¿Quién dijo que los sueños no se pueden cumplir?
Recuerdo que, el año 1998 la desaparecida Radio Concierto, actual 40 Principales, transmitió uno de los últimos recitales de Faith No More, antes de su separación. Apenas escuché el inicio de aquel programa, tomé el casete que tenía más cerca, un Sony FXI de 90 minutos, y comencé a grabar esta histórica presentación. Con comerciales, cambio de lado y comentarios del locutor, mi viejo casete, que antes tenía una gastada versión del Vulgar Display of Power, se convirtió en una de mis reliquias más preciadas.
Hoy, desempolvo la vieja cajita donde tengo guardado este preciado casete, además de una grabación en VHS del recital realizado en 1995, y comienzo a redactar la importancia musical y emotiva que ha generado y generará el regreso de Faith No More a nuestro país.
Más que una gran banda de rock, Faith No More es una bestia camaleónica, capaz de ser mordaz como un lobo (King For a Day), melódico como un cisne (Angel Dust), y perturbador como un par de rinocerontes apareándose (Songs to Make Love To). Faith No More es rock, pop, experimentación, metal, hip-hop, jazz, psicodelia, extroversión y existencialismo. Todo junto. Pero no revuelto.
Si bien es cierto, cada uno de los integrantes de Faith No More es una pieza fundamental al momento de analizar la historia y legado del grupo, el verdadero Rey de este tablero, es el carismático, ecléctico y líder indiscutible de la banda, Mike Patton.
Indefinible, admirable, inigualable, e incluso digno de veneración, más que un vocalista, Mike Patton, es la asidua representación de las múltiples mutaciones que puede llegar a tener el sonido de este inmortal grupo.
En un instante, es un ser extrovertido, capaz de besar a Antonio Vodanovic y dedicar una canción a Myriam Hernández-recordemos la inexplicable presentación de Faith No More en el Festival de Viña del Mar- y al momento, se convierte en un individuo enigmático, que hipnotiza a todo el mundo con canciones como Digging the Grave, Crack Hitler o Midlife Crisis, al mismo tiempo que emite unos registros vocales imposibles de escuchar en otras personas, que incitan al público a realizar acciones tan perturbadoras, como bañarlo en escupos, imborrable imagen de Patton en la presentación realizada el año 95 en nuestro país.
Capaz de conquistar y unir a metaleros, progresivos, indies, hip-hoperos e incluso a aquellos seguidores de sonidos más experimentales e incidentales, durante más de una década y con 7 discos editados, incluyendo Live At Brixton Academy y sin contar los compilatorios, Faith No More consiguió alzarse como un verdadero punto de encuentro, entre la mayoría de los “diversos idiomas”, que posee el mundo de la música.
Uno de los factores que consiguieron enaltecer a Faith No More como una banda digna de admiración y respeto es la inexistencia de los reduccionismos estilísticos. Para ellos todo era innovación, creatividad, y riesgo. A Mike Bordin, Roddy Bottum, Billy Gould, Jon Hudson y Mike Patton, no les importaba lo que la “impositiva” crítica musical, comentara sobre sus trabajos.
Prueba de estos “riesgos” es su, antes señalada, presencia en el Festival de Viña del Mar, el año 1991. Cómo olvidar esas imágenes que recuerdan el inexplicable paso de Faith No More por el escenario de la Quinta Vergara. En vez de señoras al borde del desmayo por el romántico de turno, las galerías estaban repletas de rockeros, quienes no se cansaban de mover sus cabezas y corear sus canciones.
Los comentarios luego del paso de la banda por la Quinta Región fueron lapidarios. “¿Quién los trajo? ¿Qué significó ese show? ¿Quién es ese tal Mike Patton? ¿Tiene un Mohicano? ¿Besó a Antonio y le dedico una canción a Myriam Hernández?”
Algunos medios no tardaron en decir que, “Faith No More había sido lo peor que había pisado La Quinta Vergara en toda su historia”, mientras tanto, los productores del certamen se desasían en explicaciones sobre cómo un grupo de esa categoría había estado en la, según ellos, “prestigiosa cita artística”.
Años más tarde, TVN utilizaría la presentación de Faith No More, como uno de los argumentos para quedarse con la concesión del Festival en conjunto con Canal 13, aludiendo que, “en su momento se tomó el riesgo de traer a una de las bandas más importantes de rock en el mundo”. Quién los entiende.
Anécdotas cómo estas son las que rodearon la carrera de Faith No More. Nunca explotaron hasta desgastar un mismo género musical. No realizaron grandes recitales con efectos luminosos, tampoco grabaron un Unplugged ni se convirtieron en los “regalones de MTV”.
Sin embargo, a pesar de estos factores, Faith No More consiguió desde una escena un tanto más subterránea, tampoco podemos decir que eran una banda completamente under, cautivar a un número de seguidores que siempre fue en un constante aumento, pero que al momento de poner fin a su carrera, creció de una forma exponencial que ni siquiera ellos imaginaron.
Actualmente, muchas bandas reconocen estar influenciadas por Faith No More, en especial por Mike Patton, un verdadero mesías artístico, quien con genialidades como Mr Bungle (su banda de origen), Fantômas, Pepping Tom, Lovage, Tomahawk, Romances, el soundtrack de Crank y su reciente disco con el cuarteto Zu, además de diversas colaboraciones con otros artistas, ha conseguido transformarse en una especie de “ídolo musical”, con la habilidad de renacer y sorprendernos con cada “resurrección estilística”, capaz de romper todos los moldes existentes en el mundo de la música, y demostrar que su talento no conoce la palabra “frontera”.
Hace diez años se separó Faith No More. La banda bajó el telón, justo en la época en que Internet comenzaba a ser una red masificada por todo el mundo. Aún faltaban algunos años para que el MP3 invadiera la industria musical. Luego de una década, la banda, que en algún momento tuvo entre sus filas a Courtney Love, se ha anexado a este fenómeno del “reencuentro temporal de bandas emblemáticas”.
Los Tres, Soda Stereo, The Police, Kiss, Rage Against The Machine, Blur, The Verve, Stone Temple Pilots, Heaven and Hell y Alice In Chains, entre otros, son los nombres de bandas que han vuelto a los escenarios, bajo distintos intereses y motivaciones.
Mientras que algunos de estos grupos han regresado con las ganas de volver a editar nuevos trabajos, como Alice In Chains o The Verve, otros simplemente se han dedicado a realizar una gira que signifique un ingreso a sus imperios monetarios, como el recordado tour “Me Verás Volver” de Soda Stereo. ¿En qué posición estará Faith No More? Por el momento, prefiero no detenerme a pensar en esa situación.
Estamos haciendo la vigilia final para poder asistir al ritual inolvidable que será vivir una presentación de Faith No More en vivo y no a través de un televisor. La utopía poder ver a aquella banda que marcó nuestras vidas, es superior a cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino.
No nos cuestionamos el incomprensible precio de las entradas, y estas separaciones quirúrgicas que los productores han comenzado a realizar. No debatimos el hecho de que exista una galería, una cancha y una cancha Vip. Tampoco cuánto dinero hemos gastado este año en materia de conciertos, sobre todo las personas que viven fuera de Santiago. Mejor no pensarlo.
Lo soñamos tanto tiempo. Pensamos que este momento nunca se haría realidad y que este deseo, simplemente sería un anhelo colectivo, imposible de cumplir. Pero está sucediendo.
Hoy, diez años después de haber grabado ese recital de la radio Concierto, veo que mi querido casete y VHS, han cobrado más importancia que nunca. Ese Sony FXI de 90 minutos, es el boleto que me traslada hasta mi época colegial, y me indica que esto realmente está sucediendo. Faith No More, está de vuelta. Todo lo demás da igual. El sueño se ha cumplido. We Care A Lot.