Le gusta la perfo, hacer caras locas, usar ropas extravagantes. En el valor de la interpretación -e interpretarse- ha habitado toda su carrera, una bastante más grande que esa canción junto a Gotye de la que no vamos a hablar. Kimbra Johnson es oriunda de Nueva Zelanda, y desde su infancia se involucró en el arte musical siendo parte de Rockquest, una serie de concursos a escala nacional que la convirtieron rápidamente en una niña estrella. Compone desde los 10, toca guitarra desde los 12, y se convirtió en una autodidacta de su voz hasta estallar con ‘Smile’, su primer clip grabado en un programa infantil de la tele.
De eso ha pasado tiempo. Cuatro álbumes para ser específicas. A comienzos de esta década nos voló la cabeza con ‘Settle Down’, una canción que tal como lo anuncia su título, la ayudó a establecerse en el panorama musical mundial. Este 2019, y con dos estrenos frescos en el brazo, recibiremos a la cantante que entiende la música como el todo. Ninguna mueca es al azar, menos las palabras que ocupa en su composición. Porque si hay algo que disfruta Kimbra de ser un ente creativo, es el poder meditar cada una de sus decisiones, pensar cada palabra, cada prenda. Y en ese pulcro camino, es que libera Primal Heart, su disco del 2018 -y el que la tiene haciendo presentaciones hoy por hoy-, que además nos dejó una serie de reversiones.
“Muchas de las canciones de Primal Heart las escribí inmediatamente después de terminar The Golden Echo (su segundo disco, con data del 2014). Ese limbo se fusionó con el estar escribiendo para otras y otros artistas, un proceso muy interesante en el que pude notar cómo cambia el modo cuando se trata de componer desde otros órganos del cuerpo”, porque escribir de la cabeza no es lo mismo que escribir desde el corazón, mucho menos de la panza o el genital.
“Me pasó que muchas canciones que eran para otra gente, terminaron en el álbum. Puede sonar medio obvio pero no lo es cuando estás en ese torbellino de relato. Después me di cuenta que eran canciones mías y para mí, fue genial porque dimensioné que hay historias o experiencias que son primordiales no sólo en mi escritura, también en mi vida”.
Así fue cómo nos regaló un álbum biográfico de una joven de 28 años que ha tenido bastantes oportunidades artísticas pero que no ha perdido la paciencia. Aún cuando el trabajo fue fácil de grabar, se tomó cerca de cuatro años para ordenar cada una de las palabras que entregan canciones como ‘Top of the World’ o ‘Past Love’.
“Viajé un montón, recorrí Europa, fui a Etiopía dos veces”, dice como si a ella misma le costara creerse la suerte. “También levanté mi propio estudio en Nueva York, donde vivo ahora. Fue un proceso de hacer muchos demos en la comodidad del hogar, a horarios peculiares, eligiendo a los co-productores y compositores ideales para cada uno de los procesos que viví muy en mi intimidad”, entre los que destacan nombres que conviven tanto en el escribir como en las decisiones sonoras. Kimbra quería esa doble cara, y terminó trabajando con músicos como Skrillex, y el multiinstrumentista Lars Horntveth; además de gigantes como Ian Kirkpatrick, mente detrás de ‘New Rules’ de Dua Lipa o ‘Back to You’ de Selena Gomez.
En sus mismas palabras, su largo más concurrido. “Golden Echo fue mi trabajo de experimentación e imaginación, con muchos temas surrealistas, pero Primal Heart tiene este sentido de multitud. Eso sí, eso no significa que no sea un disco sobre mis experiencias, Primal Heart es un disco súper personal. Los personajes que interpreto en mis distintos relatos son los de mi vida y me parece que para hacer eso hay que tener mucho valor. Primal Heart es sobre el valor y la valentía que he tenido en mi vida”.
“No tardamos tanto en grabarlo pero sí fue largo de escribir. Quería hacerlo bien y también quería vivir mi vida ¿sabes? No fue un proceso severo respecto a encerrarme, prefería tomarlo como un río que tenía que ir fluyendo por el simple hecho de estar viva. Estoy en el final de mis veintes, quiero experimentar cosas que aporten a mi relato”, dice confesando que estuvo lejos de tener su mente sólo en armar un disco. “Muchas veces no estoy pensando en hacer canciones, a veces prefiero producir para otrxs artistas o simplemente vivir mi existencia”.
El tema es el qué vamos a sentir cuando nos entregue el trabajo final, dice. “Escribir es donde más me demoro porque quiero estar segura de que estoy dando mis mejores palabras. Una necesita tiempo para pensar sus palabras y decir lo que realmente quiere decir. Mudarme a Nueva York me hizo mucho más paciente”.
Las ventajas de entender tan bien tu historia -y de tener un estudio en casa-, es que puedes hacer y deshacer tus piezas. Eso fue lo que la cantante hizo con cuatro de las canciones del Primal Heart. Una reimaginación.
“Tuve la necesidad de hacer que la gente se sintiera de manera distinta frente a las canciones, quería que las escucharan desde otros colores. Llevé los temas a la forma en que sonaron en la primera pasada de escritura, muy en bruto, íntimo”, quería generar una conexión mayor y por acá creemos que se logra. Nos encantaría escuchar ‘The Good War’ en versión reimaginada.
El estreno de octubre, titulado Songs From Primal Heat: Re-imagined, presenta a una Kimbra con menos colores, menos saltarina. Ese estado es la transición entre la euforia y la reflexión en la que se ha encontrado los últimos meses. “Estoy muy en la poesía en este momento, tratando de llevarme con las palabras de manera pura, entender todo lo que hago y digo. No sé para dónde irá pero estoy emocionada por mostrarles lo que salga”.
Pero no sólo de escribir vive la artista, porque actualmente está puliéndose en el arte de la producción para otrxs. “Es muy emocionante trabajar con muchas personas, con muchos talentos”, adelanta sobre esta faceta que la emociona tanto como le hace sentido, sobre todo en cuanto a cómo se nos ve a las mujeres en la industria.
“Me pone en un gran ánimo el ver que ahora hay más reconocimiento para las músicas y artistas pero desde la parte técnica, no tanto como ‘la cantante’ o ‘la chica del entretenimiento’. Me alegra ver nombres de ingenieras, de productoras, de sonidistas, mujeres que siempre han estado trabajando duro y ahora son reconocidas, son esenciales para las que recién empiezan o están en niveles más novatos”, parte identificándose con el tema. Cómo ella pasó de ser la frontwoman a ser el cerebro no sólo de su arte, también de otras y otros músicos.
“Está lleno de productores, muchísimos, todos. Siento que el trabajo de mostrar a las mujeres haciendo el mismo trabajo es elemental para que cambie el panorama, para que veamos a más mujeres componiendo, produciendo, que ocupen todos los espacios y tengan todas las posibilidades que se merecen. Que veamos headliners es un pequeño progreso que se está empujando con mucha fuerza desde atrás”.
Y en esa línea es que llega a Chile, a un evento compuesto en su mayoría por mujeres, entre ellas la reciente incorporación de Christina Rosenvinge, y la chilena Kinética. Campo Abierto, a realizarse este 19 de enero en la Explanada Centro Parque del Parque Araucano, responde a la tendencia de la que no podemos escapar: el motor de la música, al menos durante los últimos años, son las mujeres.
¿Qué discos disfrutó mucho durante el 2018? “Me gustaron muchos, como Damn, de Kendrick Lamar; Be the Cowboy de Mitsky, ella es increíble; Dirty Computer de Janelle Monáe; y también el nuevo de Beach House”. Si consideramos que Damn ni siquiera es del año pasado, la idea queda clara. Fue un año donde los proyectos de músicas dieron la cara, y entre la infinita lista habita el Primal Heart, su entrega más consistente que será repasada en extenso este sábado, eso sí, sin olvidar la historia.
“Estaré tocando mucho del Primal pero también voy a viajar en el tiempo porque es el debut y quiero que repasemos el pasado. Les recomiendo la experiencia en vivo porque es bien poderosa, somos sólo tres personas en el escenario pero logramos un gran sonido sin olvidar la intimidad que significan mis canciones. Tenemos un show lindo de visuales, habrán outfits locos y mucha diversión. Al final del día, sigo siendo Kimbra”.
Coordenadas para Campo Abierto:
Si conseguiste una entrada gratuita mediante Puntoticket, puedes hacer ingreso al recinto hasta las 14:00 horas. Si no alcanzaste, el valor de $10.000 te da acceso hasta las 14:00 horas, y por $20.000 tienes acceso libre de horarios.