Las sirenas silenciaban los cantos, los recuerdos asolaban las calles desiertas y el poder mantenía una lógica de persecución y tortura. Siete de septiembre de 1986, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez frustró un atentado en contra del dictador Augusto Pinochet en el Cajón de Maipo, en el cual fallecieron cinco escoltas del militar. Al día siguiente, se decreta estado de excepción en el país. Una semana después, el lunes 15, y bajo toque de queda, Los Prisioneros publican su segundo álbum: Pateando Piedras.
En medio de un ambiente hostil, donde la ciudadanía estaba cansada de la dictadura cívico militar, la banda de San Miguel finalizó la gira nacional de La voz de los 80′ (1984) y en junio del 86’ entraron a grabar lo que sería el sucesor de aquel primer disco, con 21 años de edad. Un álbum que sonaba distinto a cualquier otro hecho por aquellos años en Chile y que presentaba una estética similar al London Calling de The Clash.
Mientras se encontraban en el estudio del Caco Lyon, el 2 de julio se llevó a cabo el primer día de la Jornada de Paro Nacional por parte de la Asamblea de la Civilidad. Actividad que se desarrollaba sin pausas desde 1983, cuando el descontento de la población por la crisis económica que se vivió un año antes era insostenible. En la manifestación de aquel día, una patrulla detiene a Carmen Quintana Arroyo y Rodrigo Rojas de Negri, quemando vivos a ambos y arrojados en la periferia de Quillicura. Luego de ser llevados a la Posta Central, Rojas fallece a causa del ataque y Quintana queda con secuelas para siempre.
El aire era denso por esos días, por esos años. La crisis económica que se vivió en 1982, obligó a casi un centenar de industrias a cerrar sus puertas y con despidos masivos. Un reportaje de TVN a fines del siglo pasado, estimaba un 20% de desempleo, mientras que otros señalaban un 30%. El dólar subió de 39 a 79 pesos y las personas empezaron a endeudarse en los bancos. Eran los inicios del sistema neoliberal y los cimentos de ‘Muevan las Industrias’, la canción que abre el Pateando Piedras.
Fábricas abandonadas, fierros oxidados y una niebla gris cubren el paisaje de los primeros sonidos new wave y synth pop que orquesta Jorge González en Los Prisioneros. Un cambio abrupto, tanto para la banda como la música en el país. Acostumbrados a que la Nueva Canción Chilena y el Canto Nuevo sean la voz del pueblo; guitarras de palo, poesía y ponchos. Del otro lado, el trío fue más allá en su propuesta, las letras de González reflejaban lo que vivían a diario mientras escuchaba a Depeche Mode.
La dictadura censuró toda actividad cultural que tuviera carácter subversivo y que fuese de izquierda. Conocidas son las imágenes de milicos quemando libros en las calles, historias de familias que terminaban con sus vinilos quebrados y el exilio de artistas. El asesinato a Víctor Jara el 16 de septiembre del 73’. Una generación que creció sin cultura y que se convirtió en “ignorantes” para un selecto sector de “creadores” –esnobistas- que son retratados en ‘¿Por qué no se Van?’.
La piedra es una metáfora en sí misma, un objeto al cual se le puede caracterizar de variadas formas y utilidades. Como un pequeño obstáculo en la educación a partir de 1979, con la implementación de un documento llamado “Directivas presidenciales sobre educación nacional”, en el cual se detalla el cambio de sistema que se desarrollará desde entonces y modificar el que venía siendo participe en los gobiernos democráticos. En este momento nace la desigualdad, la brecha educacional. Los colegios estatales –comprendían el 78% a 1980- pasan a manos de los municipios locales, los privados mantienen su autonomía y se crea el sistema mixto, los recintos subvencionados. ‘El Baile de los que Sobran’ es la musicalidad de esta nueva política imperante.
«Nos dijeron cuando chicos/ jueguen a estudiar» es una de las tantas frases que se rescatan de la canción insignia del larga duración. Con el sistema educacional en crisis, donde el Estado –por medio del Ministerio de Educación- ya no tiene una participación directa, la enseñanza media y superior se ven quebradas por las opciones económicas de cada estudiante. El sistema público y privado presentaban una brecha discriminatoria, el primero debía ser para los pobres. Por otra parte, los profesores sufren una caída de sus sueldos y malas prácticas laborales. Recordar que Jorge, Miguel y Claudio estudiaron en el Liceo 6 de San Miguel.
«Sólo por ser hoy 18 de septiembre, presentamos al grupo local “Los Prisioneros”» dice González al comienzo de ‘Independencia Cultural’, el cierre del disco y el mensaje claro, tanto a los medios de comunicación como a los sellos multinacionales de la época. La desvalorización de la música chilena de esos años, que era recordada en este mes y luego al olvido. La misma que tuvo que luchar para obtener una ley propia, que apoye la difusión de artistas locales en las radios.
En internet abundan –y abruman- las reseñas y críticas a discos de Los Prisioneros, sobre todo al Pateando Piedras por ser el álbum detonador en la carrera de los sanmiguelinos. Por vender 5.000 ejemplares en los primeros días y luego obtener triple platino por la venta de cien mil copias. La aventura de los sintetizadores, de un sonido “plástico” con letras de contenido social. Los dos conciertos en el Estadio Chile el 1 y 2 de noviembre, con entradas agotadas desde hace días y la represión que se vivió fuera del recinto –hoy Estadio Víctor Jara- por parte de carabineros. Pero atrás hay una historia país que se sigue repitiendo.
Tres décadas han pasado del lanzamiento y cada canción se sigue interpretando y se escucha de igual forma desde aquel tiempo oscuro que vivió Chile. La lucha por las pensiones, la eliminación del sistema AFP y el bajo salario en el sueldo mínimo (‘Muevan las Industrias’). Las movilizaciones estudiantiles en 2006 y 2011, reclamando una educación digna para todos (‘El Baile de los que Sobran’). La corrupción empresarial-política de los últimos años (‘Quieren Dinero’). El otro mundo en que vive la clase alta –es cuestión de ver las marchas provida- (‘¿Por qué los Ricos?’). El machismo del chileno que sigue vigente (‘Una Mujer que no Llame la Atención’). Los artistas que siguen mirando por arriba al chileno y creen ser estrellas (‘¿Por qué no se Van?’ y ‘Exijo ser un Héroe’).
Sin intención alguna, quedan afuera ‘Estar Solo’ y ‘Por Favor’, ésta última, una de las mejores canciones que se logran en el disco, con el término de una relación amorosa. Más allá de estas dos composiciones, Pateando Piedras gira en torno a un contexto de país que no se puede obviar. Queda expuesto en las condiciones de lanzamiento –a días de la celebración de la primera junta de gobierno y de la conmemoración número 13 del golpe de estado-, ningún detalle es al azar. Un año de recuerdos y del inicio de la leyenda llamada Los Prisioneros.