La historia es archiconocida, pero no por eso deja de ser menos importante. Cuando corría 1988, la banda DeKiruza lanzó ‘Algo Está Pasando’, primer tema de rap grabado en suelo nacional, luego aparecieron en el mapa Panteras Negras con su ‘Rapulento’. Llegaron los noventas con Tiro de Gracia y Makiza explotando a la masividad radial del país. Durante el nuevo milenio los beats experimentaron nuevos horizontes con CHC y Como Asesinar a Felipes, hasta llegar a nuestra década junto a la nueva escuela. A treinta años del Big Bang, el Teatro Caupolicán fue el lugar escogido para celebrar el hito mayor, fiesta que conjugó las tres ramas y que congregó a los nombres más importantes de la cultura hip hop.
Los primeros en encender al público fueron los clásicos Tiro de Gracia, tras los potentes pasos de las chicas de D-Zone. Juan Sativo y Lenwa Dura repasaron parte de Ser Humano!!, aunque la voz ya no acompaña a Juan Pincel, no se hicieron problemas para cantar himnos como ‘El Juego Verdadero’ y ‘Viaje Sin Rumbo’. Si bien fueron los encargados de iniciar la celebración, los quince minutos que le dieron al dúo no le hicieron justicia a todo lo representaron durante la década del noventa. Merecían un poco más.
Durante las cuatro horas que duró el evento, uno de los puntos negativos fueron los problemas en los micrófonos que sufrieron algunas presentaciones, como durante lo hecho por Zaturno y Tapia Rabia al cantar ‘Lautaro’ o con Nacion Triizy. La guinda de la torta ocurrió temprano, en el turno de Zita Zoe cuando falló la corriente en las tornamesas, aun así, y con una evidente frustración, la también organizadora del Femme Rap Fest, esquivó con clase el desperfecto a punta de beatbox y freestaleando sobre la misma. La joven rapera solo alcanzó a cantar tres canciones con pistas.
La nueva escuela también se hizo presente de la mano de Rolando Fino y Fisher Showa, dos de los nombres más candentes del sello H Empire, se mostraron sueltos y confiados arriba del escenario, augurando un buen futuro para el hip hop nacional. El norte también se hizo presente con Empoderap, cypher compuesto por ocho mujeres que con una fuerte carga social engancharon rápidamente al público. Una de las más aplaudidas de la jornada.
¿Qué hacía Sergio Lagos animando el evento? Poco y nada aportó el animador de televisión a la celebración más que pifias y burlas por parte del público. Mal ojo en la elección.
Los 30 años del rap chileno también sirvieron para homenajear a aquellos que partieron antes, como Mc Browen de Shamanes Crew, recordado por Jimmy Fernández. También se le rindió homenaje, por parte de los b-boys Gravedad Zero a Bototo Speedneto, hombre fundamental dentro de la cultura hip hop y que fue honrado por la mayoría de los artistas presentes.
Todo el sentimiento de fraternidad y respeto que profesan dentro del movimiento, se vio interrumpido de manera abrupta por el desentendimiento hacia los nuevos sonidos y ramificaciones propias de algo tan grande como lo es el rap/hip hop. El arribo del trap ha separado las aguas y cuando llegó el momento de presentar a Nacion Triizy, nombre clave de estos ritmos, las pifias no se dejaron esperar. La chifladera no tuvo misericordia para Marlon Breeze y Paul Vaera, pero el dúo de profesionales hizo la vista gorda y despacharon un cortito pero efectivo set que incluyó sus hits ‘DMT’, ‘Géminis’ y ‘HQPAEW’. La unificación de estilos se materializó con la invitación de Margihuanero a cantar ‘La Vida No Es Recta’ de Rezonancia, allí los ánimos finalmente se calmaron.
El plato principal de la jornada estuvo reservado para los cumpleañeros DeKiruza, el conjunto comandado por Pedro Foncea repasó sus clásicos ‘La Bolsita de Neoprén’, ‘Bakán’ junto a Lalo Meneses, la seminal ‘Algo Está Pasando’, además de su más reciente single ‘Nuestro Idioma’ con Tiano Bless sobre el escenario. La sabrosura de los ritmos latinos que siempre ha profesado la banda, también resultó un poco extraño para el público, ya que fueron abandonando sistemáticamente el teatro mientras transcurría la presentación de los padres del rap chileno.
Tuvieron que pasar treinta años para que se le diera un reconocimiento masivo a algo que comenzó siendo muy de nicho y se convirtió en una forma de vida. Aunque quedaron muchos nombres en el tintero, esta primera celebración sirve de puntapié para honrar un estilo que ha sabido reinventarse a través de la historia, amoldándose a los nuevos tiempos. Hace 30 años algo pasó y seguirá pasando.