Hace unos días me vine a enterar del descubrimiento de un nuevo dios. Científicos, traduciendo un texto hallado en un templo etrusco de 2.500 años de antigüedad, encontraron una referencia a Uni, quien al parecer sería la diosa de un culto a la fertilidad en dicha cultura y, aquí está la gracia, de la cual nunca antes se había tenido conocimiento alguno. Si existen miles de libros de historia que tratan de dioses y diosas, Uni se las había ingeniado para mantenerse alejada de ellos, oculta en inscripciones en piedra, escondida en un lenguaje difícil.
Uni, una diosa que, de un momento a otro, se nos descubre por el trabajo de hombres y mujeres buenas escudriñando el pasado.
Uni, una verdadera diosa indie.
¿Cuántos dioses olvidados existirán?, ¿qué nombres tendrán esas figuras que un día fueron todopoderosas y hoy simplemente son polvo? Por el contrario, ¿cuántos dioses vivientes habrá entre nosotros?, ¿cuánto de marketing habrá en esos dioses que se nos muestran en cada templo y qué tan poco en aquellos que, estando vivos, decidimos enterrar?
Mike Cooper nació el año 1942, el mismo año que Paul McCartney, Brian Wilson y sólo uno antes que Mick Jagger. Para 1962, ya con guitarra y armónica, era una de las voces más importantes del folk y blues en Inglaterra. En 1965 se convirtió en músico profesional porque perdió su trabajo y se casó en una misma semana. Hoy, a 2016, ya lleva varios años trabajando profundamente música experimental y, además de haberse enamorado de la música hawaiana y sus camisas de llenas de flores y colores, se ha transformado en un artista completo, tocando música en vivo para cine mudo, improvisando, pintando, grabando, realizando instalaciones y haciendo collages. Claro, su historia es feliz -él declara que su mejor momento es el actual, donde puede tocar música realmente propia tras 50 años de carrera- pero su historia pudo ser distinta: The Rolling Stones, a comienzos de los sesenta, lo invitó a formar parte de su banda; él, polite-mente, declinó. Brian Jones fue la segunda opción.
Imagino a la gente de Paradise of Bachelors trabajando con Mike Cooper como aquel grupo de científicos (re)descubriendo a Uni. Dos años de trabajo para re-lanzar Trout Steel (1970), Places I Know (1971) y The Machine Gun Co. with Mike Cooper (1972); tres discos esenciales de un folk que nace de la tradición (Trout Steel, la canción, es un ejemplo) pero que, a la vez, busca romper el mismo concepto que lo define (sólo escuche Pharoah’s March, canción dedicada al mítico saxofonista Pharoah Sanders). Música de comienzos de los setenta desempolvada y debidamente curada para los dos mil y tantos. Benditos arqueólogos que tanto necesitamos.
Van varios días en que no puedo dejar de escuchar Time to Time, cuarta pista del disco Places I Know / The Machine Gun Co. with Mike Cooper (originalmente Mike Cooper quería que fueran un solo disco; su deseo del 71 se convirtió en realidad más de cuarenta años después).
Hay dioses entre nosotros. A veces basta con buscar y escuchar.