A pocos días de que Primal Scream traiga su “Screamadelica Live!” al Teatro Caupolicán, nos damos el tiempo (y el gusto, claro) de desglosar una discografía rica en giros imprevistos y canciones memorables. Nueve momentos, nueve registros de estudio desde 1982 a la fecha. Las nueve caras de una banda fundamental dentro de las últimas tres décadas.
1987: Sonic Flower Groove (Elevation)
Primal Scream llegó antes que The Stone Roses, mostró similar vocación psicodelica, pero no tuvo el mismo éxito de los liderados por Ian Brown. Cosa de timing. El primer disco de Bobby Gillespie y compañía fue un fracaso comercial, pese a ser una piedra preciosa en el panorama del pop británico, al punto de que su desarrollo terminó con el grupo a medio morir saltando. Quizás les faltó arrogancia y más onda para triunfar, pero el implacable pasar del tiempo dictaminó que Primal Scream siguiera y que terminara con el bajista de los disueltos Roses, Mani, en sus filas.
1989: Primal Scream (Creation)
Un entramado más elaborado, pero aún en rodaje. Eso es lo que nos deja el homónimo, el primero para la reputada casa discográfica Creation. La banda vuelve a amalgamar influencias, como The Jam en ‘Gimme Gimme Teenage Head’, hasta caer en las desesperadas ‘You’re Just To Dark To Care’ y ‘Jesus Can’t Save Me’, donde la impronta de Elvis Presley sorprende. Aún hay claras marcas del pasado Jesus & Mary Chain de Gillespie en ‘Sweet Pretty Thing’. Lo claro de esta obra es que finaliza un capítulo, un período incubatorio del monstruo que saldría de las entrañas de los escoceses dos años más tarde.
1991: Screamadelica (Creation)
Infalible por donde se le mire, la obra maestra de Primal Scream se rió en la cara del grunge y celebró la cultura rave. Pero no sólo se quedó ahí, sino que también ignoró los dos discos previos del grupo, para resetear la historia. Como un festín en que también la lisergia –ahora en clave acid house-, el gospel y la electrónica podían ser devorados, “Screamadelica” regurgitó todo lo que había sido incubado en Manchester (o Madchester, mejor dicho), para coronarse como un álbum visionario. A veinte años de su salida, aquí estamos brindando por él.
1994: Give Out But Don’t Give Up (Creation)
La gran resaca que dejó la fiesta desatada de “Screamadelica” se pagó con el cuarto elepé de los escoceses. Recibido tibiamente, incluso siendo denostado por muchas bocas, ‘Give Out But Don’t Give Up’ es un disco que fue ganando con el tiempo, y es que razones no le faltan: desde el triunfador combo inicial a cargo de ‘Rocks’, pasando por la cadenciosa ‘I’ll Be There For You’, Primal Scream se ponen otra vez trajes de funk y hasta se dan maña de invitar al inmortal George Clinton, quien participa en ‘Funky Jam’ y en el track que le da nombre al disco.
1997: Vanishing Point (Creation)
El quinto disco de los de Glasgow (primero con Gary Mounfield, ex Stone Roses, en bajo) es el fruto de un capricho muy bien resuelto. Su propia visión de cómo debiese ser el soundtrack de la película que da nombre a esta placa -original de 1971-, incluso bautizando uno de los temas como ‘Kowalski’ en homenaje a su protagonista. Canciones corrosivas, rock trance con fuerte influencia del krautrock, The Stooges y Motörhead, también versionados aquí. Una muestra clara de que ya habían llegado al nivel en que podían hacer lo que quisieran.
2000: XTRMNTR (Creation)
Atacar y destruir. De eso se trató “XTRMNTR”, un disco que eligió bien a sus enemigos y los descuartizó pieza por pieza. Sintomático del paranoico fin de milenio y del desgaste del boom laborista inglés, el álbum fue el primero que Primal Scream compuso junto a Mani, cuya fuerza creativa impulsó a la banda hacia rumbos jamás visitados anteriormente. Junto a nombres como The Chemical Brothers y Kevin Shields, entre otros productores invitados, el grupo ejerció su derecho –no muy practicado previamente- a protestar. Y vaya de qué manera.
2002: Evil Heat (Columbia)
Después de “XTRMNTR”, los oídos aún convalecientes del mundo melómano estaban atentos a lo que Primal Scream tuviera para ofrecer. Y ellos optaron por hacer un poco de todo. Coquetear con lo industrial (‘Deep Hit of Morning Sun’) sin olvidar la electrónica (‘Miss Lucifer’), e incluso llegar al nivel del mantra hipnótico (‘Autobahn 66’). Si hasta Kate Moss hace un cameo en ‘Some Velvet Morning’ -original de Nancy Sinatra y Lee Hazlewood-, un cover que podría haber sido inolvidable, pero que suele ser devorado por la anécdota.
2006: Riot City Blues (Columbia)
Fue tildado desde su salida como un regreso a sus orígenes. La verdad es que “Riot City Blues” se despojaba de los ropajes futuristas que habían echado raíces en la carrera de la agrupación. Asistida por Martin Glover, la placa alcanza ínfulas de Rolling Stones en ‘Nitty Gritty’ –donde acompaña Alison Mosshart de The Kills en voces-, aires de la primera edad del rock en ‘The 99th Floor’ y desoación folk en ‘Sometimes I Feel So Lonely’. Los guitarristas Andrew Innes y Robert Young son los grandes protagonistas, mientras la voz de Bobby Gillespie surca a gusto los diez cortes de la obra.
2008: Beautiful Future (B-Unique)
Pop. Eso es lo que se viene a la cabeza al oír el tema que abre y le da nombre al último disco de estudio de los británicos. Su primer single, ‘Can’t Go Back’, no hace sino reforzar esa percepción. Tal vez fue un álbum escrito para los nuevos tiempos, para otros públicos con otros gustos. Si Primal Scream es una banda que genera devoción, “Beautiful Future” podría verse como una prueba de fe para los feligreses de antaño, con una lista de colaboradores (Lovefoxx, Linda Thompson y Josh Homme) ecléctica. Y, quizás, esa palabra lo resume todo.