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Pirómanos del Ritmo: música para incendiar el mundo

Pirómanos del Ritmo: música para incendiar el mundo

Desde sus inicios, el año 2002 en una casa Okupa, Los Pirómanos del Ritmo han sido inclasificables. Cercanos al punk y al metal, son seis integrantes, tres de ellos dedicados exclusivamente a gritar letras llenas de decepción: “La gente está exhausta, infeliz y frustrada / y nosotros vamos manejando entre ellos / entre seres incompletos, entre vidas penosas y decadentes/ cuando manejamos por la autopista/ vemos el alma de la ciudad y es ¡fea!, ¡fea!, ¡fea!”, dice ‘Carretera al Infierno’. Estéticamente, cultivan el arte del mal gusto, combinando el cine gore con la lucha libre y el travestismo. Los Pirómanos han creado un estilo propio, que sólo se podría definir con el nombre de su tercer disco: Mutante Rocanrol.

Nadie olvida un show de esta banda. Críticos, pero con sentido del humor y sin solemnidad, se suben al escenario con máscaras de lucha libre, de zombis, de gorilas, pasamontañas, overoles, sin polera y con sostenes, o con un delantal blanco ensangrentado. A veces, un fragmento del audio de la película Acción Mutante de Alex de la Iglesia abre sus presentaciones: “Somos soldados del ejército mutante y vamos a ganar la guerra. El mundo está dominado por niños bonitos, por hijos de papá. Sólo quedamos nosotros amigos míos, todo el mundo es tonto o moderno (…) Y ahora vamos a enseñar a esos mierdas, lo que es terrorismo”. Cuando la guitarra distorsionada empieza a sonar, acompañada de una aceleradísima batería y los gritos intercalados de sus vocalistas, sólo los rudos pueden estar cerca del escenario. La banda se funde con la audiencia, mientras el bajista y el guitarrista tienen que esquivar al público para seguir los acordes.

Como telón de fondo —dibujado por César “Grotesco” Fuentes, también autor de la portada de Mutante Rocanrol y diseñador de algunos afiches de tocatas de la banda—se ve la gigantografía de un punk destripando a un carabinero.

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Foto: Carolina Lagos

La energía en vivo ha quedado bien registrada en sus discos de estudio. Primero fue el demo Ocho ardientes canciones (2004) y luego un larga duración, Nosotros tenemos el fuego (2006); CD que incluía un fósforo, como para pasar de la música a la acción, cantando: “Somos los prende fuego, no nos van a derrotar / Donde estemos prendemos, todo el Capital lo incendiaremos / Nosotros queremos ver que arda el fuego en todas las ciudades del mundo entero / Para nosotros todo material es inflamable”. El disco Mutante Rocanrol (2012) —autogestionado, al igual que los anteriores— fue lo último que grabaron antes de su separación temporal.

Los integrantes de Pirómanos han variado levemente desde que empezaron a tocar hace 14 años. Sus miembros actuales: Pelos en llamas, en la guitarra; Llamarada Homero, en el bajo; Baquetas de fuego, en la batería, y en las vocales El sádico Dr. Blass, Pablo Cerillos y Juanito Putrefacto. Su compromiso político era más claro en sus inicios, cercanos al anarquismo y al comunismo. “Cuando partimos todos participábamos de manifestaciones políticas. De ahí nació la idea de hacer una banda y de ahí tomamos también la estética de salir encapuchados”, me contó El sádico Dr. Blass. “También es por influencia de los Residents—Agrega Pelos en Llamas—. Gracias al anonimato de las capuchas no hay un artista referente, no hay un protagonista”. Hoy, más desencantados todavía, probablemente los defina más la postura nihilista. “Lo que nos une es las ganas de mandar todo a la mierda”, dijeron hace poco en una entrevista en Súbela Radio (Empiezan al minuto 1:32:00). Algunos de los proyectos paralelos de los integrantes son TAM, Gasalone y los Torinos, Playa Gótica y Maifersoni.

Los Pirómanos no suelen revelar su identidad. Frecuentemente, ocupan sus nombres ficticios y si dan entrevistas salen encapuchados. Como en el programa Cassette, que se estrenó el 14 de agosto, donde estuvieron hablando de punk, junto a leyendas del género; entre ellos Álvaro España, de los Fiskales Ad-Hok. El anonimato parece no molestarles. “Llevamos 14 años sin que nadie nos conozca”, dijeron con humor en la radio. Podemos suponer que no generan ninguna ganancia económica y es un hecho que nunca han sido invitados a un festival internacional, que no han recibido ningún tipo de reconocimiento, que no viven una vida de estrella de rock y que nunca han ganado un fondo del Estado. Disfrutan la música, sin duda; pero hay algo más. Juanito Putrefacto, uno de los vocalistas, me dijo: “Es una hueá romántica. Demostrar tu enojo, tu rabia, tu frustración. Porque todos en la banda somos un poco desencajados. Yo no sé tocar nada, sólo grito y escribo; pero necesito hacerlo, desahogarme y gritar que no aguanto esta hueá, que no la soporto”.

Foto de portada: Lita Lazo