En uno de los pasajes memorables de Chico Buarque: Artista brasileiro, Vinicius de Moraes asegura que la música brasileña es como una gran llanura, con varias colinas y pocas, muy pocas montañas. Según él, Chico Buarque es una de ellas. “Todo lo hace bien”, dice en una secuencia que llama la atención por partida doble: porque un patrimonio tan inmenso pueda ser descrito con ese rigor y porque sea Vinicius de Moraes, también una figura capital, quien entregue el elogio.
La escena sirve para dimensionar la estatura que Chico Buarque ha adquirido en el último medio siglo. Es músico, es novelista, es ensayista, es una figura política, es a la vez muchas cosas que el director Miguel Faria Jr. aborda a través de dos caminos. Por una parte, Ney Matogrosso, Laila, Mônica Salmaso, Péricles, Adriana Calcanhotto, Mart’nália, Carminho y Milton Nascimento, entre otras voces, hacen versiones de sus canciones y, a la vez, separan los capítulos de un relato que es conducido por el mismo protagonista.
Dicen que el realizador acumuló treinta horas de conversación con Chico Buarque y es ahí donde está la esencia de este documental. Chico se cuenta a sí mismo, como tituló un diario hace poco, y confirma algo que ya se adivina desde sus primeras canciones: es un narrador cautivador. Habla de la determinante relación con su padre, de su matrimonio, de la soledad, del exilio, de la censura, de su forma de componer, de su pasión por el fútbol, de su relación con la literatura, de sus hijos y nietos, de su aversión a la nostalgia, del samba y la bossa nova, de su hermano perdido en Alemania, de sus planes futuros mientras su tiempo de vida se acorta. Parece dispuesto a hablar de todo, mientras Miguel Faria Jr. ilustra cada uno de esos episodios con entrevistas pasadas, imágenes de archivo, fotografías en blanco y negro y escenas actuales.
Así, la historia supera a Chico Buarque y necesariamente termina hablando de Brasil. No solo de manera referencial, sino también en el modo de hacerlo: durante toda la película, que se extiende por casi dos horas, subyace siempre una suerte de alegría muy singular, un sentido del humor que de pronto aflora entre los recuerdos y reflexiones y termina por desbordarse. Es algo literal: lo adelantan sus amigos y el propio Chico Buarque lo confirma en varios fragmentos de la película, cuando comienza a contar una historia y es incapaz de terminarla, porque se asfixia con sus propias carcajadas.
Chico Buarque: Artista brasileiro se presenta este sábado 10 en el Cine Arte Alameda (18:00 hrs.).