Millas y millas de estilo que no se fueron a ningún lado. Terminamos la edición 2019 de Primavera Sound Barcelona con el anuncio del regreso de Pavement, y tras dos años de intentos truncados, la agrupación brilló como cabeza de cartel de la primera gran jornada en el Parc del Fòrum y aprovechó de dejarnos una serie de lecciones, recuerdos y recordatorios.
‘Frontwards’ abrió un portal emocional que fácilmente podría haber solo caído en la nostalgia pero que se transformó en un punto variopinto de encuentro entre edades, países y gustos. Con ‘Silence Kid’ y ‘Gold Soundz’ para dejar más que prendada a la multitud, los músicos originales junto a Rebecca Cole en los teclados y coros, trajeron de regreso la misma estampa que muchos disfrutaron en su tiempo, y que tantos otros sólo habíamos vivido por internet y la ilusión de verles alguna vez.
Si el coro quedó dispuesto con el inicio, la seguidilla de ‘Father to a Sister of Thought’, ‘Kennel District’, ‘Serpentine Pad’ y ‘Spit on a Stranger’ verificaron que las aptitudes musicales no se fueron a ninguna parte. Todos los ensayos que Spiral Stairs nos había adelantado por redes sociales hicieron gala de las virtudes de cuerdas y percusión, sumando a la ganancia que significa Cole en el ambiente sonoro liderado por Stephen Malkmus, quien con entusiasmo alcanzó vocales de la juventud.
Un show del que es complejo elegir puntos altos porque hubo de sobra. La potencia de ‘Embassy Row’ se fusionó con la intimidad de ‘Transport Is Arranged’ para dar paso a la bomba que significó ‘Perfume-V’. Intercalando toda su discografía con clásicos de Brighten the Corners, Crooked Rain, Crooked Rain y Slanted and Enchated, Pavement también abarcó joyas de Wowee Zowee y Terror Twilight.
La lista de memorias hechas canción que completan el setlist tuvo para toda playlist: ‘Cut Your Hair’, ‘Zurich Is Stained’ y ‘Grounded’ sirvieron de puente para la explosión emocional que es saber que el final está más cerca de lo que se quisiera. ‘Harness Your Hopes’ es, quizás, un buen rincón para condensar todo lo que significa la banda hoy por hoy. La canción vitoreada por todo rango etario, seguramente gracias a la popularidad que alcanzó en TiktoK, hizo que la juventud se convirtiera en una sola. Y esa es la gran lección de este concierto.
Más allá de lo impresionante que es escuchar y ver las habilidades de los músicos, Pavement es la demostración de la definición de vitalidad. Estar frente a este concierto de dos horas es recuperar la esperanza en que no hay tiempo límite o final para entregarse con amor y goce a lo que se disfruta. Vivimos corriendo para alcanzar eso llamado felicidad mediante pasatiempos, gustos, panoramas, vínculos. Vivimos de prisa y con el miedo de sentir que no nos va a alcanzar la juventud para sentirnos plenos.
El capitalismo nos tiene corriendo y se ha encargado de hacernos creer que el reloj va en contra, como si cada día que pasa fuese una oportunidad menos en lugar de una experiencia más. Antes de tener canas, arrugas y piel flácida queremos saborear la alegría de sentirnos plenos. Pavement derriba la mentira: hay primeras, segundas, terceras, cuartas juventudes sin importar de qué color es tu pelo o la edad en el documento de identificación. La vitalidad se alimenta de cosas mucho más efectivas que el colágeno en gel y el polvo para los huesos: se alimenta de amigos, de lucirse haciendo un solo frente a ellos, de atreverse a bromear con tu pandero mientras quiebras un trance.
¿No es digno de ilusión ver a una banda que se anima a dejar la normalidad de sus vidas para volver a embarcarse en eso que les llenó de ilusión y también de ofuscación, como todo buen matiz que tienen las grandes aventuras? El regreso de la década porque hubo hits pero también una cachetada de escencialidad. Nunca se es demasiado viejo para reír mientras se hace lo que se goza. La hipervalorización de la juventud queda por el piso cuando ‘Stereo’, ‘Shady Lane’, ‘Range Life’, ‘Unfair’, ‘Major Leagues’ o Summer Babe’ van cerrando. Cuando eres joven de corazón no necesitas correr porque el trayecto se disfruta más paseando.
Una lección musical y también una humana. Hay oportunidades que es mejor no dejar pasar, aunque el capitalismo nos aleje de ellas por no tener el ímpetu de las primeras décadas. Ver a Pavement se siente como si la juventud fuese un estado que no tiene límites, porque las cosas que disfrutamos no necesitan vencer ni quedar obsoletas.
Las millas y millas de estilo siguen ahí. Igual de irónicas y sonrientes, de sentimentales y profundas. Veintisiete canciones que hicieron que el tiempo se esfumara porque su medida no aplica a Pavement. No se puede poner en cuarentena el pasado, ni vale la pena anhelarlo en nostalgia cuando puedes seguir abrazando lo que te mantiene con vida, /feliz y joven/. No hay deuda saldada ni demostración de vigencia porque no estamos corriendo ni escapando de nada. Hay corazones jóvenes que laten con más experiencia, entrega y virtud que nunca.
Foto de portada por Clara Orozco.