Más de una década tuvo que pasar para que Asamblea Internacional del Fuego editara un nuevo disco. Dialéctica negativa, publicado en octubre de este año, es el regreso discográfico de la banda luego de una gira a Europa, una separación y un retorno a los escenarios alimentado por la reedición de sus anteriores títulos en formato de vinilo.
Con un nuevo trabajo, los planes de Emilio Fabar (voz), Juan José Sánchez (guitarra), Fernando Peñailillo (guitarra), José Miguel Canales (bajo) y Gabriel Oporto (batería) se han revitalizado. El próximo 13 de enero participarán del MFest, en una noche que los reunirá con Tenemos Explosivos y Marcel Duchamp. Luego, mostrarán sus nuevas canciones en Argentina y México.
Emilio Fabar responde a continuación las Diez Preguntas de POTQ sobre Dialéctica negativa, los años recorridos y también otros asuntos.
– Asamblea volvió a tocar hace algunos años ya. ¿Cómo fue el proceso de creación del disco? ¿Estuvieron preparándolo desde entonces?
Lo que nos ha convocado siempre es la construcción de canciones, entonces una vez que nos volvimos a acoplar en 2010, fue lo más normal pensar en retomar esta tarea, porque además había varios textos y músicas para comenzar a trabajar.
El proceso fue súper accidentado, nos costó muchísimo retomar ese ritmo más vertiginoso de los primeros tres discos. Luego comprendimos que ya no teníamos los mismos tiempos, así que lo tomamos con calma, pero el camino fue complejo. Implicó repensar la forma de trabajar y repensar los tiempos.
– El nombre del disco viene de un concepto filosófico y se conocía antes de que éste se editara. ¿Cómo llegaron a definirlo?
Sí que lo sabíamos eso, no somos tan originales que digamos. Yo había leído a Theodor Adorno y me daba vuelta mucho la idea. En un momento tenía cierto miedo de ser muy patudo, pero creo que uno tiene que tomar e interpretar, perder esos miedos casi sacros. Hay que apropiarse de los autores, de las palabras, de los textos y también de las razones.
– “Para nosotros no fue tan solo hacer canciones, para nosotros quizás tenga que ver más con la autodefensa”, fue lo que publicaron al liberar el disco. ¿Qué significa entender la música como autodefensa?
Para nosotros, la música es una herramienta, una vía para escapar de la monotonía. No venimos de la academia ni nos une el altruismo, para nosotros no es un hobbie. A nosotros nos trae la circunstancia y desde ahí construimos, por la necesidad de echar afuera un poco de los demonios que nos atormentan.
– El hecho de que haya pasado tanto tiempo desde el disco anterior implica también que ustedes mismos han cambiado. ¿Cuánto influyó eso en las letras? ¿Hoy buscan otros temas o enfoques?
Evidentemente uno va cambiando, va teniendo más herramientas y al mismo tiempo le van pasando cosas. Yo creo que Asamblea sigue teniendo ideas fuerza irrenunciables, pero vas manejando más formas para encarar estas ideas. Desde ahí, teniendo en cuenta ese “envejecimiento”, me gusta mucho el resultado que se obtuvo con este nuevo disco.
– ¿Es la memoria el tema principal del disco?
Sí, la memoria es un tema central para nosotros. No tan solo en este disco, pero en Dialéctica negativa es la idea fuerza que atraviesa todos los temas. Creo que es más notorio, en tanto también en los textos se abandonó un poco la metáfora y las ideas se simplificaron, en beneficio del relato.
– En Dialéctica negativa hay varios personajes: Quilapán, José Liendo, Lumi Videla, Ulises Lima, Irene. ¿Qué significan ellos?
Los personajes y los lugares construyen un mapa que habla de un tiempo. Cuando se cimentó lo que seria Dialéctica negativa, había una necesidad de ilustrar ese pedacito de memoria. Claro, lo hacemos desde el respeto, desde el acto simple pero estricto de reconocernos en estas personas y hacerlos habitar esta música. Para nosotros, si alguien, un muchacho, se pregunta por un minuto quién es Lumi Videla, por qué nombramos la población Agüita de la Perdiz o los cordones industriales, algo habremos aportado a la construcción de nuestra memoria. Nuestra memoria es el único reducto que permitirá no ser completamente derrotados.
– ‘Cúbito/radio’ es una canción enigmática por su introducción, su título y los lugares que nombra. ¿Qué pueden decir al respecto?
Es una canción urgente y necesaria para purgar la pena, recordando lugares donde transitaron mejores tiempos. Es la canción más difícil de Dialéctica negativa y quizás ahí radica su hermosura. Es la canción que no quería cantar.
– Asamblea es una banda que pone cuidado en lo que dicen sus canciones. ¿Qué otra música chilena destacarían en este aspecto?
Aquí hay muchos grupos y solistas que se curran un montón sus letras, que le ponen ojo. Hoy por hoy ya no puedes llegar y soltar cualquier pamplina solo en beneficio de la melodía… bueno, sí que puedes, pero creo que se va poniendo más atención al texto.
En esto hay gente que hace una pega re buena. A mí me gusta muchísimo lo que hace Joaquín Contreras de Marcel Duchamp. Del folklore, me encanta Quelentaro y esa crudeza sin ningún tipo de concesión. En el hardcore me gusta mucho lo que hace Declive. También me gusta Luanko Minuto Soler, que hace hip hop en mapudungún, eso es complejísimo y es ir un paso mas allá. Fernando Milagros es buen letrista, también me gusta lo que hace en una música más pop. Es mezquino eso de hacer listas, pero hay harta gente buena haciendo letras.
– Más allá de los temas de las letras, ¿hay algún elemento local o latino en la música de Asamblea?
Recuerdo haber estado de gira y más de alguna vez platicamos con los muchachos lo equivocados que estábamos al construir mirando siempre ese modelo tan gringo, esa forma tan ajena, esa estética tan vacía muy propia del hardcore punk. Siempre le habíamos dado una vuelta más y ya desde antes habían citas al imaginario sudamericano, pero al estar de gira en Europa comprendimos a cabalidad que teníamos que nutrirnos de lo propio; venir desde lo que teníamos frente a nuestras narices, nutrirnos de la raíz de otras músicas que estaban aquí, tan a la mano. Eso fue súper determinante.
– Después de muchos años tocando, ¿qué es lo que sigue motivándolos a tocar en vivo y hacer discos?
Si soy sensato, no tengo idea. De hecho, me lo pregunto de manera frecuente, pero tocar en vivo es como jugar a estadio lleno: te gatilla cosas muy hermosas, te mueven fuerzas que tienen que ver con lo irracional. Cuando lo piensas con cabeza fría puede ser un ejercicio muy desesperanzador y caes fácilmente en el cuestionamiento. Ya tuvimos mucho camino recorrido como para pensar devolvernos. No sé, básicamente uno ama esto y el amor siempre puede ser el motor para subirse nuevamente a la tarima.
Foto: Viviana Pérez Figueroa.