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Diez caminos para llegar a Umbral de Las Brumas

Diez caminos para llegar a Umbral de Las Brumas

Hace casi una semana, la banda liderada por Yanara Zarhi llegó a todas las plataformas digitales. Un trabajo tan de la tierra como el aire, ocho canciones que no discriminan género y que se dan la libertad de pasear por todo el imaginario de vida de la artista. Justo un día de su lanzamiento en vivo, la cantante nos cuenta cómo fue construyendo lo que hoy llamamos Umbral, un debut que mutó y tardó, como puedes leer en nuestra entrevista, pero que abandona el ritual y se convierte en realidad tangible.

A continuación, diez caminos para llegar a Umbral:

Twin Peaks

Si hubo un mundo que me atrapó para siempre fue el de David Lynch, y una vez dentro de él, sentí que todo el misterio, la oscuridad, y el drama que escondían sus obras, podían concentrarse en Twin Peaks, serie y película, en un lenguaje demasiado peculiar que definían los personajes con cada historia; la música, las locaciones, las dimensiones desconocidas y el mundo onírico. Fue algo que me hizo sentir alerta cada día, porque aunque todos sientan que Lynch es demasiado bizarro, muchos días me encuentro frente a una situación que podría pensarse ‘’Lyncheana’’ y luego pienso eso de que ‘’la realidad siempre supera la ficción’’, solo que hay que estar atentos.

My Bloody Valentine

La primera vez que los escuché con ‘Strawberry Wine’, fue porque con un chico de mi colegio que apenas conocía, comenzamos a hacer intercambio de discos en mp3, en el boom de la piratería. Conocerlos significó para mí un antes y un después en lo que era escuchar música. Era una banda para escuchar en silencio, ni siquiera podía cantar las canciones porque, al menos en ese tiempo, me era imposible descifrar las letras por lo mimetizadas que sonaban con las texturas. Eso fue, la forma en que creaban capas y capas de texturas ruidosas pero a la vez demasiado dulces. Y los escuché, por suerte, muy temprano, por lo que me sorprendí y sentí que era la música más hermosamente extraterrestre que había escuchado.

Kate Bush – 50 Words To Snow 

El estado contemplativo y elegante de este disco, nunca logró abandonarme. Entró en mi pieza y se transformó en la banda sonora de todos los momentos en los que quise inyectarla, porque cabe en demasiados contextos, los solitarios sobretodo. Jamás me he sentido con un décimo de la rigurosidad o el virtuosismo de Kate Bush, pero siempre he admirado esos dones. Desearía crear atmósferas así de envolventes, escribir letras así de trascendentes, interpretar con la expresividad con que ella lo hace. Es la musa de las musas, la creadora más genial, mujer poderosa, desde niña, desde que supo lo que podía provocar.

“Cría Cuervos”

La presencia fantasmal de Ana Torrent en una historia de Carlos Saura, solo pudo llevarme a una abrupta revelación de la sensibilidad infantil. Nunca estuve de acuerdo con eso de que “todos los niños son buenos”. Al contrario, creo en la maldad desde el comienzo de las interacciones humanas, ni idea si sea un germen poderoso, o una experiencia que gatilla ese mal, pero esa maldad no me genera necesariamente rechazo, de hecho, hay algo de eso que me atrae, hay algo de casi toda locura que me atrapa, sin ningún orgullo, es probablemente un trauma, ¿y quién no quiere enfrentar sus traumas?

Violeta Parra – Composiciones Para Guitarra

Si existe una conexión profunda con este país ingrato, nace de ella. Me gusta pensar que es una fuerza que va más allá de todos, más allá de ella misma, porque con obras como esta me siento convencida de que un artista no es más que un catalizador, una médium para transmitir algo, sea lo que sea. Así que lo que une a ella es tan fuerte como inexplicable. Quizás sea el aislamiento geográfico y vivir al fin del mundo lo que genera una sensación de amor a la soledad y, al mismo tiempo, un temor a quedarse solo. Violeta Parra amaba su espacio solitario, amaba las distancias porque en ellas crecía. Pero jamás quiso quedarse sola con el proyecto más grande de su vida. Si todo pierde el sentido, y se siente la vida tan desdeñosa, es razonable querer entregarlo todo y retirarse, dejando obras tan hermosas de regalo.

Largo Viaje

Debo asumirme como una persona un tanto masoquista. Conozco mucha gente que odia ver películas tristes y sentirse mal, pero no sé por qué a mi me gusta tanto. Hace poco lo hablaba con mi hermana, y le explicaba que generalmente me ayudaba enfrascarme en una historia triste que no fuera la mía, para salir un poco del ensimismamiento y egoísmo típico de ‘’por qué me pasa esto a mí’’ y empatizar con historias (aún ficticias) que de seguro las hay más terribles que la propia. “Largo Viaje” me hace sentir así, como ‘’La Tumba de las Luciérnagas’’, porque puta que es difícil pensar en cosas más tristes que el sufrimiento infantil.

Pixies

Pixies fue la primera banda de mi absoluto gusto que me hizo sentir que podía tocar sus canciones en la guitarra, además de sentirme hipnotizada por la voz de Kim Deal. Habiendo aprendido muy pocos temas de ellos logré captar la atención de una chica de mi curso que me parecía inaccesible, y al mismo tiempo sabía que sería una compañera para siempre. Y así fue, seguimos tocando Pixies, juntándonos a cantar o quedarnos en silencio escuchando los discos, luego empezamos a tocar canciones de Las Brumas cuando apenas era un germen, pero fueron años de compartir una conexión inmortal con una persona que ahora está lejos, pero que si suena Pixies volveremos a sentirnos unas adolescentes cantando sus canciones favoritas.

Soda Stereo

Mi padre me fue regalando poco a poco, cada uno los discos de Soda Stereo y Gustavo Cerati. Lo comenzó a hacer cuando descubrió que teníamos un gusto importante en común y yo creo que se convirtió casi en un fetiche, una especie de prueba de que me conocía porque sabía mis gustos y eso demostraba su amor y dedicación. Él creció con Soda Stereo y me hizo crecer a mí también con ellos, conversábamos de los discos, de cómo fueron mutando y madurando de uno al otro, y después de los años que Cerati pasó en coma, llegué a su casa y me abrazó llorando como si hubiese muerto un amigo o familiar nuestro, sabía que era una pena compartida.

El insomnio

No hay nada más desesperante que olvidar dormir, porque ahí ataca todo: los fantasmas, la ansiedad, la pena, la frustración. Pero por cliché que suene, hay crisis que traen buenos exorcismos. Cuando eso se logra, se puede descansar por fin, y olvidar un rato la desgracia interna que en el fondo es puro autoboicot.

“La Náusea”

Curioso que dentro de los gustos que mi padre conocía, estaba Jean Paul Sartre. Así que por lo despistado que es, me regaló este libro una vez, y poco tiempo después, me lo regaló de nuevo. Me lo tomé como una invitación a volver a él, una y varias veces. Supongo que todos hemos sentido alguna vez el absurdo de todo, de un mundo hecho mierda por nosotros mismos, de nuestras relaciones deterioradas por nuestros propios traumas, de tener ambiciones pero de pronto sentir un desdén gigante frente a ellas. Entonces, mirar todo desde afuera, simulando que todo es desconocido, provoca una sensación de ridículo no muy alentadora, de hecho es desoladora, pero de nuevo, reconocerse con otros en lugares tan vagos de nuestra cabeza ayuda un poco a sentirnos menos solos.