En medio del auge de los documentales que nos hacen creer que absolutamente todas las historias de músicos deben ser retratadas en la pantalla grande, el festival de cine y documental musical tuvo su inauguración el pasado 7 de diciembre. Con un público entusiasta y el estreno nacional de ‘Nothing Compares’, sobre la cantante y activista Sinead O’Connor, In-Edit Chile nos recordó por qué la gran mayoría de veces vale la pena ponerle ojo a este género fílmico, sobre todo cuando la experiencia es compartida.
Por Karla Sánchez
Para algunes, volver a la total presencialidad de los eventos puede sentirse como un desafío lleno de preocupaciones. Asistir con o sin compañía es una presión, el factor clima -ya sea el calor o el frío- nos obliga a meditar nuestras decisiones de vestuario y si se está alerta de las novedades del mundo, siempre se puede pensar en que algo puede salir más o menos mal.
Todo ese ruido mental desaparece cuando se presenta lo que vinimos a ver. En la noche de inauguración de la 18° versión del Festival Internacional de Cine y Documental Musical, que se realizó en el Teatro Nescafé de las Artes, y cuando los relojes se pasaron un poco de las 20 horas, las luces del lugar se apagaron para dar lugar a las palabras de sus organizadores e invitades especiales. En conjunto, quienes pasaron al escenario destacaron el valor de un festival que acerca un ámbito de la cultura a las personas.
In-Edit Chile es un festival que no se queda sólo en la exhibición de películas y documentales, sino que también muestra a su público videoclips de realización nacional, da la oportunidad de asistir a workshops sobre la materia del registro audiovisual y musical, además de exposiciones fotográficas y muestras gratuitas en diferentes espacios de Santiago.
Su expansión más allá de las salas de cine ha convertido al festival en un esencial de la cartelera de fin de año, y Marisol García, periodista que forma parte del equipo de Comunicaciones del festival, lo resaltó durante las palabras previas a la función: “Más allá de los contenidos, del crecimiento que ha tenido este festival, me parece importante reconocer que nuestra insistencia en el valor del documental musical, en la programación y en ustedes va consolidando las cosas en una manera que nos tiene muy contentos”.
Con el auge de los registros audiovisuales en la última década, pareciera ser que el requisito de ser una estrella musical, en especial del género pop, es ser protagonista de un documental. Desde el 2020 en adelante, Taylor Swift, Ariana Grande, Justin Bieber, Shawn Mendes, Billie Eilish y Demi Lovato han estrenado uno que explora episodios de sus vidas o cómo llegaron a la fama. Sin embargo, el único que al parecer tuvo un efecto duradero fue ‘Miss Americana’, que retrató la exposición mediática de Swift y cómo esta influenció su vida personal y posiciones políticas, al igual que las grabaciones de sus discos ‘Reputation’ y ‘Lover’.
En la misma línea de explorar los efectos de la fama es que funciona ‘Nothing Compares’, documental dirigido por la irlandesa Kathryn Ferguson y estrenado en Chile por In-Edit, y que retrata parte de la vida de la cantante Sinéad O’Connor. Años antes de su bullada e impactante presentación en Saturday Night Live en octubre de 1992, O’Connor emigró desde Dublín, Irlanda a Londres, Inglaterra. A través del uso de recreaciones visuales, videos de archivo familiar y la propia voz de Sinead, el documental muestra parte de lo que fue su infancia y adolescencia, marcada por el abuso de su madre, la rebelión propia y la historia de un país profundamente influenciado por la Iglesia Católica.
Frente a todos esos eventos, Sinéad O’Connor eligió la música para hacer una serie de catarsis personal y/o terapia, como comenta ella misma. Al ir siendo más reconocida en la industria, la militancia por causas como estar en contra a la censura a músicos afroestadounidenses y la prohibición del aborto fueron acoplándose a ella de manera natural. Lo que Ferguson muestra es que fueron las mismas experiencias de la cantante la que la llevaron a desarrollar ambas pasiones.
Para una década en la que el pelo largo significaba mayor feminidad, el que O’Connor lo llevara rapado en público era un símbolo de provocación. Los entrevistadores de talk shows preferían hablar de eso que de su música o de por qué apoyaba ciertas causas, lo cual eventualmente se traspasó a cada formato de los medios de comunicación. Después de tres años en los que destacó no sólo por su voz y líricas, sino también por su puesta en escena, vestuarios no binarios y actitudes desafiantes, Sinéad realizó una de las performances más comentadas del siglo XX, frente a una audiencia en vivo a la que le seguían millones de espectadores por la televisión.
La reacción y posterior sanción pública a la negación a la imagen del Papa por parte de O’Connor fueron más severas que a cualquier abuso y acto de corrupción conocido por parte de la Iglesia Católica. Pancartas con una cruz sobre su rostro fueron popularizadas y copias de cds aplastados por maquinaria industrial, como exhibición del desprecio a su arte y activismo. A pesar de esto, Sinéad nunca se echó para atrás y el documental prueba que sólo reafirmó su compromiso con las causas que defiende hasta el día de hoy.
Así, ‘Nothing Compares’ destaca por su capacidad de hacernos entender el injusto trato que vivió una de las cantautoras más adelantadas de su generación, que no dudó en ocupar cada espacio con su presencia y que marcó las actitudes de muchas y muchos artistas que hoy nos atrevemos a aplaudir.