La imagen que acompaña esta nota: ¡mujeres tocando guitarra en el siglo XIX! ¡Tranquilidad, no te desmayes!
La Rolling Stone contó que Fender, la tradicional compañía de guitarras, le vende el 50 por ciento de sus instrumentos a mujeres jóvenes en Estados Unidos y el Reino Unido, y ¡boom! Internet explotó.
Aparecieron las Pattis, las Janis, las St. Vincent al baile. Los poquitos referentes que la industria ha permitido, inundando las primeras páginas, siendo compartidas en el mundo de Facebook por chicos que hace tan sólo unos meses lloraban porque el rock se muere, porque la guitarra eléctrica va en declive desde que el Washington Post tuvo la audacia de asegurar que no quedan héroes de la guitarra que inspiren a las generaciones venideras. Audacia porque donde tú no ves héroes, nosotras vemos más espacio, tal como lo expone She Shreds, revista especializada en guitarristas, que se tomó el tiempo de responder al reportaje del medio norteamericano.
“Un 50% de los compradores de guitarras eléctricas en los últimos 5 años han sido mujeres”, dice Fender, y todos esos medios que en el día a día nos repletan con artículos con nombre de hombre, saltan felices con una foto de Warpaint. Y nadie pensando en la parte de la declaración de la marca donde se apunta a cómo la mayoría de estas compras se hizo en línea porque las mujeres se siguen sintiendo intimidadas con el simple hecho de pisar una tienda de guitarras. Porque no nos corresponde.
Poco sirve saltar en un pie con el aumento de ventas de una empresa en semi-crisis, si a la hora de las noticias que producen relevancia, nos hacemos los locos. En tiempos de clickbait no parece descabellado que portales masculinos se suban a la moto de la visibilización de músicas, pero tampoco es una misión imposible el incluirlas en su línea editorial diaria.
¿Para qué queremos que las mujeres compren más guitarras si cuando nos regalan canciones no somos capaces de escucharlas, ni cubrirlas, ni contextualizarlas sin previo juicio?
Lo de Fender es la respuesta a una campaña de marketing que llegó tarde. Mucho tardaron en darse cuenta que somos el 50% de la población, que también disfrutamos de la música, y si nuestro privilegio lo permite, también podemos soñar con desempeñarnos en ella. No es novedad que somos las mujeres las que mantienen mucho de esta industria a flote; desde los tickets y merch que compramos, hasta nuestro compromiso con los proyectos que nos gustan. Y Fender recién se dio cuenta. Y los guitarristas del mundo están muy contentos con este breaking news. Wow, las mujeres compran guitarras.
¿Es una noticia positiva? No lo podemos catalogar, pero sí nos parece pertinente invitar a la reflexión de cualquier “buena noticia” que nos entreguen. Estrategias de consumo disfrazadas de feminismo no es algo que sólo pase en la música, pero podríamos empezar por cuidar el arte y a quienes lo crean, y bueno, en ese grupo también habitan mujeres, con dedos y oídos para tomar un instrumento y hacerlo tan suyo como Slash.
No nos sirve que partas tu nota diciendo que el futuro es femenino si nos metemos a tu home y no vemos más que hombres. El 50% de las personas que tocan guitarra son mujeres, y tuvimos que esperar que Fender lo dijera para que te lo creas. Y compran guitarras. Y tienen bandas. Y hacen canciones en su cuarto y levantan tocatas a la que nadie llega. El 50% de las personas que tocan guitarra -mujeres- necesitan bastante más que tu palmada en la espalda por haber ahorrado y atreverse a replicar este hobby tan varonil. El 50% de las mujeres toca guitarra. Menos felicitaciones y más tribuna.