Por Javiera Tapia, Miguel Ángel Castro y Nicolás Pereira
El primer dia de Lollapalooza Chile 2013 se vislumbraba como uno que podía ser memorable. Un cartel generoso y una demanda histórica, cortesía de headliners de lujo, eran los ingredientes en esta ocasión. Estaba todo preparado para una jornada de lujo, y la verdad es que (desde nuestro punto de vista) así fue. Ya te hablamos en extenso de las presentaciones de Pearl Jam, Queens of the Stone Age y The Hives; ahora te contamos qué fue lo que pasó antes y durante esos tres shows en el Parque O’Higgins, este sábado 6 de abril.
Gepe fue el encargado de inaugurar el Claro Stage. El artista nacional se ganó el puesto en Lollapalooza gracias a un excelente año 2012, con “GP” como piedra angular en su trayecto. A pesar de que el horario no lo acompañó, el público se hizo sentir en masa y coreó cada uno de sus temas. Como siempre sus bailarinas y la fiel compañía de Pedropiedra se hicieron presentes, mientras el sanmiguelino aprovechaba la oportunidad para repasar su nuevo material, pero sin dejar de lado clásicos como ‘Por la Ventana’.
Chancho en Piedra corría con ventaja por la localía. Fue la primera banda chilena en colmar uno de los escenarios principales del festival. Como ya es costumbre, Lalo, K-V-Zon, Felipe y Toño se lucieron con éxitos como ‘Volantín’, ‘Historias de Amor y Condón’ y ‘Locura Espacial’. Pero nos estamos quedando en eso: en la práctica de la costumbre. Lollapalooza Chile era una oportunidad única para presentar algo más elaborado, como hicieron en el pasado festival El Abrazo. La temporada de sandias caladas ya está pasando y es necesario darle nuevos aires a su concepto en vivo.
Las expectativas eran grandes en torno a lo que podía realizar Hot Chip. Su nuevo horario no les favorecía en nada y así quedó demostrado. El calor comenzaba a cobrar sus primeras víctimas y los ánimos poco a poco iban en decadencia. A esto se sumó un tibio set, que en su primera parte no dio con la energía que Alexis Taylor esperaba. Los errores en el sonido no se dejaron esperar y las peleas con la mesa se hicieron cada vez más recurrentes. Sustentaron el show en su fiato de banda, pero no tenían cómo mostrarlo de la mejor manera. De todas formas, los más fanáticos pudieron escuchar temas como ‘Over and Over’, ‘Ready for the Floor’ y ‘Let Me Be Him’.
Ya bordeando las 15:00 hrs., Alabama Shakes afinaba la guitarra de su frontman al son del ‘I Forgot To Be Your Lover’ de William Bell, inmortalizado por el grupo de rap Dilated Peoples en el sample central de ‘Worst Comes to Worst’. Toda una declaración estética que define muy bien el latido de la banda estadounidense y adentra en los referentes a los que aluden para construir su sonido, compuesto de sensibilidad blues, rock sureño y soul de garage en partes proporcionales. El carisma de Brittany Howard contribuye en empatizar con la propuesta, muy dada al formato de festival que la cobijó.
El sol de la tarde no molestó a los asistentes al show de los debutantes Of Monsters and Men, quienes hicieron gala de sus armonías consistentes, sonidos dulces y luminosos. Esta última es una cualidad que los distingue de todos sus coterráneos islandeses, quizás porque la falta de sol en aquellas lejanas tierras, que tiñe de nostalgia sus composiciones. La audiencia respondió bien a un show poderoso, en donde no se escatimó en el uso de instrumentos como vientos y guitarras sentidas.
The Temper Trap fue, sin lugar a dudas, la sorpresa de la jornada. Si bien en nuestro país llegaron a ganar cierto reconocimiento con su single ‘Sweet Dispotition’, poco y nada se sabía sobre el cuarteto australiano. Pero la potente y espectacular voz de Dougy Mandagi era capáz de parar el show por si misma. Se notaron los nervios en la partida, pero a medida que iba pasando el tiempo se fueron desenvolviendo de manera más natural. Los puntos altos de su presentación fueron el ya mencionado sencillo, ‘Drum Song’ y ‘Trembling Hands’, tema extraído de su más reciente producción. A no perderlos del radar, que estarán dando que hablar prontamente.
En la cerrazón del Movistar Arena, Crystal Castles quebraba y ensuciaba todos los registros posibles en una mueca digna de cualquier oscuro club alemán, revestido al último de la nota de pop necesaria como para estar presentes en este festival. Nada de lo que gutura y distorsiona Alice Glass en su voz se entiende, el abuso del eco zumba y marea, tal como debe ser el beat en la pista de baile, aún a riesgo de caer a veces en el vicio de enturbiar las aguas para hacer más profundo el sustrato. De todas maneras, se trató de un show que no dejó hueco a la indiferencia y tampoco los dejó en el recinto, que tuvo que cerrar sus puertas a la mitad de la faena por exceso de concurrencia.
En el mismo lugar, un rato más tarde, Major Lazer hizo estallar a una descontrolada multitud a punta de bombos y cortes vocales como si de golpes de puño se tratara. En honor a la verdad, buena parte del show de estos muchachos se concentra en turnarse el gusto de apretar el botón del play de una humilde mesa de sonido flanqueada de un par de computadores portátiles. Sabemos que la música hecha con máquinas recoge a veces otros intereses, tan ricos y disímiles como puede resultar lo orgánico de cualquier presentación musical, única e irrepetible. Pero para dejar el setlist hecho en Winamp no se requiere mucha gracia. Tal vez se paga por el gusto de Diplo, por su oído mágico, por su experticia en hacer mover traseros, por su capacidad de convertir el Harlem Shake en una catarsis guarra. Y para eso vaya que tiene talento.
En paralelo a la sexualidad vivencial y extremadamente real que surgía del escenario Coca-Cola con Queens of the Stone Age, un coito metafórico, bizarro y demoníaco manaba de los parlantes que escoltaban la presentación de Puscifer. La jugada curatorial de la organización resultó en virtud de que se trató de propuestas discursivas que corren por carriles hermanos, aunque filtrados por notorias diferencias de estilo en la ejecución. Maynard James Keenan es un artista en toda regla, que aquí estaba caracterizado de dominatriz militar, traje verde de fuerza aérea y boina Hitleriana. Lo mismo para el resto de sus compañeros de proyecto, todos disfrazados de fetiches, dejando claro que lo del proyecto personal del vocalista es mucho más que música. Tocaron casi íntegro su último trabajo, el EP “Donkey Punch the Night”, para placer y desconcierto de los que resistieron ir a presenciar la banda de Josh Homme (que a esas alturas ya tenía el público a sus pies). De muy seguro, los 3 mil asistentes que vieron este pertenecen a la casta de fanáticos dolorosos que cultiva Tool en Chile y que pagaron su ticket para ver a A Perfet Circle el domingo. Ojalá que Maynard despabile de su divismo y decida de una vez por todas traer a la banda que lo vio nacer como artista. Ya sería hora.
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