Escuchar los primeros pasajes de Incandescente, la grabación más reciente de Bosque, podría llamar a engaño. ‘Cosmografía’, la composición que abre ese disco, es absolutamente instrumental. En ella se pueden escuchar crescendos, guitarras reverberantes y líneas melódicas que se despliegan sin apuro, hasta que un golpe de distorsión las sacude. La primera mitad de ‘Líneas invisibles’, la canción que sigue, es una continuidad levemente más reposada de lo anterior, hasta que exactamente en la mitad de sus cinco minutos y cuatro segundos de extensión, hay un quiebre: ahí irrumpe una voz que se desgañita cantando: “Dime si al caer más profundo / sientes ese mismo viento / quemándote la piel / Si al no ver vuelta atrás / sientes el rayo a través de la piel”, mientras la intensidad y los decibeles de la música aumentan exponencialmente.
Entre esos dos polos se mueve Bosque, un cuarteto iniciado en 2011 y que integran los hermanos Boris (voces y guitarras) y Bastián León (guitarra), el bajista Gabriel García y el baterista Mario Valecillo. Desde entonces, han editado tres grabaciones: Historias sobre la distancia (2013), Retazos (2014) y el citado Incandescente, cuyas copias en formato físico serán presentadas con un concierto que se realizará este domingo (detalles del evento en este enlace) y en el que también estarán La Bestia de Gevaudan y La Ciencia Simple.
La de Bosque sería una música más bien ensimismada si no fuera por esos instantes en que aparece la voz para torcer su rumbo. A ratos, esos versos son melancólicos, pero casi siempre terminan dando una vuelta hacia un singular estoicismo o simplemente hacia la resistencia. Como en ‘Historias sobre la distancia II’, la canción en la que se escuchan las últimas líneas del disco: “Esta vez será nuestro propio pulso / Que guiará el camino / Somos tú y yo / Y los planes para días mejores”.
Escucha a Bosque acá:
Foto * Bosque