Foto por Felipe Retes Álvarez
Pasamos corta revista a la cada vez más extensa oferta que el hip-hop chileno tiene para entregar en la actualidad y elegimos -con mayor o menor acierto- 10 discos que consideramos merecen, de alguna manera, una mención extra en el tiempo. Las escusas para inventar listados pueden ser infinitas, eso ya todos lo sabemos, pero la gracia que posee ésta es que ninguno de los trabajos mencionados tiene más de un año de existencia, que todos fueron liberados de manera gratuita y que son una buena puerta de entrada a una escena que rauda pero sin prisa va edificando cada vez mayor autonomía, sin perder una gota de autenticidad en el camino.
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RAW CORP – SIN FAMA SIN GLORIA: Un disco ágil y frontal que logra hacer de la reminiscencia una disciplina estricta, muy ajustada al gusto por aquella actitud propia del rap norteamericano en la flor de los ’90 y tributario de la escuela de mayor aspereza, aquella enfocada en la construcción de agresivas baterías y ritmos bruscos. Muy recomendado para quienes gusten de la Golden Era más ruda, la de Lords of the Underground, Mobb Deep, o Fu-Schnickens.
MENTE SABIA CRU – JARDÍN DEL SÓTANO: Uno de los mejores y más acabados trabajos de esta agrupación cuyo nombre hace rato resuena en cualquier repaso que se precie, consecuencia de la seriedad y el compromiso manifiesto que infunden a cada track. Mente Sabia Cru nos trae esta vez un disco maduro, portador de una oscuridad sin caricaturas pero que hace mella en varios tópicos de sombrío origen. Una postura que pareciera querer desmarcarse del referente Bukowskiano, lugar común entre los raperos chilenos que buscan demostrar cierta habilidad poética.
PORTAVOZ – ESCRIBO RAP CON R DE REVOLUCIÓN: La voz más característica de Salvaje Decibel y uno de los raperos de mayor talento en nuestro país. Portavoz confirma la convicción de su discurso y no deja lugar a duda alguna acerca de cuál es su intención final al momento de hacer música. Sin querer queriendo instaura la discusión del arte como un medio y no como un fin en sí mismo, y para ello acude al tópico esencial del hip-hop: la importancia del bombo y la caja. Así, la extensión completa del álbum se articula como un solo gran track, sin mayores oscilaciones estilísticas de por medio, como un gran frontón uniforme de demandas sobre este sistema mercantilizado y mercantilizante.
MAREA + DJ SEE ALL – CLEPTÓMANO: El atractivo de “Cleptómano” radica en su falta de condescendencia para con la mayoría de los lugares comunes y estancias que posee el género que cultiva. Suena descaradamente rapero, sin mofar ni homenajear aquella postura (si bien hace uso del traumatismo hardcore e instaura preguntas poco habituales como “¿cuándo nos matamos?”). Así, este disco bastardo de Dead Jonkie busca descolocar en vez de impresionar o enceguecer, acción digna de ser señalada en medio de la creativa uniformidad del panorama chileno.
FEN – LA AUTOPSIA DE CALÍOPE: Dada la dinámica de la producción local de música rap, un buen disco de beatmaker es al mismo tiempo un termómetro de su época en cuanto a la calidad y diversidad de los MCs. Una panorámica del instante desde el que surge, sobre todo por lo reducido del circulo de hacedores de pistas versus la demanda de beats para cumplir con las necesidades de los rimadores de turno. En este caso, un granado tropel de versadores dibujan el embrujo de “La Autopsia de Calíope”. Ojo con Nadie, del grupo Rapalapar, poseedor de uno de los skills más inteligentes de hoy en día y quien gana en número de intervenciones y en destreza.
SELLO PERSONAL – GENERACIÓN DEL FUTURO: Un disco ambicioso a primera vista, pero que construye su apetito en base a trabajo y seriedad, hecho que queda manifiesto en todas las intervenciones posibles que el proyecto se permite: los promocionales por internet, el cuidado de la gráfica, los videos, etcétera. Aquí hay un interés por la búsqueda como concepto: de formas musicales inéditas, de renovados intereses temáticos y de nuevas estructuras letrísticas. Por lo mismo, “Generación del Futuro” es planteado como una forma de abordar -aunque con una buena cuota de ingenuidad- preguntas de corte metafísico y orden existencial, en un giro propio de una escena que ya agotó el recurso del ego trip.
JOHNY ALEN – SANGRE O SAL: Oscuro, intrincado y a veces críptico, “Sangre o Sal” posee la coherencia del que sabe lo que no quiere y lucha por conservar el celo de la voluntad artística. Queda claro cuáles son las intenciones del dúo en temas como ‘Croquis’, en donde se rigen por las lecciones que la historia del hip-hop nos ha brindado, pero dejando entrever cierta conciencia extra en torno a la intención final de armar un disco en virtud de una idea. No llega a ser conceptual del todo (ni tampoco lo pretende), pero el ánimo por buscar nuevos enunciados y territorios inexplorados dentro de lo anquilosada que puede resultar la archiprobada fórmula rapera sí crece de forma sostenida.
ARIEL SOZA – CABARET ORDINARIO: Como productor y beatmaker, Ariel Soza siempre ha habitado un terreno limítrofe, a medio camino entre la experimentación y las fórmulas de producción habituales del rap. Es el juego de la doble mirada sobre las herramientas a partir de las cuales se construyen los discos en la actualidad (dígase Fruity Loops o cualquier otro programa informático para hacer música), siempre desde el filtro de la precariedad del recurso. “Cabaret Ordinario” recoge todo eso. A ratos se trata de un álbum de rap estricto, lleno de colaboraciones vocales, que también tiende a tropezarse por sobre el ruidismo y lo caótico de la interferencia. A veces vomitivo, a veces sensual, puede perder fidelidad sin trocar calidad.
EL OSS – FANTASMAS: Ritmos osados y de asombrosa simpleza dan forma a este trabajo, característica coherente con la intención lírica y la cuidada faena tras las formas del discurso de El Oss. La apuesta va por el lado del intimismo, abundante en pausas y espacios de protagonismo cedidos a la musicalización y al sample, sin quitarle el lugar primordial a los textos. Un disco hacia adentro tanto en lo textual como en lo melódico, dado a generar sedosas texturas redituarias de cierta estética jazzy de los años ’50. “Fantasmas” suena elegante, simple, sincero y sin excesos innecesarios. La reutilización del recurso soul roza lo meloso del cliché en algunos momentos, pero sin duda alcanza a pasar digno la prueba de la originalidad
JAZZ MUY TARDE – INDOOR: En un espacio donde todos desean diferenciarse a costo de lo que sea necesario (incluso a riesgo de perder credibilidad y calidad artística), Jazz Muy Tarde logra la desmarcación con un sonido asombrosamente limpio, en detrimento del mal del cual adolece gran parte de la producción local reciente. La fórmula de “Indoor” es sólida, además, porque fluye por dentro de tópicos musicales no manidos ni acostumbrados en su género, cosa atribuible tal vez a que el esquema de la agrupación cabe más dentro del concepto de banda (principalmente en virtud de la inserción del saxofón como parte importante de todo el trabajo). Rap con instrumento hay mucho (y muy bueno, por cierto), pero quizás canciones como ‘El Barto’ indiquen cuál es la diferencia entre lo que hace esta agrupación y el resto.
Agradecemos al portal ImperioH2 por alojar y permitir la descarga de gran parte de estos trabajos.