Nicole y su banda volvían al escenario principal de Pulsar para realizar un bis. “Voy a cantar una canción que canté para mi lanzamiento y luego nunca más, porque no podía, esperemos que salga bien”. Luego de esta introducción comenzó a sonar ‘Partir’, el tema compuesto para su madre fallecida. En ese momento del show, el público que estaba mirando el cierre de la feria no superaba las mil personas, algo que resume bastante bien el panorama de las tres jornadas que se vivieron en la Estación Mapocho, estos 20, 21 y 22 de noviembre.
Pasillos saturados de gente sólo un par de veces al día, debido a actividades puntuales como firmas de discos o presentaciones pequeñas en los stands de algún expositor, pero lejos de la cantidad de asistentes que se han visto en ediciones anteriores. Probablemente, por un cartel de presentaciones menos atractivo que en años previos.
En noviembre pasado también fuimos a cubrir este espacio y detectamos algunos problemas que, lamentablemente, en esta edición también se evidenciaron. Si en el 2014 la participación de sellos se veía disminuida en comparación a las ediciones anteriores, en Pulsar 2015 esta tendencia se palpó de manera más obvia.
Para la feria anterior, se contó con la participación de 38 sellos, aproximadamente. Este año, ese número bajó a 29, cifras recolectadas desde las listas de expositores documentadas en la página oficial del evento. Proyectos como Tue Tue, La Makinita, Discos Pegaos, Piloto y No Problema Tapes no participaron de la última versión. Y discográficas como BYM y Recolector que sí lo hicieron, este año compartieron su stand con otros, como Yellow Moon Records y Mescalina, respectivamente.
Una razón para esta disminución de, quizás los participantes más relevantes dentro de un evento de esta naturaleza, es una sumatoria que da como resultados números negativos: los altos precios de los stands hacen que esa inversión sea irrecuperable durante las tres jornadas y, por otra parte, a nivel de promoción y lobby de negocios, el impacto es mínimo. Eso sí, dentro de los presentes, Cápsula Discos sigue siendo el stand más lindo, como todos los años. Sencillo, elegante y coherente incluso con el sonido de su catálogo. Asimismo, Sudamerican se lleva el premio a la entretención, gracias al arcade de Tus Amigos Nuevos donde toda la gente se detuvo a jugar un rato. Ni hablar sobre la reacción de los niños visitantes de colegios, durante el viernes después de la inauguración.
Por otra parte, lo que sí tomó más protagonismo debido a la falta de sellos fueron las tiendas, organizaciones y emprendimientos alrededor de la música: tiendas de discos, universidades, institutos profesionales, academias e incluso departamentos de municipalidades. En el 2014, hubo 6 expositores de venta de instrumentos, 11 tiendas de discos y 13 del área de educación. Este año, en cambio, los números fueron 5 tiendas de discos, 10 de instrumentos y 15 que ofrecían carreras, talleres o cursos de especialización. Aunque las cifras no varían mucho, la sensación era la de estar en un centro comercial más que en una feria de industria, probablemente, por la baja participación de proyectos discográficos.
En cuanto a las actividades, hubo algunos desajustes que también se han visto en los años anteriores. Por ejemplo, el día domingo después de la presentación de Nano Stern en el escenario principal, Rey Puesto comenzó con una sesión en el stand de Rockaxis, a la misma hora que comenzaba la de Paracaidistas en el stand de Sudamerican Records. Si ya la Estación Mapocho se convierte en un lugar ensordecedor, en ese momento fue un poco más allá. Pero no fue la única situación. Si paseabas durante los tres días ibas a ver cómo se topaban presentaciones y ruidos desde diferentes puestos al mismo tiempo. Muy interesante fue ver que a pesar de que existía un tope de 85 decibeles para este tipo de actividades, diferentes expositores contaban con un sistema de amplificación potente, como Rockaxis, Evolución, Balmaceda e incluso Sounds from Spain, quienes tenían monitores de retorno para tocar en un espacio muy reducido.
Los invitados fantasmas
Todos los años existen invitados especiales a Feria Pulsar. Este 2015 fue el turno de Argentina. Tal como en años anteriores, la visibilidad y promoción de estas visitas fue casi nula. La comitiva incluía a las bandas Ibiza Pareo, Tan Biónica y Cien Peces Piensan, además de dos expositores: Fer Isella, músico, productor y coordinador del sector música de MICA (Mercado de Industrias Culturales Argentinas) y MICSUR (Mercado de Industrias Culturales del Sur) y a Víctor Yunes Castillo, autor, compositor y Director Secretario de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores).
Ibiza Pareo se presentó en el escenario terraza, fuera de Estación Mapocho, al igual que Cien Peces Piensan y Tan Biónica en el escenario principal. Por otra parte, las charlas de los invitados pasaron sin pena ni gloria, prácticamente, igual que es resto de conversatorios programados. Poca información previa, baja promoción y todas agendadas a la misma hora ¿Cómo atender a cuatro charlas que te puedan interesar si son todas al mismo tiempo? Aún no aprendemos a multiplicarnos. Por otra parte, en el programa muchas de ellas estaban anunciadas sin los nombres de sus expositores.
Sounds from Spain también estuvo presente y resulta impactante el nivel de desorganización (o la mala asesoría local), para el desarrollo de sus actividades. Este proyecto, para quienes aún no lo conocen, es “una plataforma de apoyo a la internacionalización de la industria musical española, de la que forman parte diversas entidades tanto privadas como públicas”, tal como explica la descripción en la página oficial de la feria.
Dentro de esta comitiva estaban los proyectos Chocolata, Maui y Beach Beach. Todos ellos tocaron en la Sala de las Artes ÖWN MOBILE (la marca brandeó esa sala este año). ¿Qué convocatoria hubo? Esta. Esa imagen es de Beach Beach (un grupo con un sonido cercano a Orange Juice, el C-86 y las bondades de Sarah Records) tocando a la una de la tarde para no más de quince personas distribuidas en la sala. Una lástima que recordó a lo que pasó hace algunos años con Sr. Chinarro y Triángulo de Amor Bizarro. Aún hay gente que me dice “qué ganas de que venga TAB a tocar a Chile” y luego de un abrazo comprensivo, entro a explicar “ya vinieron, qué pena que no te enteraste. Nadie lo promovió”. Y así, este año pasó exactamente lo mismo.
Eso sí, el sábado se hablaba de un showcase de estos artistas en otro lugar de Santiago, también promovido por Sounds from Spain. Me enteré de esto en una conversación de pasillo dentro de la feria. A partir de las nueve de la noche, aproximadamente, estos proyectos se estarían presentando en Club Chocolate de manera gratuita, si ibas con la pulsera de Pulsar. Primero, tengamos claro que es un evento del que poco y nada se dijo y que, para rematar, se realizó en un lugar con un aforo para más de mil personas. Yo terminé asistiendo porque me dijeron que Maui era “la Lady Gaga flamenca”. No podía resistir la curiosidad frente a tamaña descripción y corrí.
Me encontré con un panorama desolador. Algo que nadie se merece. Una sala vacía que podría haber resultado muy deprimente para los artistas, pero al contrario, la Lady Gaga flamenca hizo que nos pasáramos un momento de maravilla gracias a su encanto natural. Burlándose genuinamente del vacío del lugar, explicando lo feliz que estaba y realizando prácticamente una de las mejores rutinas de stand up que actualmente se han podido ver en Santiago. En definitiva, una solista con duende para bailar, cantar y entretener. Además de todo esto, su banda era de primera. Una percusionista y un guitarrista flamenco experimentados, además del contrabajista que venía del jazz.
Eso sí, el vacío debido a la nula promoción no se debe en ningún caso a la falta de entusiasmo de las bandas. Un ejemplo de esto es Beach Beach, quienes partían en un avión de vuelta a España el día domingo de madrugada, con una escala de trece horas en Lima. Una cantidad de tiempo muerto que para muchos representa una verdadera pesadilla, pero ellos lo tomaron como una oportunidad. Se contactaron con un promotor de la ciudad y durante esas horas no realizaron un concierto en un bar, sino dos, ya que con toda la promoción previa, los cien cupos de la primera presentación se habían llenado y hubo que programar otra, horas después.
Es increíble lo que puede hacer una promoción bien desarrollada, la mayoría de las veces.
En general, la idea raíz de todos los problemas o desorientaciones que pueden existir en Pulsar tiene que ver con que las cosas en Chile están pasando más rápido de lo que ellos pueden abarcar o descubrir, en realidad.
Asistí a dos charlas sobre música chilena y medios de comunicación. En “El aporte de los medios de comunicación y medios especializados en el desarrollo de la industria local”, prácticamente no se habló del papel que cumplen los medios digitales especializados actualmente y, es más, desde el título de la exposición se plantea un error casi ideológico. ¿Por qué la prensa debe trabajar en aportar? ¿No es acaso su función estar pendiente de lo que sucede, analizarlo y registrarlo como documento? ¿Por qué la organización parte de la base de que la prensa es una agente más de promoción, como un brazo extendido de las agencias de booking o management?
En la segunda dedicada a esto, “Rockaxis Presenta: “La nueva música chilena en los medios”, el periodista Francisco Reinoso dijo de manera textual que los medios digitales eran “blogs que no realizan un trabajo serio, donde no reciben pagos y se quedan contentos cuando les regalan entradas”. Algo extraño, pensando en que en estos momentos la mayor visibilidad de Rockaxis además de sus contenidos audiovisuales (compartidos a través de internet) es su página web y sus redes sociales.
El mayor problema de la SCD es que la programación de estos espacios apunta a una conversación que no se ha renovado. Un ejemplo de esto es que en estas charlas se discutan cosas como la presencia de la música en la televisión y se diga con soltura que “por supuesto se hacen esfuerzos para que esté incluida”. O que medios generalistas hacen un gran trabajo de documentación de la historia de la música local, cuando lo que vemos en diarios de circulación nacional son crónicas de mega conciertos y ningún análisis más cercano a los tiempos que realmente se viven. Si no me creen, busquen la última edición de Wikén de El Mercurio, en donde se habla de (me llamo) Sebastián como una de las nuevas voces del pop indie chileno, cuando ya ha editado cuatro discos. Eso sí, siempre hay una luz de esperanza y, probablemente, la única firma de este tipo de medios que se ve realmente interesado en lo que continuamente está naciendo es Darío Zambra, del suplemento Finde de La Tercera.
¿Debe existir Pulsar? Sí. Si bien es una sociedad de gestión de derechos privada y lo que más le importa a una empresa como esta es que se genere una real industria, tampoco tenemos nada más. ¿Sirve Pulsar a las personas que hacen música en Chile o trabajan alrededor de ella? Cada vez menos. No hay conversación, no hay intercambios, ni siquiera sirve para hacer negocios. Y las pocas conversaciones que hay, son discusiones que se debieron dar hace diez años. ¿Cuál es la solución? Simple. Salir a la calle, leer y escuchar música.
Fotos * Reinaldo Rodríguez