Entre los 14 y los 18 tenía una fascinación importante por subirme a una micro cualquiera en Recoleta -la comuna en la que nací- y llegar al terminal en otra comuna, solo con mi discman. Luego tomaba otra de vuelta. Quería conocer lugares de Santiago que eran lejanos. Así llegué a Pirque, a la Ciudad Satélite, a Pudahuel y Peñalolén.
En esos tiempos eMule y Soulseek eran los mejores amigos que una podía tener para buscar todo lo que aparecía mencionado en Fotolog. Así escuché canciones de Calostro que se fueron directamente a una lista en mi mp3: “Musiquita para escuchar paseando en micro”, se llamaba. A ‘Los Moteles de Estación Central’ volvía una y otra vez. Lo mismo con el disco Una Razón (Canción) Para Salir De Casa.
En la medianoche de este miércoles, Calostro liberó vía Jacobino Discos un nuevo álbum grabado en vivo y titulado Antología, en el que se reúnen canciones compuestas por Mario Varas entre 1999 y el 2014. “El disco fue grabado en estudio, en una toma y con público por Pablo Muñoz, el 19 de enero del 2015. Él grabó y mezcló. Francisco Holzmann masterizó todo. Pablo Flores dio el vamos de subirlo al catálogo de Jacobino Discos, algo que nos debíamos hace tiempo, ya que fueron mi segunda casa. En la época de su primer compilado, grabamos varios demos que nunca salieron directamente con ellos. Los temas son una revisión por toda mi carrera. Hay temas compuestos el ’99 hasta temas nuevos, del 2014, todos compuestos por mí”, explica el autor de ‘Ciruelas’.
Le pregunté por qué se había demorado tanto en hacer algo así. “Porque soy un obrero”, me dijo. “Me demoré principalmente por eso: estuve estudiando y trabajando hasta mayo de este año, y recién ahora estoy recuperando un poco el tiempo. Es esa dicotomía entre lo que se quiere y lo que se debe. Me ha llevado años conseguir instrumentos. Cuando partí, lo hice con una guitarra robada a una ex. Mi primera guitarra propia fue una de saldo. Estoy acostumbrado a hacer las cosas con lo que tengo a mano. Entonces, esto igual es un salto gigante para mí”.
También le comenté lo hermosa que es ‘La Curva’, que me recuerda a ‘The Greatest’ de Cat Power, quizás por algunos acordes. “Pucha, siempre uso notas conocidas porque no cacho mucho de arreglos. A puro oído. Se parece un poquito. Ojalá que no alcance a ser plagio”, dice.
-“No, no, yo lo encuentro bacán. Me encanta eso de la música. Armarte mapas conceptuales de canciones de gente que ni se conoce y que chocan por segundos”, explico.
“Sí, igual creo que es bacán eso de que coincidan ideas en distintos lugares y contextos, especialmente a nivel artístico. En la ciencia ocurre harto y lo sabemos porque la historia nos ayuda con eso. Como la tele, o la radio, o el teléfono, cosas que de repente salen en distintos espacios. Por eso me da tanto miedo que no entiendan que la cultura funciona así y le pongan trabas a la reutilización, al remix y todas esas cosas. Entiendo que copiar descaradamente, a lo Led Zepellin, es una cosa, pero algo muy distinto es nutrirte de un contexto cultural. Sorry, me fui en la volá”, responde.
Las canciones de Calostro son cálidas. Son de tonos naranjos, como la luz que aparece en la calle antes de la hora del taco y huelen a ese hormigón de los estacionamientos, un aroma frío que ayuda a que no quemen (y uno de mis favoritos, además). Las canciones de Calostro son relatos de ciudad, de parques con perritos callejeros, de pase escolar, de tarjeta Bip! con saldo en negativo.
Por favor, regálense este disco: