trata del equipo cercano, Condy presenta cuatro de sus tracks con featurings. Ilmato en ‘NPS’, ‘gaZzZzZ’ con Akriila, ‘KERE’ junto a Lauvre, M4Life y Agustina, y ‘nada es 4 life’ en compañía de Heartgaze. Las ganas de agregar dinamismo vocal a su disco hizo que diera con estos nombres de manera orgánica y en el mismo proceso de armado. Proyectos reconocibles como Akriila, emergentes como Lauvre, M4Life y Heartgaze, pero también amigos que no se dedican a la música como el fotógrafo Ilmato, Agustina y la poeta Cristalina.
“Es mi primer disco y quería que fuera algo muy personal. No pensé en tener colaboraciones estratégicas o que me ayuden a llegar a públicos más grandes, sino que quería tener a la gente que sé que en el futuro también va a estar cerca”, cuenta Condy.
PuDo HaBeR SidO “es una montaña rusa de emociones con sonidos inspirados en los noventas y los primeros dosmil. Cada una de las canciones reflejan un estado mental distinto y creo que va mucho con lo que he vivido en mi adolescencia”, cuenta la joven de 23 años que logra conjugar corrientes happypunk con baladas anglo, pop chicle, recursos más house, indie más actual, rock de papá y el popular hyperpop.
En las letras se palpa la antagonía del crecimiento: la decepción amorosa, la ansiedad del tiempo, el autosabotaje que se arma una en la cabeza, no poder aceptar el amor que te entregan. Características de su generación –y de tantas otras que no supieron cómo verbalizar estos sentimientos ni darles espacio–, que vienen acompañadas por una mixtura bastante interesante de influencias e inspiraciones, de su vida y del proceso en el que armó la placa.
Desde febrero del 2022 y hasta abril de este año, Condy se dedicó a darle forma a un álbum que la tuvo escuchando más música que nunca. “Creo que por eso es un disco ‘con un poco de todo’. Hay canciones más indie y otras más drum&bass, pasando por el electropop. Nos fuimos dirigiendo mucho por el pop alternativo de mujeres como Julia Jacklin, Oklue, FKA Twigs y PinkPantheress, pero también hay referencias a artistas que admiro desde siempre, como Björk, Rojuu, Mura Masa, Caroline Polacheck y Dora Jar. Además, de la escena nacional, escuché proyectos como Akatumamy, Rubio, Facebrooklyn, Akriila, Shire y KYA“.
PuDo HaBeR SidO es una buena banda sonora para transitar a la adultez, recordarla con nostalgia, jugar a la simulación de una distinta a la que se vivió. Palabras que no salían de nuestras bocas a los quince pero que nos animamos a decir a los veinte, enmarcadas en una cultura que sabe de tecnologías, temores digitales, películas de Sofia Coppola, guitarras californianas, expresión textil, ídolas del pop, discmans, pantalones a la cadera, puntas del pelo fucsias y toda la ilusión de no quedarnos con el “qué hubiese pasado si”.
Foto de portada por @Clardid