Ahora entiendo a Jon Landau cuando escribió “he visto el futuro del rock and roll y su nombre es Bruce Springsteen. Y en una noche en que necesitaba sentirme joven, ha hecho que sienta que estoy escuchando música por primera vez”.
Playa Gótica en vivo me provocó un efecto similar. Mientras tocaban canciones bailables con malicia, el futuro del pop chileno apareció ante mis ojos.
Los fui a ver al Centro Arte Alameda la medianoche del jueves, en el marco del ciclo Moviendo el CFT. Se presentaron en El Living, abriendo una sesión que también contempló a Aeroparque, Las Olas y Patio Solar. Cuatro bandas por dos mil pesos. Abordable salvo por la hora: acabó cerca de las cuatro.
La vocalista de Playa Gótica es una estrella. Fanny Leona tiene algo que no se compra: carisma. Toneladas. Demanda estar en primer plano con su magnética presencia. Comunica con su voz, pero también con su cara, con sus manos, con su pelo. Cada partícula de su ser entra en acción cuando canta. Sabe hacer show: su sentido del espectáculo la llevó a bajar de la tarima y tumbarse boca arriba en el piso, dramática, sin dejar tranquilo el micrófono. Debería haber tantos gifs suyos bailando como fotos de Este Haim tocando bajo.
A la mitad de Playa Gótica, lo tuve claro: estaba presenciando algo que valía mucho más de lo que pagué. Me sentí en deuda de inmediato con ellos y con los que vinieron después. Hace unos días, en este sitio se escribió sobre Pop Subterráneo con desbordante entusiasmo. Quiero adherirme. Lo que se está incubando es de verdad especial. Posee los componentes de una escena y nada puede ser tan esperanzador como eso. Es una semilla que debe ser regada.
Admiro la forma en que estos grupos interactúan. Cómo no apreciar el acabado entendimiento que tienen de las redes de cooperación y su importancia. El viernes hubo otro encuentro, en el bar-pizzería Cortesano de Santa Isabel, donde se vendía un fanzine “hecho por todos nosotros”, como repitieron los que se presentaban (Chini and the Technicians, Amarga Marga, Medio Hermano y Paracaidistas). Caminan de la mano. En el turno de Medio Hermano, Chini gritaba los coros de sus canciones, y el cantante de Paracaidistas vociferó en el cover de ‘Número 2 en tu lista’ de Los Fabulosos Cadillacs.
Al finalizar, pasaron el dato de las dos tocatas que habría al día siguiente. Por un lado, Patio Solar, Las Olas, Pujem, El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco y Confesional, anunciados a las tres de la tarde en El Bosque. Por otro, Breakfast, Velódromo, Bedroom Dreamers y Niños del Cerro a las seis en Santiago. Había gente en Facebook con el hermoso dilema de qué ir a ver, otros planeando asistir a ambos eventos.
Lo que he visto me da muy buena espina. El humor de los electrizantes Paracaidistas, que me recordaron mucho a El Otro Yo, burlándose del rockismo al presentar un cover de Los Fresones Rebeldes diciendo que era de Iron Maiden. La experiencia que aporta Juan Fernando Rubilar, antes en Los Delis y La Reina Morsa, al que vi en la entrada de Cortesano cobrando la adhesión y luego como vocalista de Medio Hermano, donde también milita Leo Saavedra, ex Primavera de Praga, en la batería. La intensidad emocional que emite Chini cuando deja de cuestionarse lo que está haciendo. El orgullo comunal de Amarga Marga dedicándole un tema “a todos los que son de La Florida o aman La Florida”. El misterio que cubre las letras escondidas entre efectos de Las Olas, en una mancomunión de ruidismo y melodías pop. La fidelidad de los que se quedaron esperando hasta las tres de la mañana por Patio Solar. Podría seguir y seguir.
En líneas generales, rescato su proactividad. Que funcionen aparte del circuito formal, como sea, donde sea.
Tampoco aplaudo ciegamente. Creo que Amarga Marga debe añadirle otras referencias a su beatlesco y convencional power pop si su idea es no ser continuismo de Los Bunkers, tal vez escuchar más a Squeeze o Smithereens. Y sospecho que Playa Gótica y su hábil productor, Milton Mahan, tendrán duro el desafío de traducir al estudio la energía en vivo de Fanny (así me lo insinúan ‘Reptil no gentil’ y ‘Fuego’).
Si digo que me mostraron el futuro del pop chileno, en ningún caso significa que ellos específicamente sean el futuro del pop chileno. No escribo para analizar sus posibilidades de éxito, ni para hacer augurios sobre qué grupo llevará la batuta en unos años más. Pero sí estoy aquí para vaticinar el triunfo de una forma de hacer y ver las cosas. La que ellos representan. Ese entusiasmo que irradian es la actitud correcta. Se contagia. La nueva escena de pop chileno se irá fortaleciendo en la medida en que la motivación se traspase de una persona a otra.