“…La energía para vivir proviene del lado oscuro. Proviene de todo lo que nos hace sufrir. Mientras luchamos contra estos poderes negativos, nos vemos obligados a vivir con mayor profundidad y de manera más completa”,
Robert McKee
Me dirigí con total curiosidad a la cita con Nick Cave and The Bad Seeds. No sabía con qué me iba a encontrar. No quise leer ni una sola línea que me distrajera de mi propia percepción de la actuación dada el 2017 en el Royal Arena en Copenhague, Dinamarca, después de tres años sin haber salido de gira. Quería que Distant Sky me sorprendiera, tal como lo hicieron las pocas composiciones que había escuchado y digerido del australiano tanto con los fluctuantes Bad Seeds como con su camarada Warren Ellis. Además, una noche de zapping en la casa de mis padres, tuve la suerte de encontrarme con One More Time With Feeling en el canal Sundance TV.
Todos sabemos el triste y doloroso contexto que rodea al artista desde su último disco Skeleton Tree (2016, Bad Seed Ltd.) y cómo ese hecho caló hondo en él y su familia. “El trauma destruye todo el espacio para la imaginación. Ahora busco desesperadamente algún sentido a todo esto”, confesaba un compungido Cave, en uno de los momentos finales del crudo documental.
Distant Sky no tiene entrevistas, no cuenta con las impresiones de los músicos y tampoco del público respecto al show. Ya con las tomas realizadas de la audiencia y los primeros planos a la banda, David Barnard, director de la cinta, demuestra no sólo el goce sino que también el magnetismo que logra Nick Cave y su grupo en escena. “With my voice/ I’m calling you” canta en ‘Jesus Alone’ y es lo único que se necesita para ver el nivel de atracción que provoca su figura en la audiencia, tanto en los situados cerca del escenario como en los que están más alejados. Cave se mueve por las tablas con una energía desbordante, baja de ellas para interactuar con los presentes y a cada momento, desafía y arenga al público instándolos a gritar “¡bum, bum, bum!”.
“¿Puedes sentir mis latidos?”, le pregunta a una muchacha de la primera fila, posando su mano en su pecho. De seguro ella no olvidará jamás ese momento, así como todos los “bendecidos” a los que el australiano estrechó su mano durante aquella cita y todos los que interactuaron en el escenario, casi al final en la potente versión de ‘Stagger Lee’. Todo esto, con la ejecución magistral como telón de fondo de The Bad Seeds con Warren Ellis como su figura más notoria. La banda maneja a la perfección el ritmo y el desenlace en cada canción. Hay quietud, calma, tensión, caos, distorsión. Todo en su justa medida. Hermoso momento es la participación de la única invitada de la noche, la soprano danesa Else Torp, en la canción ‘Distant Sky’ de Skeleton Tree.
Me dirigí con total curiosidad al encuentro de Nick Cave and The Bad Seeds y la experiencia resultó ser asombrosa e inolvidable, de una profunda intensidad que traspasó, para nuestra fortuna, la pantalla. “And some people say it’s just rock and roll/ Oh but it gets you right down to your soul”. No puedo estar más de acuerdo con sus palabras. Distant Sky, un imperdible.