Cualquier auditor atento a las novedades de la música chilena se habrá enterado fácilmente que el pasado miércoles 29 fue estrenado el video clip de ‘Punto final’, el single más reciente de Gepe, extraído de su disco Estilo libre (Quemasucabeza, 2015). No era difícil: además de un evento de lanzamiento realizado ese mismo día en San Miguel, el estreno fue apoyado por una promoción ya acostumbrada para una figura como Gepe, que nuevamente trabajó con una directora reconocida en el mundo del cine, esta vez, Dominga Sotomayor. La noticia podía encontrarse desde sitios especializados (como este) hasta medios de circulación nacional: una nota publicada ese mismo día en La Tercera y otras realizadas por canales de televisión, por ejemplo.
Al día siguiente se estrenó el video clip de ‘Desde’, una canción que el rapero Portavoz había publicado en febrero de este año. Realizado por la productora Asilo Chile, el clip fue difundido de manera muy distinta: básicamente, a través de redes sociales, tal como había ocurrido con otra versión de la misma canción, divulgado apenas nueve días antes. Ningún medio de alcance nacional dio cuenta de la noticia, no hubo pautas promocionales tampoco.
La de Gepe y la de Portavoz son músicas hechas desde veredas radicalmente opuestas, en muchos sentidos. Sería interesante también preguntarse por la coincidencia de dos canciones que hablan y escenifican lo barrial, desde miradas diferentes, pero la observación vale porque ambos videos fueron estrenados prácticamente en simultáneo, con métodos divergentes e impacto igualmente distinto: al momento de escribir esta columna, ‘Punto final’ tiene alrededor de 84 mil visualizaciones y ‘Desde’ suma unas 208 mil, es decir, mucho más del doble. La versión de estudio de la misma canción, de hecho, también registra mayores números, con 137 mil reproducciones, aproximadamente.
Podría ser un caso aislado, pero basta darse una vuelta por Youtube para comprobar lo contrario. Un ejemplo: el video oficial más popular de Gepe en esa plataforma, ‘Un día ayer’ (hoy tiene unos cuatro millones de visitas; en el caso de Portavoz, ese registro lo tiene ‘El otro Chile’, una canción en la que colabora Staylok (Movimiento Original) y que tiene más de cinco millones de visualizaciones.
Si se extiende el ejercicio a otros nombres, los resultados no son demasiado distintos. Videos de Liricistas u Hordatoj, por ejemplo, pueden superar largamente en popularidad a realizaciones de Javiera Mena o Francisca Valenzuela, por mencionar dos nombres del pop más reciente y que cuentan con cobertura mediática constante.
La conclusión evidente es la ya sabida relevancia que pueden tener los medios digitales para la carrera de cada uno de los músicos mencionados, pero la interrogante que queda en el aire es por qué un video de Portavoz, estrenado sin mayores aspavientos, es visto y escuchado por muchas más personas que uno de Gepe, que circula bajo los marcos de una cuidada estrategia promocional. Luego, también cabe preguntarse por qué las radios, los diarios, la televisión y la mayoría de los medios digitales deciden prestar atención a uno y no a otro. O mejor aún: por qué una música como el rap, de una popularidad probada y afirmada en años de circulación, es prácticamente ignorada por la mayoría de los medios y permanece confinada a programas, sitios y esfuerzos específicos, dedicados solo al género.
Hay un ruido ahí que no es subterráneo, pero muchos no lo oyen.