A las 9 de la mañana del lunes llegó un comunicado a los correos de muchas y muchos periodistas. Se trataba sobre el éxito de Cami (¡felicitaciones Cami!) al agotar las entradas para dos conciertos en el Movistar Arena. Horas más tarde, exactamente a las 10:51 am, se confirmó una vez más que el periodismo mediocre y machista existe.
El comunicado enviado por la casa discográfica de la artista decía: “Cami revienta el Movistar Arena y se convierte en la única artista chilena en realizar dos conciertos sold out en dicho recinto”. Hasta ahí todo normal. Es su sello intentando comunicar un logro en la carrera de una de sus artistas. Una hora y 51 minutos después, una nota en Radio Bío Bío era titulada con “El nuevo hito musical de Cami que Mon Laferte no pudo conseguir” (horas más tarde se modificó). En el cuerpo de la nota solo hay un parafraseo pobre de datos entregados en el correo enviado desde el sello y el único cambio, la única innovación,¡ el ápice de creatividad!, ¡la guinda de la torta!, ¡el remate del chiste con el que le entregaron la Gaviota del Festival a ese periodista!, es ese título.
Resulta inevitable recordar a Denise Rosenthal en febrero diciendo en sus rede sociales: “¿Por qué los medios tienen que decir “Paloma Mami destrona a Mon”, “Paloma Mami supera a Mon”, o algunos otros titulares peores. ¿Por qué hacernos competir? ¿Por qué no estar felices que dos proyectos tan distintos el uno con el otro tengan éxito y llegada internacional? Sabiendo que la weá es más difícil que la chucha, en un país en donde al fin empiezan a haber más referentes femeninas, y lo más bacán de todo es que todas tenemos un estilo diferente. Weón, dejen de hacernos pelear por espacios, dejen habitar el lugar, no se va a acabar”.
Una nota como la publicada por Bío Bío pone en evidencia dos elementos. Por una parte, se insiste desde los medios de comunicación masivos en instalar un podio que solo puede ser utilizado por una artista. Es una rendija en la que no entra ninguna más, un espacio que para que entre una, debe salir otra, sin excepción. Estamos en el 2019 y se insiste en poner mujeres a competir, al menos a nivel de debate público, porque desde ellas no existe tal interés.
Es irónico que el mismo país (y sus medios) que ignoró y menospreció por años el talento de Mon Laferte, ahora, con su merecido éxito alcanzado desde México, la enarbole como la constante imagen contra la que hay que competir. A la que hay que superar. Déjenme decirles que incluso si esto fuera cierto, que si realmente existiera esta competencia imaginaria que todos se esfuerzan por inventar, sería imposible. Porque una mujer talentosa tuvo que escaparse de esta miseria llamada Chile para poder ser libre y echar a andar su carrera. Bajo ese contexto, todas acá están perdidas, porque nadie ayuda, nada ayuda.
Y de nuevo me voy al año, al contexto. Estamos en el 2019 y ese dato es importante, porque han pasado varias temporadas en las que ha sido posible ver y comprobar -si estás mínimamente atento a lo que pasa en la música- que son precisamente las mujeres quienes están despachando los discos, proyectos y giras más innovadoras y exitosas, a nivel mundial (y Chile no es una excepción en esto: suma a las citadas a Javiera Mena, Tomasa del Real, Paloma Mami o Ana Tijoux, por ejemplo). Todas diferentes entre sí, empujando discursos distintos, éticas diversas, sonidos que al mainstream no le quedó más remedio que cooptar, por la gran aceptación que muchas músicas comenzaron a tener también con la renovación de públicos.
Y en relación a esta última idea, es que aparece el segundo elemento. Hablo de estar mínimamente atento o atenta a lo que está sucediendo. La escritura sobre música en medios de comunicación masivos se cae a pedazos. Ya ni siquiera me estoy metiendo con la crisis global del periodismo, sino que hablo de Chile, principalmente, y su desprecio absoluto al periodismo especializado. Un desprecio que proviene de editores, lectores, artistas y hasta de los mismos periodistas.
¿Es machista la comparación de Mon Laferte con cualquier mujer que se atreva a intentar ser masiva con su música? Por cierto que sí, pero sobre todo, es profundamente ignorante. Es un registro torpe de nuestra coyuntura, es un registro torpe de la historia. Y a nadie parece importarle. Porque claro, los clics son una urgencia para los medios digitales, en un contexto en el que el bote se hunde y en el que las agencias de publicidad prefieren pagar con latas de cerveza o zapatillas, en vez de pagar con dinero una campaña de avisaje como la gente. Pero eso ya se está transformando en una excusa pobre para ser ignorantes y flojos (¿qué más flojo que intentar armar una polémica a partir de un comunicado de prensa?). Y para acostumbrar a que la lectoría también sea ignorante y floja.
Felicitaciones a Cami, felicitaciones a Mon. Felicitaciones a todas las que reman contra la corriente con sus carreras a cuestas, sacándolas adelante ¡a pesar! de Chile.