Por Sebastián Pérez
Siempre he pensado qué Luis Alberto Spinetta es algo así como Vincent Van Gogh de la música. Alguien sin esquemas, sin límites. Él inventó la vanguardia. Fue capaz de escribir una de sus letras más impresionantes a los 14 años ‘Barro Tal vez’; a los 19 editó su primer disco Almendra, el cual sería parte fundacional del nuevo Rock Nacional y que además incluiría una de las canciones más recordadas en la historia de la música hispanoamericana ‘Muchacha Ojos de Papel’.
Tenía 23 cuando compuso el disco Artaud, el cual sería considerado años más tarde, por medio de la encuesta de la revista Rolling Stone (que contempló un jurado con más de 150 productores, periodistas, fotógrafos y diversos miembros de la industria discográfica) como el disco más influyente en la historia de la música argentina.
Nace la leyenda, vive la leyenda y continúa presente en la inmortalidad de sus canciones. Él siempre se sintió más cómodo en la vereda de la humildad, nunca le interesó ser un referente o tener fama de cualquier tipo. Después de eso se editaron más de cuarenta imperecederos discos que influyeron en la vida de diferentes generaciones. Dicen que para Spinetta cada acorde y cada melodía musical tenía una palabra que le correspondía, también dicen que tenía más poesía escrita que incluso canciones.
Se reinventó cada vez que quiso, no quedándose en fórmulas seguras de éxito, ni facilistas zonas de confort. Siempre experimental, siempre inquieto, siempre atento a los nuevos sonidos, siempre consciente de su entorno social y cada año más vigente que nunca hasta el día de su muerte.
En 1997 realizó Estrelicia MTV Unplugged y nos volvió a recordar que él era el más joven de todos, el más actual de su generación y de las más jóvenes, con una potencia escénica, musical y agudeza intelectual única. En los último diez años de su vida editó cinco discos de canciones originales, lo cual no es más que otra muestra de esa capacidad inagotable de contar historias, de generar ideas universales. En el 2015 se editó un disco póstumo con canciones originales llamado Los Amigo.
En 2009 -para celebrar sus 40 años de trayectoria- brindó uno de los conciertos más multitudinarios que recuerde la música argentina: Spinetta y las Bandas Eternas, con un show de más de cinco horas de extensión en donde recorrió toda su discografía, tocando con los músicos originales de cada banda que él creó. Hablamos de Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade, Los Socios del Desierto y su carrera solista, con 49 canciones y 47 músicos en escena que rotaron por el escenario. También lo acompañaron invitados ilustres como Charly García, Gustavo Cerati, Fito Paez, Ricardo Mollo y David Lebón, entre otros.
Luis Alberto Spinetta hubiera cumplido 69 años hoy y, sin embargo, su legado no es solo musical, su impacto social es innegable. El que nunca quiso resaltar por sobre el resto, el que siempre quiso levantar a todo su entorno menos a él, ya entró en la cultura popular. Hoy enseñan su historia y su música en las escuelas de Argentina, sus canciones eternas fueron incluidas por medio de un cancionero de 26 temas, más sus respectivas partituras transcritas para diferentes instrumentos musicales, beneficiando a 15 mil estudiantes argentinos que aprenderán una nueva forma de ver la música, la poesía y las canciones.
Hoy las calles tienen su nombre (sí, pueden buscarlas todas por Google Maps):
Luis Alberto Spinetta, Neuquén, Argentina.
Luis Alberto Spinetta, San Carlos de Bariloche, Río Negro, Argentina.
Luis Alberto Spinetta, Paraná, Entre Ríos, Argentina.
Luis Alberto Spinetta, Comodoro Rivadavia, Chubut, Argentina.
Si bien ya veníamos celebrándolo año tras año, a través de shows y por medio de la memoria viva, existe un día en su honor que se celebra en toda Argentina. En 2014, por ley se decretó que el día de su nacimiento fuera el Día Nacional del Músico, para que nunca se olvide la importancia de su legado.
También sigue siendo una de las caras más visibles de la asociación “Conduciendo a Conciencia”, donde fue un activo colaborador, convirtiéndose en un activista que en muchos de sus shows actuaba con una polera de la fundación e invitada a tomar conciencia sobre la responsabilidad al conducir.
Su cuerpo ya ha desaparecido para siempre, sin embargo, su legado nunca lo hará. Ya existe, ya es presente, ya es real. Su rebeldía, su humor, su ironía, el surrealismo de sus letras únicas y sus canciones nunca dejarán de formar parte de la banda sonora de todas nuestras vidas.